Saturday, July 15, 2017

Los seres y su origen

         Estamos acostumbrados a un espectacular amanecer del sol o a ver el colorido de un pájaro tropical. Nos parecen cosas normales. El universo tiene sus leyes y la vida las suyas. Pensamos que ocurren las amaneceres, o vuelan los pájaros tropicales, por dichas leyes; sin embargo fue C.S. Lewis quien se dio cuenta de que esto no era así. Las leyes no producen nada del mismo modo de que por hacer la suma de diez mil euros más cinco mil euros no aparecen milagrosamente quince mil euros en mi bolsillo. Cada hecho ocurre según unas leyes pero no por esas leyes. Cada cosa que existe es algo portentoso. Su origen va más allá de unas leyes, y se trata de una poderosa voluntad que llama a la existencia.

            A la hora de entender la relación entre los seres, observamos que hay parecidos y diferencias entre ellos: ésta es la idea análoga de los seres, que ya explicamos. No somos vegetales super-desarrollados ni dioses inferiores; somos hombres. Esta frase pretende ilustrar la afirmación de Aristóteles de que “el ser se dice de muchas maneras”. Ser es un término más completo que existir; pues tanto existe un hombre como un pájaro, pero un hombre es más que un pájaro. El ser o los seres son graduales, tienen mayor o menor importancia. Esta gradualidad viene determinada por su esencia o modo de ser: árbol, lagarto, león, etc. Incluso dentro de una misma esencia o naturaleza cada individuo participa de un modo particular.

            A la hora de entender el origen de la relación entre los seres, Tomás de Aquino, en sus cinco vías para la existencia de un último fundamento de la realidad, afirma que es posible llegar mediante la razón a un ser al que todos los demás deben su existencia. Lo hace mediante sus famosas cinco vías, de las que pasamos a exponer un apretado resumen:

1ª vía: Todo lo que se mueve es movido por otro, y éste por otro. Pero no se puede alargar indefinidamente la cadena de motores. Tiene que existir un primer motor inmóvil –si fuera móvil habría otro antes- que mueva a todo lo demás, porque de lo contrario no existirían ni motores secundarios –intermedios- ni movimientos últimos.

2ª vía: Todo efecto se debe a una causa, que a su vez es efecto de otra causa. Pero no se puede alargar indefinidamente la cadena de las causas. Tiene que existir una primera causa incausada –si fuera causada habría otra antes- que produzca las causas secundarias y los efectos últimos.

3ª vía: Todos los seres materiales, contingentes o limitados, alguna vez no fueron. De tal manera, que si el primer motor o causa fuera un ser limitado hubo un tiempo en el que no hubo nada. El problema es que de la nada, por sí misma, no sale nada y ahora tampoco habría nada. Por tanto junto a los seres contingentes, materiales, tiene que existir un ser necesario e inmaterial o incorruptible, del que todos los demás seres dependen.


4ª vía: Lo más o menos perfecto se dice respecto a un máximo de perfección . Los seres parcialmente perfectos se dicen respecto a un ser máximamente perfecto. Como hemos estudiado, todo ser conlleva una verdad y un bien. Por tanto el ser totalmente perfecto es máxima verdad y máximo bien.

5ª vía: Vemos que en el mundo las cosas se mueven según unos fines determinados. La finalidades de las cosas están dispuestas de un modo inteligente. La inteligencia es una propiedad inmaterial. La conclusión del razonamiento es la orientación de las leyes de la realidad material y de los primeros principios a una inteligencia ordenadora y espiritual.

            Un padre me contó una vez algo que le dijo un hijo suyo, cuando el chaval tenía unos doce años: “Papá me he dado cuenta de una cosa: tú eres, pero podrías no ser. Yo soy, pero podría no ser. Sin embargo, Dios es y no puede no ser”. Sin saberlo, este chico resumía muy acertadamente la metafísica de Tomás de Aquino.


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