Monday, July 03, 2017

Hombre y mujer

La diferencia entre hombre y mujer tiene una evidente razón de complementariedad. Una complementariedad que, con frecuencia, mueve a la atracción y a la alegría.

Existe una dimensión física, psíquica y espiritual en los distintos sexos. La mujer suele tener una mayor capacidad de escuchar; en este sentido tiene una condición más contemplativa que el hombre. El hombre tiende a ser más activo, más emprendedor. Por otra parte, la mujer llega con más facilidad a captar el fondo de la persona del hombre. Al hombre le cuesta más por quedar más condicionado por el aspecto físico de la mujer. Es curioso contrastar cómo aunque el hombre tiene mayor fuerza física, la mujer posee, con frecuencia, un mayor aguante ante las adversidades. Por ejemplo, es notorio que una viuda tiene mucha mayor capacidad que un viudo para adaptarse a su nueva situación.

La distinción hombre-mujer no es algo gradual; es decir, contiene distinciones profundas, siendo ambos poseedores de la misma dignidad. La conciencia propia no es solamente lo que fundamenta la feminidad o masculinidad, sino el propio ser natural  sexuado de cada persona. Las posturas materialistas, al pretender eliminar el espíritu, reducen la distinción hombre-mujer a elementos bioquímicos y afectivos.
           
El atractivo físico, psicológico y afectivo se ordenan al atractivo personal. La persona es el ser que elige sus propios fines y -por tanto- el ser que puede ser querido por sí mismo; no por el beneficio que dé. Lo más genuino del espíritu humano, el núcleo de la persona, consiste en su capacidad de salir de sí mismo, de darse. En relación con este motivo la mutua donación del hombre y la mujer lleva inscrita la posibilidad de generar nuevas vidas.

Respecto a la sexualidad diremos que es un medio para demostrar el don de sí abierto a la vida. Toda utilización fraudulenta de esta dimensión humana dificulta la capacidad del hombre para amar. El repliegue de la sexualidad sobre sí misma no puede camuflarse de espontaneidad, porque la espontaneidad humana no es la del animal. La sexualidad trivializada reduce al hombre a objeto de satisfacción de su instinto; el hombre no se libera… se encadena a sus apetitos. Las manifestaciones de sexualidad desvinculadas de compromisos son falsas, aunque se disfracen de autenticidad e incluso de nobleza. Esto ocurre, porque la unión de los cuerpos no representa en este caso una unión de la totalidad de la persona, ni las consecuencias naturales de esa unión. En tales relaciones puede faltar autocontrol, autoestima, sentido común y sentido de responsabilidad. 

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