Saturday, July 15, 2017

El origen del hombre

Como hemos visto antes, hay dos posturas distintas para explicar la evolución de la vida. Por una parte, la posición que afirma que todo el desarrollo del universo es fruto exclusivo del azar. Por otra, la posición que afirma que la evolución de la vida es consecuencia  de un orden inteligente planificado por una inteligencia creadora. Ambas posturas coinciden en afirmar la existencia de animales evolucionados, que llamamos homínidos, y cuyo surgimiento puede llamarse hominización. Pero en lo que se distinguen ambas posiciones es en la idea que tienen del surgimiento de la persona humana. Para la postura del azar, hominización y humanización serían un mismo proceso guiado por la casualidad. Para la escuela que sostiene la inteligencia creadora, la humanización supondría una preparación del organismo para llegar a un momento, a partir del que es posible realizar operaciones racionales así como para la constitución de la familia monógama y el cuidado de los hijos[1].

Recordemos algunas nociones históricas: El ser humano pertenece al género homo, especie homo sapiens sapiens. Para el surgimiento del ser humano hizo falta el surgimiento del bipedismo y de un cerebro desarrollado. Entre los posibles antecesores del ser humano se encuentran los siguientes:
a)  El australophitecus, de hace 4 millones de años. No pertenece al género homo.
b) El homo habilis, que se remonta a 2,5 millones de años. Era capaz de fabricar y utilizar instrumentos. Se extinguió 1 millón de años después.
c) El homo erectus, su origen data de 1,8 millones de años. Utilizó el fuego. Se extinguió hace 200.000 años. Era capaz de tallar piedra.
d) El homo antecesor: En la sierra de Atapuerca de Burgos (España) se encontraron restos de seres humanos de hace unos 800.000 años. Las investigaciones demostraron que se trataba de una especie nueva perteneciente a las primeras poblaciones  llegadas al continente europeo. Es un antecesor común de neandertales y cromañones.
d) El homo sapiens. Hay dos subespecies: el neandertal y el cromañón u homo sapiens sapiens. El neandertal vivió entre 200.000-30.000 años. Su desaparición puede estar relacionada con su aislamiento geográfico, debido a una glaciación. Enterraba a sus muertos y fabricaba utensilios en piedra. El cromañón es el prototipo de hombre actual. Era un ser capaz de creación artística o simbólica como lo manifiestan las pinturas rupestres. Aparece hace 40.000 años.

Gorilas, chimpancés y orangutanes no pertenecen al género homo y no existe ninguna conexión comprobada con un antecesor común.

Una pregunta de interés es esta: ¿Cuándo se puede considerar humano un fósil?  Es difícil saberlo, pero hay un testimonio inequívoco: los enterramientos de los muertos. Los más antiguos son de hace 65.000 años. El fuego es anterior al homo sapiens; pertenece a la cultura achelense de hace  400.000 años.
           
           Todas las especies del género homo dan muestras de actividad racional y de cultura, antes no ocurre así. Restos de colonizaciones hacen ver que se ha dado intercambio genético y cultural entre el homo habilis y el homo erectus y entre el homo erectus y el homo sapiens.

        Desde la actualidad, es posible establecer un árbol genealógico común que entronca con poblaciones africanas. Algunos investigadores tienen la hipótesis de que toda la humanidad actual procede de una mujer africana de hace 150-200.000 años.

La humanización supone la aparición de la inteligencia; capacidad distintiva de los homo sapiens. Consideramos que el surgimiento de la racionalidad y la moralidad humana es una revolución esencial en la identidad del viviente. No se puede tener autoconciencia racional y moral a medias; se tiene o no se tiene, si bien caben grados de desarrollo.

Considerar la vida, más aún la humana, como fruto del azar es mucho más aventurado que afirmar que muchos abecedarios, combinándose aleatoriamente, den lugar a cualquier novela universal, como la de Don Quijote. El novedoso principio racional humano es el que puede llegar a escribir cientos de novelas y a construir molinos de viento.




[1] Cfr. Yepes-Aranguren.  Antropología, EUNSA, pp. 36-38.

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