Thursday, October 12, 2006

Una historia increíble

Hace unos meses mi amigo Luis recibió una llamada, desde Alemania, de un amigo suyo. Tal amigo le comentó que su mujer estaba embarazada por fecundación artificial. Se había diagnosticado al feto un gran bulto en el cuello de un tamaño similar a la cabeza y les habían sugerido la posibilidad de abortar. Luis, castellano directo, le comentó que a la barbaridad de tener un hijo por fecundación artificial no debía añadir el crimen de una criatura inocente. Su amigo se enfadó con él por tan rotunda respuesta; quizás sin reparar que había llamado para pedir consejo. Tras algún tiempo el amigo de Luis volvió a llamarle para decirle varias cosas: Había desaparecido el bulto del feto, su mujer quería bautizar al niño cuando naciera; para lo que juzgó conveniente bautizarse ella también. Habían decidido llamar al niño Marcos Luis y querían que Luis fuese el padrino del bautismo del niño; cuestión que fue aceptada de inmediato. Queda algo más: El amigo de Luis estaba casado civilmente con su actual mujer; pero con anterioridad se había casado por la Iglesia con otra señora. Recientemente le ha llegado un comunicado de la parroquia donde se casó para decirle que aquél matrimonio no fue válido porque el sacerdote que lo celebró no tenía las oportunas licencias. El próximo día 3 de diciembre tendrá lugar el bautizo del niño.

José Ignacio Moreno Iturralde

Monday, October 09, 2006

La financiación de la Iglesia

El sostenimiento material de la Iglesia para que pueda realizar su servicio de la Palabra, de los Sacramentos y del testimonio de la caridad es, ha sido y será siempre una responsabilidad de sus hijos y una obligación nacida de las exigencias del mandamiento del amor que les vincula y une con su Señor y Salvador. Las necesidades materiales –o económicas– de la Iglesia, inherentes intrínsecamente a la posibilidad del recto ejercicio de su misión, han sido siempre cubiertas por la generosidad de sus fieles, desde los mismos días de la comunidad de discípulos de Jesús y de la primitiva comunidad cristiana hasta el día de hoy. Las formas en las que se ha prestado dicha ayuda ha variado mucho a lo largo de las distintas etapas de su historia. Pero el principio de la contribución de los fieles ha permanecido inalterable como signo e instrumento obligado de su comunión con la Iglesia y sus Pastores. La intervención del Estado y de la sociedad civil con sus leyes y el ordenamiento jurídico de la propiedad y de la economía han condicionado, por otra parte, en todas las épocas no sólo las formas técnicas de las aportaciones de los fieles a la Iglesia, sino incluso su misma viabilidad. En primer lugar, cerrando o abriendo el espacio de libertad personal e institucional para que los ciudadanos pudieran aplicar los recursos económicos, de los que disponían, a este fin y, luego, valorando positivamente o no el papel de la religión en la existencia personal del hombre y en la vida de la sociedad, como un factor de extraordinaria importancia para el bien de cada persona –siempre en busca de una felicidad que trasciende lo que el mundo ofrece y puede ofrecer– y de la sociedad misma, que no puede subsistir sin valores morales compartidos y fundados en principios no cuestionables por el poder humano: los de la justicia, de la solidaridad, de la libertad, del amor y de la paz. El condicionamiento mayor, sufrido por y en la autofinanciación de la Iglesia –como hoy acostumbramos a denominar su sustentación a cargo de sus fieles o de sus bienhechores– a causa del Estado, ocurrió con las leyes de desamortización de principios del s. XIX que la despojaron de sus bienes, fruto de las donaciones generosas de generaciones y generaciones de cristianos a lo largo de muchos siglos. Esta masiva acción expropiadora del Estado cercenó decisivamente las posibilidades económicas del mantenimiento de la vida y el servicio pastoral de la Iglesia en sí mismas y, sobre todo, como resultado de la generosa aportación de sus miembros. Coincidían estas drásticas medidas desamortizadoras, impuestas a la Iglesia, con el comienzo de la creciente tendencia del Estado moderno a asumir y ordenar todos los aspectos de la vida social de sus ciudadanos con una consecuencia: la de fijar y dominar por la vía del sistema fiscal sus recursos económicos, estrechando crecientemente su capacidad de disponer libre y responsablemente de los mismos, más allá de los intereses y objetivos determinados e impuestos por la autoridad política. Los Estados democráticos subvencionan en la actualidad las más variadas actividades que los ciudadanos puedan desarrollar en el terreno del deporte, de las artes, de la cultura, etc., a fin de que puedan ser sencillamente viables. ¿Por qué no las actividades relacionadas con la vida y actividad religiosa? El derecho a la libertad religiosa es intrínseco a la persona humana y anterior a las leyes positivas civiles, sea cual sea su rango. O, dicho con otras palabras, teniendo en cuenta la situación española: el Estado, en su autocomprensión contemporánea, ha de posibilitar eficazmente que también sus ciudadanos –los católicos y otros ciudadanos que coinciden con ellos– puedan contribuir efectivamente a un digno y suficiente sostenimiento de la Iglesia católica. Una de las fórmulas, por directa y expresa, de las más estimadas en la Europa de hoy –con antecedentes muy evidentes en el siglo XX– es la de que puedan destinar para este fin un tanto por ciento de los tributos que pagan al fisco. De ella se ha hecho uso en el Acuerdo firmado por la Santa Sede y el Gobierno Español sobre asuntos económicos después de aprobada la Constitución de 1978 y que está a punto de ser actualizada. El Gobierno y la Conferencia Episcopal Española, actuando ésta con mandato de la Santa Sede, acaban de ponerse de acuerdo en que el porcentaje de deducción del impuesto, que se paga en concepto de la renta de las personas físicas, a favor de la Iglesia Católica, pase del 0’52 al 0’70 %, dejando el Estado de aportar cualquier complemento presupuestario propio a lo recaudado y exigiendo a la Iglesia el pago del impuesto conocido por el IVA cuando adquiera bienes que pertenezcan al ámbito de las actividades propias de su Magisterio, del Culto o la Liturgia y de la Caridad. Queda así eliminada la inseguridad jurídica que había ido creciendo en los últimos tiempos en torno a la forma de la actuación del Estado en relación con su responsabilidad de posibilitar la autofinanciación de la Iglesia y la participación libre de los ciudadanos en la misma. Con ello no se resuelve, sin embargo, en su totalidad –¡ni mucho menos!– el problema de lo que significan las necesidades reales de la financiación de la Iglesia en España. Así lo hemos venido explicando los Obispos Españoles con insistencia en las dos últimas décadas y lo debemos seguir haciendo en esta nueva coyuntura. Lo que se recauda por esta vía de autofinanciación de la Iglesia, facilitada por el Estado, no sobrepasa el 30% de lo que implican sus necesidades pastorales, entendidas y vividas con una gran sobriedad, tanto en lo personal como en lo funcional y estructural. En nuestra Archidiócesis de Madrid apenas supera el 10%. La solidaridad activa de los católicos con la Iglesia en España y en Madrid continúa siendo vitalmente imprescindible y no debe decaer ni en su volumen material, ni en su intensidad espiritual. Al lado de la colaboración por la vía de la deducción del impuesto sobre la renta, propiciada por el Estado, y que no cuesta nada al contribuyente, es preciso seguir ofreciendo la generosa aportación ordinaria y perseverante de todos los fieles en la medida de sus posibilidades –¡ésta sí cuesta!–, como fruto de la caridad eclesial y del amor fraterno que nos une en la Comunión de la Iglesia, cuya Cabeza es Cristo, el Señor, y nosotros sus miembros.

+ Antonio Mª Rouco Varela Cardenal-Arzobispo de Madrid

Thursday, October 05, 2006

DVD: El Papa en Valencia

INFORMACIÓN Y SOLICITUDES:

CASABLANCA COMUNICACIÓN
arvo@casablan.org
www.casablan.org

Tfno.: 923.26.13.03 - Fax.: 923.21.65.11
EN FAMILIA CON EL PAPA
LO MEJOR DEL V ENCUENTRO MUNDIAL DE LAS FAMILIAS
Goya Producciones


La familia, defendida, arropada, bendecida... por Cristo, a través de su Vicario en la tierra, Benedicto XVI. Alegría y esperanza en la fiesta celebrada en torno al Santo Padre por millón y medio de sus hijos en el V Encuentro Mundial de las Familias, en Valencia. Este impresionante DVD conserva vivo su recuerdo y su imperecedero mensaje.
CONTENIDO: - Película En familia con el Papa (35 min.)

-Extras Biografía de Benedicto XVI (2 min.)
Himno del V EMF (10 min.)
Mensajes del Santo Padre (64 min.): saludo en el aeropuerto; meditación mariana en el Ángelus; discurso de Benedicto XVI a las familias; homilía del Papa en la Santa Misa; palabras del Santo Padre en el Ángelus; palabras de despedida en el aeropuerto.

Duración total: 112 minutos.
Precio: 10 Euros.

DVD Dimensión educativa del ocio audiovisual


INFORMACIÓN Y SOLICITUDES:

CASABLANCA COMUNICACIÓN
arvo@casablan.org
http://www.casablan.org/

Tfno.: 923.26.13.03 - Fax.: 923.21.65.11

DIMENSIÓN EDUCATIVA DEL
OCIO AUDIOVISUAL

TELEVISIÓN-VIDEOJUEGOS-INTERNET-MÓVILES

FOMENTO DE CENTROS DE ENSEÑANZABISEL DE COMUNICACIÓN

La capacidad educativa del ocio audiovisual es enorme y cada vez ocupa una franja mayor del tiempo libre de los niños y adolescentes.
Distintos expertos analizan esa dimensión educativa y ofrecen criterios y soluciones para que padres y educadores sepan afrontar el reto de las nuevas tecnologías.

Duración: 32 minutos

Precio: 12 Euros.