Saturday, July 15, 2017

El papel de la conciencia

La conciencia  es nuestra guía a la hora de plantearnos actos morales a lo largo de nuestros días. Una persona debe obrar siempre según su conciencia ya que somos seres libres y, por lo tanto, responsables. Pero es muy distinto considerar a la propia conciencia como infalible o entenderla como una brújula moral que puede averiarse y que necesita de ayuda.

         El enfrentamiento diario con problemas destacables de nuestro mundo, respecto a los que parece que poco podemos hacer, podría llevarnos a una cierta indiferencia moral. Esto sería desconocer la dignidad del ser humano, por la que cada hombre representa a toda la humanidad. El  modo más eficaz de cambiar el mundo que se nos ofrece es cambiarnos a nosotros mismos. Las actuaciones en la opinión pública o política son, sin duda, importantes. Sobreponer tales acciones a la propia vida cotidiana personal supone un desorden, un desconocimiento del valor del ejemplo entre las personas, y una reducción equivocada de la vida de un inmenso número de hombres, que no tienen acceso a puestos socialmente privilegiados, a la insignificancia.


            La prudencia en la acción requiere una cuidadosa atención de la realidad, y un conocimiento propio que nos debe llevar a la necesaria petición de consejo como cualquier persona sensata hace al preguntar a alguien más experto que él sobre un dolor físico, o un problema profesional. Sin embargo, nadie puede vivir la vida por nosotros y tenemos que decidir en primera persona. Seguir un buen consejo es hacerlo propio, y esto supone un acto de libertad y de responsabilidad, no una declinación de ellas.

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