Monday, June 28, 2021

¿Qué es un padre? (vídeo)


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Juventud y vocación (vídeo)


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¿Qué es una madre? Vídeo


                                                             Vídeo José Ignacio Moreno

Wednesday, June 23, 2021

Educación y proyecto personal


La educación es una tarea ardua, necesaria y profundamente humana. Consiste en ayudar a desarrollar las capacidades de los alumnos, para que puedan desenvolverse en el futuro. La educación está en constante revisión: cuenta con una tradición tan extensa como la propia humanidad, pero debe adecuarse a los tiempos en los que se imparte.

Una educación competente ha de contar con un conocimiento profundo de lo que es el ser humano. Vamos a establecer cuatro aspectos fundamentales de toda persona, en los que abriremos unas líneas de reflexión y de actuación, orientadas a la tarea educativa. Estos aspectos los hemos llamado: cordialidad, conocimiento, libertad y convivencia. Después de un análisis de cada uno de ellos, esperamos obtener unas conclusiones que nos permitan ofrecer una educación más acorde con lo que es el ser humano.

Cordialidad

Todos necesitamos sabernos queridos y querer. Cuando una persona se sabe estimada y valorada, es más capaz de tener una actuación positiva. En niños y jóvenes esto es especialmente relevante.

            El lugar primordial para recibir afecto y darlo es la familia. Cuando en una familia los padres y los hijos están unidos, pese a los altibajos propios de la condición humana, se establece el ámbito más adecuado para la educación. Unos padres que tienen un amor incondicional a los hijos, y entre sí, dan una gran seguridad a la vida de los chicos y las   chicas. Las raíces de la educación, incluso el tronco, están en la familia. Si esto se vive y se entiende, la educación escolar anda sobre ruedas. De no ser así, la tarea docente se hace más difícil.

            El colegio no es la familia. pero puede ser una proyección de ella. En el colegio o el instituto se completa la educación que la familia imparte. Por este motivo, un centro docente que quiera ofrecer una educación de calidad ha de fomentar la comunicación con las familias de los alumnos. Si quiero educar bien, necesito conocer a los chicos y chicas a los que enseño. Esto requiere, en la práctica, tener unos horarios escolares que hagan posibles las entrevistas con los padres, a lo largo de cada curso. Además, lógicamente, son de gran interés las tutorías personales con los estudiantes, donde un alumno pueda hablar de las cosas que le preocupan con alguno de sus profesores. Sé por experiencia que cuando esto se hace con asiduidad y profesionalidad, el bienestar y rendimiento de los estudiantes mejoran. Por supuesto, lo anterior necesita basarse en un colegio con profesores competentes y una organización adecuada. Sin embargo, limitarse a un aspecto exclusivamente académico en un centro docente es recortar la grandeza de la educación.

            Otra dimensión importante de la cordialidad son los amigos y las amigas. Muchas veces la amistad surge del compañerismo, y el propio colegio es fuente de amistades entre los chicos. También las entrevistas de tutoría pueden ayudar un poco a mejorar las relaciones de amistad, en la medida que el alumno quiera. Hay muchas amistades muy positivas, pero también puede haberlas negativas. Una relación de amistad que no ayuda a ser mejor persona ha de ser modificada, por el bien de todos.

            Es de notable interés darse cuenta de que la familia en que nacimos no la hemos elegido, y generalmente nadie la quiere cambiar. Hay otras muchas cosas importantes de nuestra vida que están fuera de nuestra elección, como la fecha de nuestro cumpleaños o la medida de nuestra estatura. Tampoco solemos elegir los compañeros del colegio. Esto significa que tenemos que abrirnos a la realidad, especialmente a la de los demás. Puede que esto no sea siempre cómodo, pero es el fundamento de la sociabilidad, algo sin lo que no podemos ser felices. Salir de nosotros mismos para encontrar a los demás hace que maduremos como personas.

Educar la cordialidad, aprender y enseñar a querer ofrece un sentido positivo de la vida muy valioso en todos los aspectos humanos y, por supuesto, en el educativo. Esto hace a los alumnos ser capaces de afrontar con ilusión y esfuerzo sus estudios.

Conocimiento

            La raíz del conocimiento más significativo está en la admiración o el asombro ante algo de la realidad. Observar el firmamento, entender el funcionamiento del código genético, o saber utilizar con destreza un determinado tipo de maquinaria, son motivos de ilusión para una diversísima gama de alumnos. También conviene destacar que, si los conocimientos se imparten con comprensión y sincera estima hacia los alumnos, éstos adquieren una disposición muy positiva para el aprendizaje. Educar no solo con cabeza, sino también con corazón potencia con fuerza el conocimiento.

            Un buen profesor, con conocimientos y aptitudes pedagógicas adecuadas, puede ser un promotor de la formación e incluso de la vocación profesional de sus alumnos. Siempre me ha llamado la atención una cosa: cuando elevas a los alumnos a tu nivel de conocimiento en algún aspecto y haces una pregunta sobre algo que tú no tienes muy claro, con frecuencia los chicos y las chicas hacen valiosas observaciones al respecto.

            Es importante dar una formación común: enseñar a leer y escribir, y cada vez más hacerlo también en algún idioma extranjero, dar una cultura general y establecer unos conocimientos básicos es propio de la educación primaria. Pero hay que admitir la realidad de que los alumnos, siendo iguales en dignidad y derechos, son distintos en capacidades y tendencias académicas y profesionales. Es importante establecer una educación que refleje esta diversidad en planteamientos académicos plurales, flexibles y competentes. Una excesiva uniformización escolar, buscando una pretendida igualdad, puede cercenar la libertad y deprimir la propia noción de igualdad. En este sentido, me parece importante que a partir de los 14 años se ofrezcan itinerarios de Formación Profesional iniciales, que se abran naturalmente a otros superiores. Una educación secundaria obligatoria excesivamente igualitaria puede anular la ilusión y el rendimiento de bastantes estudiantes; de hecho, lo hace.

            Junto a la atención a las diversas aficiones y capacidades de los alumnos, es importantes enseñarles la importancia del trabajo. El estudio y las tareas escolares   suponen   disciplina. Van forjando un hábito que debe realizarse, frecuentemente, sin ganas, por conciencia del deber. Esto es algo importante para el proceso de maduración de los jóvenes.

La innovación educativa es clave, especialmente la tecnológica. Pero es muy importante que la tecnología sea un medio, no un fin. Las aplicaciones digitales y el uso de ipads, son valiosos instrumentos al servicio de la educación, si se aprenden a utilizar correctamente para saber más acerca de la realidad del mundo, de los demás y de uno mismo.

Todo el conocimiento tiene un fin: el amor por la verdad. Conocer mejor el mundo para intentar mejorarlo, aprendiendo también a conocer la verdad de la propia vida. Esto lleva a educar con profundidad.

Libertad

La libertad ha de buscar el bien; no solo el propio, sino también el de los demás. Realmente no se suelen encontrar a muchos que piensen habitualmente más en los demás que en sí mismos. Cuando encontramos a alguna de estas personas, nos damos cuenta de que suele ser bastante feliz. Educar en la libertad, con la consiguiente responsabilidad, es el modo más humano de educación. Requiere atender a varias dimensiones de las que comentaremos algunas.

Los padres han de tener libertad de elección del centro educativo que consideren mejor para sus hijos. Esto es un modo de avanzar en pluralidad democrática y pedagógica. El estado puede y debe ayudar a los padres en la educación de los hijos, sin imposiciones que ahoguen el derecho a la educación. La libertad de enseñanza no puede ser posible solamente para personas ricas que puedan financiársela; esto supondría una falta de igualdad.

Los profesores son una pieza clave en la educación. Es preciso valorarles con unas buenas condiciones laborales y no solamente con buenas palabras. Un profesor motivado para su desarrollo profesional se siente libre para ejercer su trabajo y tiene deseos de superarse.

Los alumnos tienen mucho que aprender; pero también se ha de fomentar que ofrezcan aportaciones personales, haciéndoles protagonistas de sus propios estudios. Es posible encontrar maneras de que niños y jóvenes sientan más suyos sus estudios, potenciando sus cualidades más destacadas. Para esto puede ser bueno que los departamentos de orientación escolares tengan una actuación más frecuente y relevante en los colegios. De este modo aumenta el conocimiento de los alumnos, por parte de ellos mismos y de los profesores. Por otra parte, pueden idearse metodologías en las que los estudiantes van obteniendo méritos acumulables y evaluables. Esto fomenta el deseo de superarse por adquirir unas buenas notas, que no solo se determinan por exámenes.

Esta educación fomenta la iniciativa personal de los estudiantes. Se trata de educar chicos y chicas con personalidad y ganas de comerse el mundo.

Convivencia

            Una buena relación con los demás nos sitúa en el mundo de un modo mucho más satisfactorio. Es tarea de toda una vida. Si bien la familia vuelve a ser el lugar privilegiado para una buena convivencia, en el colegio se puede aprender también mucho al respecto.

Hay que educar en el respeto a la realidad, especialmente a los demás. El respeto es la primera forma de amor, de afirmación de los otros. Todo el mundo quiere ser respetado y, por esto, se le debe exigir que respete a los demás. Se trata de algo muy importante en un colegio, que es un lugar importante de socialización. A la hora de enseñar este tema, como en todos, habrá que conjugar la exigencia con la comprensión.

Fomentar las virtudes es un objetivo importante de la educación escolar. Estos hábitos positivos no se tienen por naturaleza, sino mediante esfuerzo y constancia. La sinceridad, la generosidad, la capacidad de trabajo, etc… son virtudes que se han de ir adquiriendo para llegar a tener personalidades maduras y creativas. Hay que saber mostrar el atractivo de una vida virtuosa. Un profesor, por ejemplo, enseña más por lo que es que por lo que sabe. El ejercicio de las virtudes conforma los valores: estilos de conducta buenos y solidarios con los que afrontar la propia vida.

La felicidad, propia y ajena, es consecuencia de poner en ejercicio las virtudes, de saber convivir con los demás, sabiéndose querido y aprendiendo a querer. La felicidad, con sus inevitables cambios, es un suelo fértil en el que poder educar.

El proyecto personal

Todos los apartados anteriores hacen posible que los alumnos tengan más capacidad de encontrar un proyecto personal en su vida; algo así como una estrella que los guie. Entender que uno tiene una misión importante que cumplir en este mundo es algo a lo que la educación tiene que orientarse para que realmente sea valiosa.


*Estas ideas puedes encontrarlas también en este vídeo.

 

 José Ignacio Moreno Iturralde