Thursday, December 22, 2005

¡FELIZ NAVIDAD!

Una estatua escondida

En un rincón escondido de Madrid hay una estatua de Jesús de Nazaret muy jovencillo, entre diez o doce años. La figura debe tener un poco más de metro y medio de alta; le falta un brazo y tiene alguna muesca en la cara, tal vez por una pedrada. Contrastan los adornos luminosos de la ciudad con esta solitaria y olvidada estatua. Me he parado alguna vez a mirarla: me parecía advertir en el hijo de María un gesto de decisión incondicional en su misión, a pesarde la ingratitud de los hombres. Quizás esas heridas en la piedra pudieran significar una estrecha solidaridad y deseo de compañía del Emmanuel con todos, pero especialmente con aquellos que tienen su vida amputada de alguna manera: enfermos, marginados, personas sin un futuro humano claro. Pensaba que el mensaje de la Navidad -dos milaños después- tiene una vital actualidad aunque pasa con frecuencia oculto y escondido, como aquella estatua.
José Ignacio Moreno Iturralde

Saturday, December 17, 2005

Fiesta, creación y alegría


La fiesta es una renovación; puede ser este un buen modo de entenderla; una regeneración de mente y cuerpo. La renovación es una nueva afirmación de la vida. La fiesta es alegría porque renueva el eco de la mañana de la creación. Si entiendo la fiesta en su contacto con la eternidad es cuando entiendo el mundo.

La Resurrección de Cristo es la renovación del hombre y del mundo. El domingo es la fiesta de la alegría porque permite vivir cada día como nuevo en su raíz. Por esto puedo levantarme con garbo y trabajar con ilusión, con afán de servir, de crear, de amar. Hay penalidades, dolores, molestias; también cosas simpáticas, gratas. Pero sobre todo hay gozo interno, esperanza, porque la fiesta existe e ilumina la vida.

José Ignacio Moreno Iturralde

Saturday, December 03, 2005

Medalla Milagrosa


Merece la pena informarse sobre esta sólida devoción a la Virgen María, que ha traído tantas gracias de Dios. En el título del post hay un enlace que ofrece información.

Saturday, November 26, 2005

Anacleto González Flores


Por José J. Castellanos
La Revolución Mexicana fue una insurrección social, después de un cambio político. La revolución política de Madero fue prácticamente incruenta. El estallido social que vino después, no fue tanto en torno a banderas políticas, sino a problemas sociales que permanecían subyacentes. Dicho estallido tuvo distintas expresiones en el caudillaje revolucionario y la forma última de solución fue el aniquilamiento de los líderes entre sí. Sólo así se pacificó el país...pero solo aparentemente.
En efecto, la estela de sangre inaugural de la Revolución Mexicana, no concluyó con el triunfo del Grupo Sonora sobre los otros. A ello siguió una etapa que durante años se mantuvo silenciada o con sordina, hasta que nuevos aires de libertad y el gran testimonio de Juan Pablo II, permitieron romper la mordaza: es la etapa de la persecución religiosa en México.
Durante el movimiento armado 1910-1917, se habían dado expresiones antirreligiosas y jacobinas entre algunos grupos, y dicha tendencia se terminó de proyectar en algunos textos de la Constitución de 1917 que permitirían a Álvaro Obregón y a Plutarco Elías Calles atizar dichos rescoldos en contra de la Iglesia.
Estas condiciones fueron las que provocaron en los católicos mexicanos una movilización social bajo líneas diversas, que formaron una generación de jóvenes que habría de dar testimonio de su fe con la vida. Paradigma de esa generación es Anacleto González Flores, hijo de una familia humilde, que con su tenaz voluntad y con la ayuda de la Iglesia, logró transformarse en un mexicano de primera, de gran cultura, orador, periodista y organizador social, que terminó su vida asesinado vilmente por las autoridades el 1º de abril de 1927 en el Cuartel Colorado de Guadalajara.
Anacleto, bautizado por sus contemporáneos como el Maestro, por sus grandes cualidades, fue formado en las filas de la Asociación Católica de la Juventud Mexicana, la ACJM, fundada en nuestro país por Bernardo Bergoend S.J. Él, como numerosos jóvenes de aquellos años, se formaron en la cultura universal y en la ilustración de una fe profunda, que los llevó a oponer resistencia pacífica a las acciones contra la Iglesia Católica, derivadas de las reformas jurídicas del Presidente Calles.
Anacleto fundó la Unión Popular en su estado natal en 1925, movimiento social de gran arraigo en los Altos (Jalisco) y que más tarde se uniría a la Liga Nacional Defensora de la Libertad Religiosa. Anacleto estaba dispuesto a resistir a la autoridad y lograr un cambio en el país con medios pacíficos, por lo que no era de los partidarios de la insurrección armada que se desataría impulsada precisamente con su muerte. En su lucha esgrimió la pluma en la revista Palabra y en Gladium, utilizó la palabra y movilizó a la sociedad.
Pero este líder social fue visto como un enemigo, y así, el padre del sistema político mexicano, prohijó su muerte junto con otros muchos jóvenes que habrían de merecer el martirio por su testimonio de fe cristiana, frente a un gobierno impío. De esta suerte, el Sistema Político Mexicano asumiría desde su nacimiento la cultura de la muerte que aún no ha abandonado, pese a la transición política. La estela de sangre del antiguo régimen no dejó de tener continuidad durante años, pero esa sangre hizo brotar frutos de fe, libertad y democracia, de la que todos somos deudores.
Pero lo más grande de todo, es que del silencio surge ahora, brillante, la santidad de Anacleto y once mártires más que serán beatificados el próximo domingo, en la fiesta de Cristo Rey –por el que murieron, en el Estadio Jalisco. De hecho la beatificación fue acordada por Su Santidad Juan Pablo II, pero la ceremonia oficial en la cual se hace la proclamación se realiza hoy, con gran alegría para los católicos mexicanos bajo el pontificado de Benedicto XVI. La gran lección del Maestro Anacleto está dada, ahora falta que sepamos ser sus discípulos para saber dar testimonio de Cristo en todo momento y lugar.

Friday, November 25, 2005

Libro-dibujos "A través de los montes"


A través de los Montes
La vida de san Josemaría
Paule Fostroy. J. Gillissen - E. Gabriel

Este album ilustrado a todo color recoge la vida de san Josemaría hasta el día de su canonización. Los dibujos son de dos famosos ilustradores belgas especialistas en bande dessiné, y el guión es de Paule Fostroy, autora de numerosos álbumes de éxito. Encantará a los más pequeños, y también a los mayores que deseen tener una visión sintética de la vida de un santo.

Wednesday, November 09, 2005

El pulso del domingo

La liturgia de la Iglesia es la acción sacerdotal de Jesucristo, hoy y ahora, a través de los sacramentos. El ciclo litúrgico del año es un círculo cuyo centro es el Domingo de Resurrección; por esto la Iglesia Católica nos manda comulgar al menos una vez al año, por Pascua. Por otra parte, el ciclo litúrgico semanal gira en torno al domingo; día en el que nuestra Madre la Iglesia nos pide acudir a Misa.

En la Santa Misa se renueva el Sacrificio de Cristo en el Calvario con toda su fuerza redentora. Este misterio inefable de Amor de Dios a los hombres se orienta a la Resurrección de Cristo. Se trata de un hecho real, histórico, testimoniado los Apóstoles y muchos otros discípulos en diversas ocasiones antes de la Ascensión del Señor a los cielos.

La Iglesia nos enseña que Jesús está en la Eucaristía con su cuerpo, sangre, alma y divinidad; verdadera, real y sustancialmente presente, escondido en las especies del pan y del vino. Y está con su cuerpo resucitado y glorioso.

El cristiano que busca fervorosamente la santidad personal no se conforma con ir a Misa los domingos; sino que, de acuerdo con su generosidad y sus posibilidades, procura asistir incluso diariamente al Sacrificio del Altar. De este modo busca la identificación con el Señor. Comulgando con el cuerpo y la sangre de Dios –el Hijo de María-, para lo que es necesario estar en gracia, los cristianos buscamos una unidad de intenciones y de espíritu con Jesús. De este modo se constituye el misterio del cuerpo místico de Cristo del que los cristianos formamos parte. En el altar ponemos todo nuestro afán de querer ardientemente a Dios, con obras y de verdad. También pedimos perdón por nuestros pecados, debilidades y mezquindades –si hubiera pecados mortales habríamos de acudir a la confesión sacramental-. Todo esto con la confianza de sabernos –porque Él nos quiere así- hijos queridísimos de Dios y de Santa María, su Madre Virginal y Madre Nuestra. Junto a la Eucaristía depositamos nuestras esperanzas, nuestras inquietudes, nuestras ilusiones y dolores. Con Cristo queremos vivirlas porque Cristo es quien quiere vivirlas con nosotros: por eso se ha quedado en el pan y el vino consagrados; Él es el Dios-con-nosotros.

Santificar las fiestas es principalmente revivir el Misterio inabarcable de la muerte y Resurrección de Cristo y pasar nuestra vida por la acción redentora del Dios. El pulso del domingo es el pulso del Corazón de Cristo vivo resucitado. La fiesta del domingo da así pleno sentido a la labor cotidiana del resto de los días de la semana, hermosea la luz del mundo cada mañana y anima entrañablemente en los momentos gratos y en los duros, sabiendo que el propio Dios hecho hombre pasó por situaciones parecidas; lo que nos asegura la certeza de su infinita comprensión. Son palabras desde la fe, y para tener fe son precisas pocas palabras, pero dichas desde el fondo de un corazón humilde: “Señor, auméntanos la fe”. Una fe que a través del sentido del domingo cristiano nos recuerda la verdad nuclear cristiana: Cristo –Segunda Persona de la Santísima Trinidad- ha resucitado verdaderamente. Benedicto XVI, el pasado mes de agosto en la Jornada Mundial de la Juventud en Colonia, nos ha recordado la necesidad de vivir el domingo cristiano. Estas palabras pretenden ser una muy modesta contribución al querer del Santo Padre.


José Ignacio Moreno Iturralde




Sabiduría de Teresa de Calcuta


Cuál es...

El día más bello: hoy.
La cosa más fácil: equivocarse.
El obstáculo más grande: el miedo.
El error mayor: bajar los brazos.
La raíz de todos los males: el egoísmo.
La distracción más bella: el trabajo.
La peor derrota: el desaliento.
Los mejores profesores: los niños.
La primera necesidad: comunicarse.
Lo que hace más feliz: sentirse útil a los demás.
El misterio más grande: la muerte.
El peor defecto: el malhumor.
La persona más peligrosa: la mentirosa.
El sentimiento más ruin: el rencor.
El regalo más bello: el perdón.
Lo más imprescindible: el hogar.
La ruta más rápida: el camino correcto.
La sensación más grata: la paz interior.
El resguardo más eficaz: la sonrisa.
El mejor remedio: el optimismo.
La mayor satisfacción: el deber cumplido.
La fuerza más potente del mundo: la fe.
Las personas más necesarias: los padres.
La cosa más bella de todas: EL AMOR.


La Vida

La vida es una oportunidad; aprovéchala.
La vida es belleza; admírala.
La vida es beatitud; saboréala.
La vida es sueño; hazlo realidad.
La vida es un reto afróntalo.
La vida es un deber; cúmplelo.
La vida es un juego; juégalo.
La vida es preciosa; cuídala.
La vida es riqueza; consérvala.
La vida es amor; gózala.
La vida es misterio; desvélalo.
La vida es promesa; cúmplela.
La vida es tristeza; supérala.
La vida es himno; cántalo.
La vida es combate; acéptalo.
La vida es una tragedia; domínala.
La vida es aventura; arrástrala.
La vida es felicidad; merécela.
La vida es vida; defiéndela.


Beata Teresa de Calcuta



Sunday, October 30, 2005

Nuevo Blog sobre cuestiones de actualidad

Todos los santos

Miguel Delibes ha escrito sobre el gran peso específico de los difuntos comparados con los vivos. Ellos son biografías acabadas, han concluido su camino en este mundo y han decidido su futuro eterno. Tengo la inmensa suerte de contar entre mis seres queridos ya fallecidos con una gran mayoría de personas que han sido fieles a Dios, a su familia y a su sociedad. Esta fidelidad no ha sido fácil; en algunos momentos quizás fue dura o muy dura, pero siempre satisfactoria con la paz que da al alma el cumplir con los propios deberes. Pienso que muchos de estos fallecidos han tenido un telón de fondo de realismo, sencillez y gratitud; han gozado con ser una persona más de este mundo, conscientes de la trascendencia cristiana de sus vidas. Es verdad que recuerdo también alguna biografía humanamente malograda, incluso difícilmente comprensible y eso hace que tenga que dejar, especialmente, en manos de Dios a algunos por los que ahora tan solo puedo rezar, que no es poco.

La vida de todos mis familiares y amigos difuntos se me presenta breve, con etapas de felicidad, más o menos acusada, que engarzan su sentido con el nervio de la eternidad. Realmente afirmar la eternidad es lo mismo, entre otras cosas, que afirmar la entidad y el valor del pasado; y, por tanto, del presente y del futuro. El recuerdo entrañable, más o menos impreso o borrado por el otoño del viento, reclama su culminación en el eterno presente de Dios para poder hablar de dignidad en la vida humana.

Hay sin embargo, desde mi muy limitado punto de vista, algunas personas que han sobresalido por su capacidad de querer, por su generosidad y alegría. Estoy seguro que han tenido fallos, pero pienso que tampoco se han detenido excesivamente en ellos porque sabían mirar hacia fuera y percatarse de las necesidades de los demás y de la Voluntad de Dios. En ellas encuentro el recuerdo de lo grato, de lo pocholo y de lo valiente, aunque fueran mujeres y hombres que hayan tenido sus batallas interiores de superación, sin las cuáles quizás habría sido imposible todo lo grato y atractivo de sus vidas. Este gozo por vivir y vivir en gracia de Dios y con gracia humana hacen de estas personas excepcionalmente normales faros de luz, motivo de aumento de la fe y estabilizadores del ánimo.

En el momento actual existe, como es evidente, una gran desorientación respecto al sentido de la existencia y respecto a la humanidad de las costumbres. La epidemia que se cierne sobre el respeto a la vida humana no nacida y a la entidad de la familia está provocando mucha infelicidad y confusión. Pero Dios siempre ha escrito derecho con renglones torcidos y la protección de su Madre y Madre nuestra es más poderosa que mil infiernos. Por esto me atrevo a sugerir que no sólo seamos cumplidores de nuestras obligaciones sino que nos dispongamos a entrar en la forja purificadora del Amor a Dios y a los demás. Aunque el panorama parezca oscuro y frío nuestras vidas podrán ser sino como castillos de fuegos en la noche al menos como luces de hogar para la familia humana, un modo que el propio Señor eligió para vivir e iluminar al mundo.
José Ignacio Moreno Iturralde

Wednesday, October 12, 2005

Divina Misericordia


“Hoy he visto la Gloria de Dios que se propaga de esta imagen. Muchas almas reciben Gracias, aunque no lo digan en alta voz. Si bien sus vicisitudes sean diversas, Dios recibe gloria por su intermedio y los esfuerzos de satanás y de los hombres alvados se estrellarán y serán aniquilados. A pesar de la rabia de satanás la Divina Misericordia triunfará en el mundo entero y tendrá el culto de todas las almas”

Santa María Faustina Kowalska.

(enlace en título del post)

Palabras de Juan Pablo II: "Mi vida por Cristo"


“Cuando pienso en el mundo que se apaga y se muere por la falta de Cristo…

Cuando pienso en el caos profundo en que se desbarranca la inquieta humanidad por la falta de Cristo…

Cuando me encuentro con la fuerza de la juventud, marchita y destrozada, en la primavera misma de la vida, por la falta de Cristo…


No puedo ahogar las quejas de mi corazón, quisiera multiplicarme, dividirme…para escribir, predicar, enseñar a Cristo.

Y del fondo mismo de mi espíritu brota un contundente y único grito: ¡MI VIDA POR CRISTO!

Juan Pablo II-Diciembre 2002

Tuesday, October 04, 2005

Novena a San Josemaría


Mons. Juan Larrea Holguín

Edición a cargo del Dr. Joaquín Monrós Guitart

Publicaciones de Empresa&Humanidades

CONTENIDO DE LOS DÍAS:

LA SANTIFICACIÓN DEL TRABAJO
SANTIFICACIÓN DEL HOGAR Y LA FAMILIA
SANTIFICACIÓN DEL MUNDO
NUESTRO FUNDAMENTO: SOMOS HIJOS DE DIOS
LA UNIDAD DE VIDA
PROGRESAR EN VIRTUDES
ENSEÑAR LA DOCTRINA CRISTIANA
MEDIOS PARA SER FIELES
CRISTO, MARÍA Y LA IGLESIA
Folleto de 48 págs., con fotografías en color y en blanco y negro. Tamaño: 15cm. x 10,5cm. P.V.P. 2,50 Eu.

Existe la posibilidad de recibirlo formando parte de un
kit, en una bolsita de plástico transparente, que contiene una medalla de San Josemaría en baño de plata al precio de 3,50 Euros el kit.

PEDIDOS E INFORMACIÓN
CASABLANCA COMUNICACIÓN
arvo@arvo.net
http://www.casablan.org/
Tfno.: 923.26.13.03 - Fax.: 923.21.65.11

Sunday, September 25, 2005

Web con material escolar para la enseñanza de la religión

Difusión de la película Karol, el hombre que llegó a ser papa


INFORMAMOS QUE ESTAMOS DISTRIBUYENDO LA RECIENTE PELÍCULA EN DVD:

KAROL
EL HOMBRE QUE LLEGÓ A SER PAPA

de Pietro Valsecchi
Dirigida por Giacomo Battiato
PEDIDOS E INFORMACIÓN
CASABLANCA COMUNICACIÓN
arvo@casablan.org
http://www.casablan.org/

Tfno.: 923.26.13.03 - Fax.: 923.21.65.11




Narra el largo viaje de Karol Wojtyla desde su juventud hasta el día en que es proclamado Juan Pablo II.

La Conferencia Episcopal Española ha apoyado el lanzamiento en España
de esta película, que cuenta con la aprobación y beneplácito de
Benedicto XVI.

Duración: 187 minutos
P.V.P.: 20 euros

Agradeceríamos que se reenviara este mensaje a aquellas personas o entidades que puedan estar interesadas en esta información.

Saturday, September 17, 2005

´Nueva película: "Karol, el hombre que llegó a ser papa"


El 21 de septiembre estará en venta el DVD de la película en los kioskos .

Saturday, September 10, 2005

Wednesday, September 07, 2005

Los obispos apoyan la marcha por la familia


Los obispos de Bélgica apoyan los motivos de la «Marcha por la familia»El Parlamento quiere permitir la adopción de niños por parejas homosexuales BRUSELAS, martes, 6 septiembre 2005 (ZENIT.org).- La Conferencia Episcopal de Bélgica ha apoyado una «Marcha por la familia» que se organizará el 10 de septiembre en esta capital, en el momento en el que el Parlamento del país discute la adopción de niños por parejas homosexuales. «Esta marcha es la iniciativa de un colectivo que no hace referencia a ninguna obediencia religiosa o política --aclara un comunicado publicado por el episcopado--. Su llamamiento es una reacción a la proposición de ley orientada a permitir la adopción a las parejas homosexuales».

El texto recuerda que el 31 de mayo, la conferencia episcopal, cuyo presidente es el cardenal Godfried Danneels, arzobispo de Malinas-Bruselas, ya había expresado su «profunda preocupación ante esta proposición de ley». «Subrayamos la importancia de mantener la diferencia sexual como punto de referencia fundamental del matrimonio y de la familia», afirma el texto de los obispos, publicado el pasado 2 de septiembre. «Los objetivos de la manifestación del 10 de septiembre se unen en este sentido a nuestra declaración. Damos las gracias y alentamos a todos los que se comprometen a favor de los valores familiares en el espíritu de nuestra declaración», afirma el comunicado. «Invitamos a los participantes en la marcha del 10 de septiembre a vivir esta iniciativa como un gesto sereno a favor de la familia, uno de los pilares de nuestra sociedad», dicen por último los prelados.

Saturday, September 03, 2005

Palabras de Juan Pablo II en defensa de la vida

Fuente: Cruzando el Umbral de la Esperanza Autor: SS Juan Pablo II

PREGUNTA Entre los derechos «incómodos» a los que se refiere, está, en primerísimo plano, el derecho a la vida; está el deber de su defensa desde la concepción. También éste es un tema siempre recurrente -y de tonos dramáticos- en Su magisterio. Esta continua denuncia de cualquier legalización del aborto ha sido definida incluso como «obsesiva» por ciertos sectores político-culturales. Son los mismos que sostienen que las «razones humanitarias» están de su parte; de la parte que ha llevado a los Parlamentos a dictar medidas permisivas sobre la interrupción del embarazo.

RESPUESTA El derecho a la vida es, para el hombre, el derecho fundamental. Y sin embargo, cierta cultura contemporánea ha querido negarlo, transformándolo en un derecho «incómodo» de defender. ¡No hay ningún otro derecho que afecte más de cerca a la existencia misma de la persona! Derecho a la vida significa derecho a venir a la luz y, luego, a perseverar en la existencia hasta su natural extinción: «Mientras vivo tengo derecho a vivir.» La cuestión del niño concebido y no nacido es un problema especialmente delicado, y sin embargo claro. La legalización de la interrupción del embarazo no es otra cosa que la autorización dada al hombre adulto -con el aval de una ley instituida- para privar de la vida al hombre no nacido y, por eso, incapaz de defenderse. Es difícil pensar en una situación más injusta, y es de verdad difícil poder hablar aquí de obsesión, desde el momento en que entra en juego un fundamental imperativo de toda conciencia recta: la defensa del derecho a la vida de un ser humano inocente e inerme.Con frecuencia la cuestión se presenta como derecho de la mujer a una libre eleeeión frente a la vida que ya existe en ella, que ella ya lleva en su seno: la mujer tendría que tener el derecho de elegir entre dar la vida y quitar la vida al niño concebido. Cualquiera puede ver que ésta es una alternativa sólo aparente. ¡No se puede hablar de derecho a elegir euando lo que está en euestión es un evidente mal moral, cuando se trata simplemente del mandamiento de No matar!¿Este mandamiento prevé acaso alguna exepción? La respuesta de suyo es «no»; ya que hasta la hipótesis de la legítima defensa, que no se refiere nunca a un inocente sino siempre y solamente a un agresor injusto, debe respetar el principio que los moralistas llaman prineipium ineulpatae tutelae (principio de defensa irreprensible): para ser legítima esa «defensa» debe llevarse a cabo de modo que inflinja el menor daño y, si es posible, que deje a salvo la vida del agresor.

El caso de un niño no nacido no entra en semejante situación. Un niño eoncebido en el seno de la madre no es nunca un agresor injusto, es un ser indefenso que espera ser acogido y ayudado.Es obligado reconocer que, en este campo, somos testigos de verdaderas tragedias humanas. Muchas veces la mujeres víctima del egoísmo masculino, en el sentido de que el hombre, que ha contribuido a la concepción de la nueva vida, no quiere luego hacerse cargo de ella y echa la responsabilidad sobre la mujer, como si ella fuese la única «culpable». Precisamente cuando la mujer tiene mayor necesidad de la ayuda del hombre, éste se comporta como un cínico egoísta, capaz de aprovecharse del afecto y de la debilidad, pero refractario a todo sentido de responsabilidad por el propio acto. Son problemas que conocen bien no sólo los confesonarios, sino además los tribunales de todo el mundo y, cada vez más, también los tribunales de menores.Por tanto, rechazo firmemente la fórmula pro choice «por la elección»); es necesario decidirse con valentía por la fórmula pro woman «por la mujer»), es decir, por una elección que está verdaderamente a favor de la mujer. Es ella quien paga el más alto precio no solamente por su maternidad, sino aún más por destruirla, por la supresión de la vida del niño concebido. La única actitud honesta en este caso es la de la radical solidaridad con la mujer. No es lícito dejarla sola. Las experiencias de diversos centros asesores demuestran que la mujer no quiere suprimir la vida del niño que lleva en su seno. Si es ayudada en esta situación, y si al mismo tiempo es liberada de la intimidación del ambiente circundante, entonces es incluso capaz de heroísmo. Lo atestiguan, decía, numerosos centros asesores y, sobre todo, las casas para madres adolescentes. Parece, pues, que la mentalidad de la sociedad esté comenzando a madurar en su justa dirección, aunque todavía sean muchos esos sedicentes «benefactores» que pretenden ayudar a la mujer liberándola de la perspectiva de la maternidad.

Nos encontramos aquí en un punto, por así decir, neurálgico, sea visto tanto desde los derechos del hombre, como desde el derecho de la moral y de la pastoral. Todos estos aspectos están estrechamente unidos entre sí. Los he encontrado siempre juntos también en mi vida y en mi ministerio de sacerdote, de obispo diocesano, y luego como sucesor de Pedro, con el ámbito de responsabilidad consiguiente.Por eso, debo repetir que rechazo categóricamente toda acusación o sospecha de una presunta «obsesión» del Papa en este campo. Se trata de un problema de gran envergadura, en el que todos debemos demostrar la máxima responsabilidad y vigilancia. No podemos permitirnos formas de permisivismo, que llevarían directamente al conculcamiento de los derechos del hombre, y también a la aniquilación de los valores fundamentales, no solamente de la vida de las personas singulares y de la familias, sino de la misma sociedad. ¿No es acaso una triste verdad eso a lo que se alude con la fuerte expresión de civilización de la muerte?Obviamente, lo contrario de la civilización de la muerte no es y no puede ser el programa de la multiplicación irresponsable de la población sobre el globo terrestre. Hay que tomar en consideración el índice demográ,fico. Y la vía justa es lo que la Iglesia llama paternidad y maternidad responsables. Los centros asesores familiares de la Iglesia así lo enseñan. La paternidad y la maternidad responsables son el postulado del amor por el hombre, y son también el postulado de un auténtico amor conyugal, porque el amor no puede ser irresponsable. Su belleza está contenida en su responsabilidad. Cuando el amor es verdaderamente responsable es también verdaderamente libre.Ésta es la enseñanza que aprendí de la encíclica Humanae vitae de mi venerado predecesor Pablo Vl, y que, aun antes, había aprendido de mis jóvenes interlocutores, cónyuges yfuturos cónyuges mientras escribía Amor y responsabilidad. Como he dicho, ellos mismos fueron mis educadores en ese campo. Ellos, hombres y mujeres, contribuían creativamente a la pastoral de las familias, a la pastoral de la paternidad y de la maternidad responsables, a la formación de centros asesores que tuvieron luego un óptimo desarrollo. La principal actividad de estos centros, su primera tarea, estaba y está dirigida al amor humano; en ellos se vivia y se vive la responsabilidad para el amor humano.

El deseo es que tal responsabilidad no falte nunca en ningún sitio y en ninguna persona; que la responsabilidad no falte ni en los legisladores ni en los educadores ni en los pastores. ¡A cuántas personas menos conocidas desearía rendir aquí homenaje y expresarles la más profunda gratitud por su generoso esfuerzo y su dedicación sin tasa! En su comportamiento queda confirmada la cristiana y personalista verdad del hombre, que se realiza en la medida en que sabe hacerse don gratuito para los demás.De los centros de asesoramiento debo referirme a los ateneos. Tengo en mente las escuelas que conozco y aquellas a cuya institución he contribuido. Tengo en mente de modo particular la cátedra de Ética de la Universidad Católica de Lublin, como también el instituto que allí surgió, después de mi marcha, bajo la dirección de mis más estrechos colaboradores y discípulos. Tengo en mente al reverendo profesor Tadeusz Styczen y al reverendo profesor Andrzej Szostek. La persona no es solamente una maravillosa teoría; se encuentra al mismo tiempo en el centro del ethos humano.Aquí en Roma, además, no puedo por menos de recordar el instituto, análogo, creado por la Universidad Lateranense. Ya ha llevado adelante iniciativas semejantes a los Estados Unidos, a México, Chile y a otros países. El modo más eficaz de servir a la verdad de la paternidad y de la maternidad responsables está en mostrar sus bases éticas y antropológicas. En ningún otro campo como en éste es tan indispensable la colaboración entre pastores, biólogos y médicos.No puedo detenerme aquí en pensadores contemporáneos, pero un nombre al menos debo citar, el de Emmanuel Lévinas, representante de una especial corriente de personalismo contemporáneo y de lafilosofía del diálogo. Análogamente a Martin Buber y a Franz Rosenzweig, expone la tradición personalista del Antiguo Testamento, donde tan fuertemente se acentúa la relación entre el «yo» humano y el divino, el absolutamente soberano «Tú».

Dios, que es el supremo legislador, promulgó con gran fuerza sobre el Sinaí el mandamiento de «No matar», como un imperativo moral de carácter absoluto. Lévinas, que como sus correligionarios vivió profundamente el drama del holocausto, ofrece de este fundamental mandamiento del decálogo una singular formulación: para él, la persona se manifiesta a través del rostro. La filosofía del rostro es también uno de los temas del Antiguo Testamento, de los Salmos y de los escritos de los profetas, en los que con frecuencia se habla de la «búsqueda del rostro de Dios» (cfr. por ej. el Salmo 27(26),8). A través del rostro habla el hombre, habla en particular todo hombre que ha sufrido una injusticia, habla y pronuncia estas palabras: «¡No me mates!» El rostro humano y el mandamiento de ..No matar» se unen en Lévinas de modo genial, convirtiéndose al mismo tiempo en un testimonio de nuestra época, en la que incluso Parlamentos, Parlamentos democráticamente elegidos, decretan asesinatos con tanta facilidad.Sobre un tema tan doloroso quizá es mejor no decir más.

Friday, August 26, 2005

Fidelidad a Dios

Si la existencia de Dios y la entrega a Él, como mejor modo de vida, tuviera una clara demostración matemática el asunto tendría poca gracia. Vista la cuestión con nitidez, los hombres virtuosos no dudarían en emprender ese camino y, paradójicamente, no tardarían en convertirse en unos necios. No llegarían a la meta porque no tendrían que jugársela en la aventura de la confianza. Sin embargo, lo que ocurre en realidad es que para ser fiel no hay evidencia; hay que confiar, es decir, amar cuando las cosas se ven claras y, sobre todo, cuando se ven oscuras. Por otra parte, volviendo a la hipótesis de esa deslumbrante y evidente verdad exacta máxima, los hombres que no quisieran deshacerse de sus vicios se atormentarían ante la evidente mala elección que supondrían sus acciones. Pero la gracia de esta trascendente cuestión está, como me enseñó un amigo, en que Dios está lo suficientemente claro para que el que quiera seguirle lo haga con más mérito y lo suficientemente oscuro para que el que lo rechace tenga menos culpa.

La fidelidad a Dios supone trasladar el centro de gravedad de nuestra personalidad a la Voluntad divina; y esto tiene gracia; gracia de Dios, sin la que no podríamos hacer semejante traslación. En esta especie de camino inesperado ocurre que se encuentra la propia y personal identidad. San Josemaría decía a los maridos que el camino que llevaba al cielo tenía el nombre de sus respectivas mujeres; y a las esposas les decía lo mismo en relación con sus maridos. Nótese que es un camino bien distinto al de uno mismo; y, sin embargo, es el que lleva a reconocer nuestro verdadero rostro en el amable semblante de Dios. Podrá parecer que este camino es tan áspero que en ocasiones tendremos que comer piedras negras, pero al final: “Al que venciere le daré del maná escondido, y le daré una piedrecita blanca, y en ella escrito un nombre nuevo, que nadie conoce sino el que lo recibe” (Apocalipsis 2, 17).

La senda de la fidelidad supone un revulsivo para la vida; Nietzsche, que se decía tan vitalista, no lo entendió. Por esto la alegría es la tonadilla de fondo de los que recorren el camino de la fidelidad. El ser humano es demasiado grande como para vivir para su gloria; que finalmente se refleja mezquina. En expresión de Umbral, tal complacencia termina en “una estatua donde defecan las palomas”. La persona humana necesita ser fiel para ser persona. Se le otorgan límites, que debe aceptar, para que mirando a lo alto tienda mucho más allá de sí misma y supere de tal modo su propia limitación que se haga una criatura nueva. El hombre no precisa de un espejo eterno sino de una ventana a la eternidad. Los discretos preludios de la alta tensión de la Gloria de Dios son los que levantan una y mil veces a la persona fiel. Pero esta suerte de vida resulta ser, pese a los dolores y adversidades, muy feliz; porque uno descubre que es un personaje del mito real; como llamó Lewis a la visión cristiana del mundo.

La fidelidad es un sendero de sencillez y en tiempos donde campea la infidelidad hemos de deducir que las vidas de muchos se hacen complicadas. Si la esencia de la poesía es aceptar con paz la propia identidad, en armonía con el cosmos, no se puede pretender hacer un mundo a la medida de cada uno. Por esto parece que hay hoy pocos hombres y mujeres verdaderamente felices; porque no son románticos; porque no son fieles; porque no aceptan sus límites. La borrachera de autonomía personal ha cogido, misteriosamente, el micrófono de bastantes instituciones y medios de comunicación y está propagando a los cuatro vientos una sarta de estupideces que hacen la vida del hombre chabacana y desesperanzada. Se pretende ser fieles a la propia autonomía sacrificando al final la felicidad; en vez de fomentar el ser autónomamente fieles para acabar finalmente felices, sacrificando el propio egoísmo.

Lo que sí está fuera de confusión son las vidas esculpidas de esas personas fieles que nos han dejado el testimonio de sus vidas enterizas, entregadas, alegres y responsables. Hombres y mujeres de Dios que han sabido vivir para los demás y que no se han dado importancia, ni se han dejado abatir por la magnitud de las propias miserias personales. Han sabido querer, han sabido confiar, y por esto son el referente fiel que nos sirve de guía. Así también nosotros tenemos la gozosa obligación cristiana de ser hombres y mujeres fieles, felices, aunque nos veamos muy lejos de serlo. Hemos de hacer de nuestra vida un cantar sencillo, decidido, luminoso, alegre, que sirva de referencia a otros muchos. Sólo con lógica –que nadie desprecia- no llegaremos a una vida tan fecunda; pero con la lógica de la confianza y de la fidelidad sí.


José Ignacio Moreno Iturralde

Friday, August 19, 2005

Mensaje de Benedicto XVI a los jóvenes

Mensaje de Benedicto XVI a los jóvenesCOLONIA, jueves, 18 agosto 2005 (ZENIT.org).- Publicamos el mensajeque Benedicto XVI dirigió, la tarde de este jueves a los jóvenescongregados en Colonia desde un barco que navegaba en las aguas delRhin.* * *
[En alemán]
Queridos jóvenes:Es una dicha encontrarme con vosotros aquí, en Colonia, a orillas delRhin. Habéis venido desde varias partes de Alemania, de Europa, delmundo, haciéndoos peregrinos tras los Magos de Oriente. Siguiendo sushuellas, queréis descubrir a Jesús. Habéis aceptado emprender elcamino para llegar también vosotros a contemplar, personal ycomunitariamente, el rostro de Dios manifestado en el niño acostado enel pesebre. Como vosotros, también yo me he puesto en camino para, convosotros, arrodillarme ante la blanca Hostia consagrada, en la que losojos de la fe reconocen la presencia real del Salvador del mundo.Todos juntos seguiremos meditando sobre el tema de esta JornadaMundial del Juventud: «Venimos a adorarlo» (Mt 2,2).
[En inglés]
Os saludo y os recibo con inmensa alegría, queridos jóvenes, tanto sivenís de cerca como de lejos, caminando por las sendas del mundo y losderroteros de vuestra vida. Saludo particularmente a los que hanvenido de Oriente, como los Magos. Representáis a las incontablesmuchedumbres de nuestros hermanos y hermanas de la humanidad queesperan, sin saberlo, que aparezca en su cielo la estrella que losconduzca a Cristo, Luz de las Gentes, para encontrar en Él larespuesta que sacie la sed de sus corazones. Saludo con afecto tambiéna los que estáis aquí y no habéis recibido el bautismo, a los que noconocéis todavía a Cristo o no os reconocéis en la Iglesia.Precisamente a vosotros os invitaba de modo particular a esteencuentro el Papa Juan Pablo II; os agradezco que hayáis decididovenir a Colonia. Alguno de vosotros podría tal vez identificarse con que vivió después en el Carmelo de Colonia: «Había perdidoconscientemente y deliberadamente la costumbre de rezar». Duranteestos días podréis recobrar la experiencia vibrante de la oración comodiálogo con Dios, del que sabemos que nos ama y al que, a la vez,queremos amar. Quisiera decir a todos insistentemente: abrid vuestrocorazón a Dios, dejad sorprenderos por Cristo. Dadle el «derecho ahablaros» durante estos días. Abrid las puertas de vuestra libertad asu amor misericordioso. Presentad vuestras alegrías y vuestras penas aCristo, dejando que Él ilumine con su luz vuestra mente y acaricie consu gracia vuestro corazón. En estos días benditos de alegría y deseode compartir, haced la experiencia liberadora de la Iglesia como lugarde la misericordia y de la ternura de Dios para con los hombres. En laIglesia y mediante la Iglesia llegaréis a Cristo que os espera.
[En francés]
A llegar hoy a Colonia para participar con vosotros en la XX JornadaMundial de la Juventud, me surge espontáneamente el recuerdoemocionado y agradecido del Siervo de Dios, tan querido por todosnosotros, Juan Pablo II, que tuvo la idea brillante de convocar a losjóvenes de todo el mundo para celebrar juntos a Cristo, único Redentordel género humano. Gracias al diálogo profundo que se ha desarrolladodurante más de veinte años entre el Papa y los jóvenes, muchos deellos han podido profundizar la fe, establecer lazos de comunión,apasionarse por la Buena Nueva de la salvación en Cristo y proclamarlaen muchas partes de la tierra. Este gran Papa ha sabido entender losdesafíos que se presentan a los jóvenes de hoy y, confirmando suconfianza en ellos, no ha dudado en incitarlos a proclamar convalentía el Evangelio y ser constructores intrépidos de lacivilización de la verdad, del amor y de la paz.Ahora me corresponde a mí recoger esta extraordinaria herencianaria vosotros le habéis entendido y habéis correspondido con el entusiasmode vuestra edad. Ahora, todos juntos tenemos el cometido de llevar ala práctica sus enseñanzas. Con este compromiso estamos aquí, enColonia, peregrinos tras las huellas de los Magos. Según la tradición,en griego sus nombres eran Melchor, Gaspar y Baltasar. Mateo refiereen su Evangelio la pregunta que ardía en el corazón de los Magos:«¿Dónde está el Rey de los Judíos que ha nacido?» (Mt 2, 2). Subúsqueda era el motivo por el cual emprendieron el largo viaje hasta Jerusalén. Por eso soportaron fatigas y sacrificios, sin ceder aldesaliento y a la tentación de volver atrás. Ésta era la únicapregunta que hacían cuando estaban cerca de la meta. También nosotroshemos venido a Colonia porque hemos sentido en el corazón, si bien deforma diversa, la misma pregunta que inducía a los hombres de Orientea ponerse en camino. Es cierto que hoy no buscamos ya a un rey; peroestamos preocupados por la situación del mundo y preguntamos: ¿Dóndeencuentro los criterios para mi vida; dónde los criterios paracolaborar de modo responsable en la edificación del presente y delfuturo de nuestro mundo? ¿De quién puedo fiarme; a quién confiarme?¿Dónde está aquél que puede darme la respuesta satisfactoria a losanhelos del corazón? Plantearse dichas cuestiones significa reconocer,ante todo, que el camino no termina hasta que se ha encontrado a Quientiene el poder de instaurar el Reino universal de justicia y paz, alque los hombres aspiran, aunque no lo sepan construir por sí solos.Hacerse estas preguntas significa además buscar a Alguien que ni seengaña ni puede engañar, y que por eso es capaz de ofrecer unacertidumbre tan firme, que merece la pena vivir por ella y, si fuerapreciso, también morir por ella.
[En castellano]

Es como alguien que se encuentra en una bifurcación: ¿Qué caminotomar? ¿El que sugieren las pasiones o el que indica la estrella quebrilla en la conciencia? Los Magos, una vez que oyeron la respuesta«en Belén de Judá, porque así lo ha escrito el profeta» (Mt 2,5),decidieron continuar el camino y llegar hasta el final, iluminados poresta palabra. Desde Jerusalén fueron a Belén, es decir, desde lapalabra que les había indicado dónde estaba el Rey de los Judíos quebuscaban, hasta el encuentro con aquel Rey, que es al mismo tiempo elCordero de Dios que quita el pecado del mundo. También a nosotros senos dice aquella palabra. También nosotros hemos de hacer nuestraopción. En realidad, pensándolo bien, ésta es precisamente laexperiencia que hacemos en la participación en cada Eucaristía. Enefecto, en cada Misa, el encuentro con la Palabra de Dios nosintroduce en la participación del misterio de la cruz y resurrecciónde Cristo y de este modo nos introduce en la Mesa eucarística, en launión con Cristo. En el altar está presente al que los Magos vieronacostado entre pajas: Cristo, el Pan vivo bajado del cielo para dar lavida al mundo, el verdadero Cordero que da su propia vida para lasalvación de la humanidad. Iluminados por la Palabra, siempre es enBelén – la «Casa del pan» – donde podremos tener ese encuentro sobrecogedor con la indecible grandeza de un Dios que se ha humilladohasta el punto hacerse ver en el pesebre y de darse como alimentosobre el altar.¡Podemos imaginar el asombro de los Magos ante el Niño en pañales! Sólo la fe les permitió reconocer en la figura de aquel niño al Reyque buscaban, al Dios al que la estrella les había guiado. En Él,cubriendo el abismo entre lo finito y lo infinito, entre lo visible ylo invisible, el Eterno ha entrado en el tiempo, el Misterio se hace un niño recién nacido. «Los Magos están asombrados ante lo que allícontemplan: el cielo en la tierra y la tierra en el cielo; el hombreen Dios y Dios en el hombre; ven encerrado en un pequeñísimo cuerpoaquello que no puede ser contenido en todo el mundo» (San PedroCrisólogo, Serm. 160,2). Durante estas jornadas, en este «Año de laEucaristía», contemplaremos con el mismo asombro a Cristo presente enel Tabernáculo de la misericordia, en el Sacramento del altar.
[En italiano]
Queridos jóvenes, la felicidad que buscáis, la felicidad que tenéisderecho de saborear, tiene un nombre, un rostro: el de Jesús deNazaret, oculto en la Eucaristía. Sólo Él da plenitud de vida a lahumanidad. Decid, con María, vuestro «sí» al Dios que quiereentregarse a vosotros. Os repito hoy lo que he dicho al principio demi pontificado: « Quien deja entrar a Cristo [en la propia vida] nopierde nada, nada – absolutamente nada – de lo que hace la vida libre,bella y grande. ¡No! Sólo con esta amistad se abren las puertas de lavida. Sólo con esta amistad se abren realmente las grandespotencialidades de la condición humana. Sólo con esta amistadexperimentamos lo que es bello y lo que nos libera» (Homilía en elsolemne inicio del ministerio petrino, 24 abril 2005). Estad plenamente convencidos: Cristo no quita nada de lo que hay de hermosoy grande en vosotros, sino que lleva todo a la perfección para lagloria de Dios, la felicidad de los hombres y la salvación del mundo.Os invito a que os esforcéis estos días a servir sin reservas aCristo, cueste lo que cueste. El encuentro con Jesucristo os permitirágustar interiormente la alegría de su presencia viva y vivificante,para testimoniarla después en vuestro entorno. Que vuestra presenciaen esta ciudad sea el primer signo de anuncio del Evangelio mediante el testimonio de vuestro comportamiento y alegría de vivir. Hagamos surgir de nuestro corazón un himno de alabanza y acción de gracias al Padre por tantos bienes que nos ha dado y por el don de la fe quecelebraremos juntos, manifestándolo al mundo desde esta tierra delcentro de Europa, de una Europa que debe mucho al Evangelio y a losque han dado testimonio de él a lo largo de los siglos.
[En alemán]
Ahora me haré peregrino hacia la catedral de Colonia para venerar allílas reliquias de los santos Magos, que decidieron abandonar todo paraseguir la estrella que los condujo al Salvador del género humano.También vosotros, queridos jóvenes, habéis tenido o tendréis ocasiónde hacer la misma peregrinación. Estas reliquias no son más que elsigno frágil y pobre de lo que ellos fueron y vivieron hace tantossiglos. Las reliquias nos conducen a Dios mismo; en efecto, es Élquien, con la fuerza de su gracia, da a seres frágiles la valentía detestimoniarlo ante del mundo. Cuando la Iglesia nos invita a venerarlos restos mortales de los mártires y de los santos, no olvida que, endefinitiva, se trata de pobres huesos humanos, pero huesos quepertenecían a personas en las que se ha posado la potenciatrascendente de Dios. Las reliquias de los santos son huellas de lapresencia invisible pero real que ilumina las tinieblas del mundo,manifestando el Reino de los cielos que habita dentro de nosotros.Ellas proclaman, con nosotros y por nosotros: «Maranatha» – «Ven,Señor Jesús». Queridos, con estas palabras os saludo y os cito para lavigilia del sábado por la tarde. A todos, ¡hasta luego!
[Traducción del original en alemán distribuido por la Sala de Prensade la Santa Sede]ZS05081807",0]

Thursday, August 11, 2005

San Josemaría y los diabéticos

Con motivo de la Canonización de San Josemaría, fundador del Opus Dei, en 2002, se le ha llamado el santo de la vida cotidiana pues este fue su mensaje. Sé que San Josemaría sufrió durante bastantes años de su vida una severa diabetes que le produjo serias molestias físicas en una época en que la insulina estaba mucho menos avanzada que ahora. Este santo llevó siempre con buen humor su enfermedad; como demuestra el que comentara que a él le llamarían “pater dulcissimus”. No soy diabético pero tengo algunos conocidos que sí lo son. Sabiendo que la intercesión a los santos tiene un serio fundamento teológico quisiera sugerir a mis amigos diabéticos y a todos los diabéticos que lo deseen la posibilidad de pedirle ayuda a San Josemaría en sus necesidades, como también lo hacen muchas personas sanas o que tienen otras enfermedades.

José Ignacio MorenoIturralde

Wednesday, August 10, 2005

Encarnación y anticoncepción

Al pasear tranquilo por destacados museos y pinacotecas se redescubre la repetición creativa de los motivos artísticos de los principales misterios revelados del cristianismo. Siglo tras siglo los más agudos ingenios han intentado, desde la fe, apresar en lienzos o esculturas los momentos más decisivos de la historia. Sorprende una vez más el mensaje: Dios se hace niño en el seno de una mujer muy joven; corre la misma suerte que cualquier persona de condición humilde, aprende de José un oficio de artesano, anuncia que viene a salvarnos de los pecados, muere en una cruz por afirmar su condición de Hijo de Dios y resucita tal y como había predicho. Es algo tan insondablemente sublime como sencillo. Lo hemos escuchado cientos de veces pero lo asimilamos con una lentitud e ineptitud digna de perplejidad. Siendo la explicación más sencilla, profunda y satisfactoria para el ser humano observamos, con sorpresa, la tremenda falta de confianza que nos invade para sumergirnos en este Bautismo.

En las circunstancias históricas, que aquí no se analizan, se ha provocado y se provoca una ruda oposición de sectores sociales que se enfrentan vehemente al mensaje evangélico. Sospecho que lo hacen, en parte, por motivos similares a los que Nietzsche apelaba para atacar al cristianismo. Ven en la Iglesia Católica abnegación, tristeza, opresión, angustia; en definitiva, un ataque a la vida. Si a esto añadimos la falta de virtud de los cristianos, tenemos la coartada perfecta para segregar las ideas religiosas que, para colmo, -piensan- intentan seguir instalándose en un podio social.

Como es lógico hablo desde el más respetuoso respeto al derecho de libertad religiosa pero quisiera intentar aclarar algo que me parece de interés. Muchos de los que atacan a la religión católica no lo hacen, como pretenden, porque esta religión ame poco a la vida sino porque la ama muchísimo. Los lobbys anticristianos consideran a la familia “como un confortable campo de concentración”-en expresión de una feminista pionera norteamericana- sin darse cuenta de que el campo de concentración es el necio planteamiento de considerar que el amor es algo confortable. Al admirar la genial frescura con la que pintores cristianos han representado a la Madre de Jesús dándole el pecho y al Niño pocholo con todos sus graciosos atributos físicos nos damos cuenta de que el cristianismo es un canto a la vida. No me extrañaría que por este motivo se representara a muchos de los ángeles como infantes juguetones.

Los opositores al cristianismo atacan a la vida con dureza: Difunden la anticoncepción y el aborto de un modo tan convulso que llega a causar extrañeza. Desean sacrificar embriones humanos con un afán que dudo que ellos mismos sepan explicar. Dicen hacerlo por aumentar la calidad de vida; sin percatarse de que la vida humana es un valor incondicional; piedra angular no democrática de cualquier democracia que pretenda ser civilizada. Estos pseudoapóstoles de la depresión crean sociedades cada vez más viejas e insostenibles demográficamente. No se trata de pueblos viejos por sus cuerpos sino por sus espíritus. Los espíritus jóvenes aportan vida; los espíritus viejos muerte. Esta es una prueba tangible de la superioridad del espíritu sobre la materia. Los materialistas dicen amar la vida pero lo que aman es, sólo, sus condiciones físicas; por esto su amor es pasajero; es decir: no es amor, sino deseo.La materia humana, dejada a sí misma, se convierte en una cárcel y termina en la ruina biológica. El cuerpo humano traspasado por el alma en gracia aspira a la gloria. Una gloria que ya empieza aquí, con un sólido motivo para el buen humor -cuando se puede- y para el buen amor, que es el único móvil digno para vivir.

La sinuosa trayectoria de la injusticia, de la maldad y del dolor, que fustiga a la vida humana diariamente puede convertirse en un canal por donde fluye un agua eterna que reconforta ya ahora. Por este motivo la Cruz de Cristo, en el misterio de su libre aceptación por el hombre, es la única que puede justificar el sentido de la existencia de la humanidad y de cada una de nuestras pasajeras vidas personales. La Cruz cristiana es la apuesta de Dios por la vida y por la fiesta; porque si no hay cruz no hay fiesta sino estupidez. Este es el motivo de que los cristianos coherentes celebren sus días más señalados participando en la eucaristía.

Dicen que una gota de rocío refleja toda la bóveda del cielo y, por esto, el cielo –reflejado- está en cada gota de rocío…¡Cuánto más en cada ser humano! Si olvidamos esto y reducimos la vida a un segmento de existencia que vale la pena mientras aporte un mínimo de confort, hemos renegado de nosotros mismos. Un hombre bueno puede no ser cristiano pero no puede rechazar a su semejante; es decir: no puede dejar de religarse, de ser religioso. Así mismo, un cristiano al que no le preocupe la suerte de sus próximos es una especie de abortista.

El cristianismo habla de fidelidad, de sacrificio, de esperanza; pero también de alegría, de amor apasionado y de juego. Dicho esto y dada mi limitación patente les agradezco su atención y, por ser cristiano, les animo a tomarse un helado o un café, a jugar con su perro o a escuchar su canción favorita cuando les sea posible.

José Ignacio Moreno Iturralde

Monday, July 25, 2005

El Compendio del Catecismo de la Iglesia Católica se convierte en un best seller

CIUDAD DEL VATICANO, lunes, 25 julio 2005 (ZENIT.org).

- El «Compendio del Catecismo de la Iglesia Católica», publicado en italiano el 28 de junio por Benedicto XVI, se ha convertido en un best-seller de este verano en Italia. El libro ya ha superado los 400.000 ejemplares vendidos. Según datos de la Librería Editorial Vaticana, se han vendido 370.000 ejemplares en formato reducido (más barato) y 40.000 en formato grande. El volumen por el momento sólo se ha publicado en Italia, en coedición con Ediciones San Paolo. En los demás países se están concluyendo las traducciones. La Conferencia Episcopal Italiana ha decidido regalar 50.000 copias del «Compendio» a los jóvenes italianos que participen en las Jornadas Mundiales de la Juventud de Colonia, entre el 15 y el 21 de agosto. El Compendio, de doscientas páginas, recoge en 598 preguntas y respuestas la síntesis del «Catecismo de la Iglesia Católica», que fue promulgado en 1992 por el Papa Juan Pablo II. ZS05072502

Friday, July 22, 2005

"Diálogos con un santo": Nuevo DVD San Josemaría

«Diálogos con un santo», nuevo DVD sobre san Josemaría Por el 30º aniversario del fallecimiento del sacerdote español, fundador del Opus Dei MADRID, miércoles, 20 julio 2005 (ZENIT.org).- Con motivo del 30º aniversario del fallecimiento de san Josemaría (Escrivá de Balaguer), se ha puesto a la venta en los principales centros comerciales un DVD con tres películas en las que el fundador del Opus Dei habla sobre vida cristiana y santidad. Es normal oír hablar sobre un santo. Pero oír a un santo es más extraordinario –explica la Oficina de información del Opus Dei-. San Josemaría presenta la santidad accesible a todo el mundo. El DVD titulado «Diálogos con un santo» ofrece tres películas: un encuentro de san Josemaría con cientos de personas en Barcelona, otro encuentro en Cañete (Perú) y el documental «Santidad y apostolado» -en el que se expone la espiritualidad del Opus Dei a través de la predicación del santo español en el campus de la Universidad de Navarra, el 7 de octubre de 1967-. «Debéis comprender ahora, con una nueva claridad, que Dios os llama a servirle en y desde las tareas civiles, materiales, seculares de la vida humana: en un laboratorio, en el quirófano de un hospital, en el cuartel, en la cátedra universitaria, en la fábrica, en el taller, en el campo, en el hogar de familia y en todo el inmenso panorama del trabajo, Dios nos espera cada día», resumió en aquella ocasión el mensaje que se extendió por los cinco continentes:

«Sabedlo bien -insistió-: hay un algo santo, divino, escondido en las situaciones más comunes, que toca a cada uno de vosotros descubrir». Producido por «101 rpm» con material preparado por la productora «Beta Films», el DVD está a la venta desde el 15 de julio a un precio de 14,95 euros. Josemaría Escrivá de Balaguer (1902-1975) fundó el Opus Dei en Madrid el 2 de octubre de 1928. Durante la persecución religiosa desatada en la guerra civil española, el sacerdote tuvo que refugiarse en diferentes lugares y ejerció su ministerio clandestinamente. Fue consultor de dos Congregaciones vaticanas, miembro honorario de la Pontificia Academia de Teología y prelado de honor de Su Santidad. Mantuvo igualmente un trato intenso con muchos de los padres conciliares (Concilio Vaticano II). Juan Pablo II le beatificó en Roma en 1992, apuntado en su homilía que «con sobrenatural intuición el beato Josemaría predicó incansablemente la llamada universal a la santidad y al apostolado». Diez años más tarde le inscribió en el catálogo de santos de la Iglesia universal. La finalidad del Opus Dei -una Prelatura personal de la Iglesia católica- es contribuir a la misión evangelizadora de la Iglesia promoviendo entre fieles cristianos de toda condición una vida plenamente coherente con la fe en las circunstancias ordinarias de la existencia humana y especialmente a través de la santificación del trabajo. Santificar el trabajo significa, para los fieles de la prelatura, trabajar según el espíritu de Jesucristo, para dar gloria a Dios y para servir a los demás, y contribuir de este modo a santificar el mundo, haciendo presente el espíritu del Evangelio en todas las actividades y realidades temporales. El Opus Dei está constituido por un prelado, un presbiterio o clero propio y laicos –mujeres y hombres-. Forman parte de la Prelatura más de 84.000 personas –de los cinco continentes-, de las que en torno a 1.800 son sacerdotes. Más información en www.opusdei.org. ZS05072122

Wednesday, July 20, 2005

Colonia del Niño Jesús

Así se llama una conocida barriada madrileña, muy próxima al parque del retiro. Junto a la calle Menéndez Pelayo, detrás de un seto alto, permanece semioculta una estatua del Niño que da nombre al barrio. La talla, olvidada y serenamente blanca, representa en tamaño real a un Niño Jesús de unos nueve años. Con un brazo amputado y su mirada hacia la tierra, la figura muestra una decisión redentora en su andar. Ante tanta ingratitud, ese Niño hierático y maltratado contiene un secreto jubiloso escondido para los ojos de tantos.

José Ignacio Moreno Iturralde

Monday, July 18, 2005

¿Qué diferencia hay entre la esfera y la cruz?

La esfera representa algo cerrado en si mismo; en filosofía sería el buscar la verdad dentro tan solo de mi pensamiento. La cruz es un punto que se expande al infinito, en las cuatro direcciones cardinales. Es decir: una apertura total a la realidad. La esfera es repetitiva; todo se ve según los esquemas de la propia razón. La cruz hace que la razón se agrande con el conocimiento cada vez más elevado de la realidad. En la cruz hay un punto en común para conocer el mundo. La esfera que también simboliza el mundo, puede ser coronada por la cruz; pero la cruz no puede ser coronada por una esfera. En Teología podemos decir que la cruz es la salvación de la esfera.


José Ignacio Moreno Iturralde

Multilocalidad del Espíritu

Con frecuencia se habla del espíritu de algo: de una ciudad, de una peña futbolística o taurina. Un grupo de ciudadanos se enriquece con un espíritu común. Si separan las personas que lo forman se disuelve el espíritu; a lo más queda en la memoria.

Se puede hablar de verdades parciales si hay una verdad total. Por esto entiendo que hay un espíritu que constituye a las personas y que tiene que ser un espíritu de verdad total para que sea constituyente de las verdades personales de cada uno. La persona humana se encuentra tanto más a si misma cuanto más se deja llevar por ese espíritu de verdad que la constituye. Espíritu que, siendo máximamente uno –quien tiene más unidad es más- se encuentra presente en las personas humanas que no niegan aceptarlo como lo que es.

El Espíritu de la verdad es uno y al mismo tiempo tiende a la comunicabilidad.

José Ignacio Moreno Iturralde

Tuesday, July 12, 2005

Lo que de verdad merece la pena

Dudaba razonablemente en contármelo, pero mi amigo me lo confió. Tenía que vender el piso de sus padres. No tenía hermanos. Su madre había fallecido santamente hace años y su padre, que vivía en una residencia, era ya muy mayor. A la hora de dejar libre la casa abrió un inmenso armario blanco: Fotografías de familia, cartas de los abuelos, el angelote rosa que, al darle cuerda, tocaba “Noche de paz”: todo tenía que ser embalado o tirado. Los recuerdos más raíces de la infancia, las noches de reyes magos, las reuniones con los tíos y los primos, los cuadernos del colegio, las zozobras de la adolescencia…se desvanecían. Tantas cosas conseguidas con mucho esfuerzo eran ahora despachadas con rapidez. Pese a intentar controlar el ánimo, las vaharadas de la tristeza iban haciendo sutiles y sinuosas entradas en su alma. Las ventanas se abrían a un jardín cargado de severa belleza y de recuerdos. Sonaban las campanas de una Iglesia; otra vez las campanas. Salió de allí, cansado, sin hacer tampoco un drama del asunto. Meditó serena y largamente buscando una respuesta y, como siempre le ocurría, después de pedirla la encontró: sólo lo que se hace por amor a Dios vale la pena, permanece, es eterno. Todo lo que se construye al margen de este secreto tesoro de oro puro se deshilacha como un saco viejo, se aja y se convierte en amargura. La casa de la infancia había cumplido su papel: ahora era el cimiento de un hogar del espíritu cuajado de sentido. Un hogar lleno de precariedad y rudeza pero, al mismo tiempo, ensanchado por la compañía de tantos seres queridos. Un discreto y aún maltrecho lugar donde milagrosamente se ha depositado el buen vino de la sabiduría y donde, al abrir la ventana al horizonte, clarea al fondo de barrancos y hondonadas la bandera de la victoria; de la fiesta y la compañía.

José Ignacio Moreno Iturralde.

Sunday, June 26, 2005

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Thursday, June 23, 2005

¿Es una sugestión creer en los ángeles?

Es sugestivo creer en los ángeles; pero no es una sugestión. Decimos de alguien, en ocasiones, que “tiene ángel”. No me refiero solo a que tenga personalidad, o estilo propio. Una persona“tiene ángel” cuando encuentra una salida inesperada y superadora; cuando ha podido ver desde más arriba de lo habitual. La auténtica sugestión es pensar que no hay ópticas más elevadas que las que se extienden ante nuestros ojos. Desde un satélite se deben ver con más pureza las acciones nobles y con más señorío toda la caterva de estupideces y torpezas que los hombres podemos hacer a diario.

Cada persona es la que es y la que puede llegar a ser: por esto no podemos prescindir de ópticas de referencia más elevadas. Lo que parece una inmensa planicie resulta que no es más que una más inmensa curvatura. Un profundísimo pozo nos puede llevar a una nueva tierra, desde la que se divisa una estrella desconocida.

La verdad siempre da paz. La mentira es desorden, inquietud malsana, quizás –en algún caso pasajero- siniestra y gélida tranquilidad. Los ángeles nobles siempre hablan de esperanza y, en cuanto es posible, dejan caer su pizca de buen humor. Los ángeles son sugerentes porque hablan de esperanza, que es un lenguaje irrenunciable para el ser humano. Hemos de sacudirnos la sugestión de no creer en los ángeles para aprender a enfocar la realidad.

José Ignacio Moreno Iturralde

Wednesday, June 22, 2005

Vivir en la Cruz

No es fácil adquirir el amor sabio. Encanecer sirviendo y sonreir a la vida como venga pueden ser cosas tan asequibles como dificultosas. Alguien querido me dijo en cierta ocasión, de pasada, que eran dos los problemas del mundo: la falta de moralidad y el exceso de ambición. Pienso que también son los problemas de cada persona.

Cuando se habla de la cruz suele pensarse en una desgracia o enfermedad grave. Sí; en esas situaciones se hace más descarnada y aguda la presencia del dolor; pero quisiera fijarme ahora en las pequeñas incomodidades de cada día: un fallo en el ordenador, un disgusto familiar o un encontronazo profesional. Es en estas cosas donde, más habitualmente, se forja nuestro carácter y se templa la mente.

He conocido personas que se toman el día a día con deportividad. Gente con una trabajada capacidad para disfrutar de la vida. En ellos se cumple, en positivo, aquel refrán que dice “el que no vive para servir no sirve para vivir”. El amor a Dios de estas personas se apoya y manifiesta en una clara convicción de que los demás merecen y necesitan atención y respeto. Luchando por liberarse de si mismos, han elegido amar la vida por un entrañable milagro de la gracia y la humildad. No quisiera dar una sensación bondadosa y facilona de este tipo de vida. Más tarde o más temprano uno tiene que elegir entre su gusto o el bien objetivo de los demás; y la decisión es más dura de lo que pueda parecer. Cualquiera que haya salvado su matrimonio de la ruina lo explicará mucho mejor. Es aquí donde el hombre necesita de la fuerza de Dios para hacer posible lo que con sus propias fuerzas sería imposible.

Actualmente atravesamos momentos de especial indignidad y confusión social respecto a los fundamentos humanos y cristianos de la sociedad. Sería un error no dar importancia a lo que ya hacemos sacándole el máximo partido. También sería erróneo no darse cuenta de la gravedad del momento y caer en una inercia indolente. Cada uno debe meditar intensamente en la cruz qué debe hacer y, es probable, que nos inunde un río bravo y decidido de entrega y caridad operativa. Desde el severo palo de la cruz se mira hacia arriba filialmente y por eso sólo hay alegría y contento, aunque pesen -¡y cómo!- las miserias propias y las ajenas.

La Cruz de Cristo, no otras que nos podamos buscar, es la que avala el triunfo de la vida humana: la victoria del amor pese a las dificultades; o, incluso, gracias a ellas. Una victoria que se pone en juego cada día.

José Ignacio Moreno Iturralde

Monday, June 20, 2005

Aceptación

Ver una foto de alguna persona querida, que ya murió, puede introducir en el corazón el fantasma de la tristeza. La nostalgia de lo bonito, de lo pocholo -ya perdido-, sopla en el pecho, infundiendo una depresión que no es fácil de expulsar a golpe de voluntad. La declaración de una enfermedad larga y sinuosa, un conflicto familiar o profesional, pueden ser otros motivos que nos hagan entrar en un invierno inhóspito del alma o acaso en un otoño despiadado. Pienso en una serie de cuestiones que, puestos los remedios a nuestro alcance, no tienen fácil solución. Las gotas de la pena caen pesadas y moradas en el fondo del corazón. La actitud personal juega aquí un papel definitivo. Entrar por el sendero del desencanto, del desánimo consentido e incluso de la desesperación puede plantearse como el camino existencial de la autenticidad: no hay mentira más amarga y más estéril que esa inmadura decisión. La otra vereda es la de la aceptación: un rumbo sencillo, precario, enérgico, con sobrios tintes domésticos y cotidianos. Esta aceptación no consiste sólo –y no es poco- en hacer de la necesidad virtud. Nace de saberse en una historia de amor y, por tanto, de dolor. Aceptar la dura situación es reconocerse criatura en un mundo de cartón, en un mundo creado y, en parte, malogrado.

Aquellas ramas rotas del árbol de la vida se apiñan sin afectación, solidarias, en el triángulo de una hoguera. Al calor de un fuego implorado, no propio, comienzan a formarse las multiformes y discretas llamas a cuya luz cobran vida íntima las personales esperanzas compartidas. Lo que parecía vida natural malograda se transforma en calor de hogar, en foco de atracción para los corazones extraviados, en cuento, en contento y en chocolate con picatostes. Aceptar la poda es duro, pero es el único modo de introducirse en el hogar precioso del Padre.

José Ignacio Moreno Iturralde

Monday, June 06, 2005

La cara de tu vida

Su rostro estaba lleno de paz, de gravedad, de señorío. Las facciones parecían esconder la inocencia de tanta humanidad transcurrida: historias familiares de meriendas en el pueblo, jornadas de caza o de pesca, de trabajo en la herrería, o en la banca, o en la mina. También se intuían días de festejos populares, de bodas, de cumpleaños con bebidas y bollería. Su cara era la de un hombre cualquiera, la de un hombre honrado. Todo lo sencillo del mundo parecía reflejarse con pálida nitidez en ese retrato. Sin embargo nada era vulgar, ni casual, ni insignificante. No sonreía pero albergaba una dicha oculta. Era tremendamente expresivo sin realizar ningún gesto. Se trataba de alguien consumado: la unidad fontal de su corazón había colmado de plenitud su vida. Era un difunto: sus párpados estaban amoratados por el velo de la muerte. Se notaba que había estado traspasado por el dolor. La claridad de su cadáver, rodeado por el halo de la tumba, remitía a todos los hombres, mujeres y niños cuya vida ha sido truncada, masacrada, desposeída. El tremendo peso de la guerra, del cinismo asesino y de la más abyecta vileza e indiferencia parecía haber caído a plomo sobre esa faz. Aunque todavía estaba ensangrentado, se le notaba limpio. Era tan discreto y bueno que si volviera a abrir los ojos divisaría un firmamento pulcro, como el que se ve en las noches frías y claras desde la sierra. En su semblante ibas descubriendo las trazas de tu propia vida. Era mucho más que un cuadro, era un norte y una estrella de la que tantas veces te habías apartado. Su mansedumbre pedía acogida, hospitalidad, dedicación. Y en ese abrazo te liberabas de ti mismo, te encontrabas a ti mismo, y tu nombre era los demás. Era la respuesta al misterio de la vida: todo el cosmos se le había derrumbado encima sin desfigurar su serenidad. En su frente se intuían unos nuevos cielos y una tierra nueva. Tú comenzabas a nutrir tu personalidad de ese cuerpo, empezabas a resucitar; aquél rostro ya lo había hecho, y lo hizo por ti.

José Ignacio Moreno Iturralde

Sunday, June 05, 2005

Jesucristo y lo laico

Quisiera recordar la frase evangélica: “Dad al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios”. Jesucristo afirmó la autonomía del orden legal secular, pese a los defectos que sin duda tenía. Jesús de Nazaret no fue teocrático. Al mismo tiempo, afirmó públicamente su condición de Hijo de Dios y de Redentor: esto le costó la vida. Es interesante resaltar como fueron los sumos sacerdotes del momento los que le llevaron a la muerte. Los que tomaron la iniciativa para querer ahogar su voz no fueron los laicos, sino los clericales. De modo análogo actúan los laicistas de hoy, los que pretenden que lo religioso se restrinja a las paredes del templo. Porque los laicistas son clericales rebotados. Ya dijo Aristóteles que los opuestos forman parte del mismo género. Resulta que los enemigos de la verdadera libertad siempre son los que no comprenden la armonía del orden laical y del religioso que se inserta en el corazón de la persona humana.

José Ignacio Moreno Iturralde

Sunday, May 15, 2005

Ser de María es triunfar

La Tradición cristiana nos enseña oraciones vocales entrañables para tratar a la Madre de Dios. Destaca entre todas ellas el rezo del Rosario, tan recomendado por todos los Romanos Pontífices. Es fácil que se nos venga a la cabeza el recuerdo imborrable de Juan Pablo II quien introdujo al secular rezo del Rosario los misterios de luz. El lema episcopal de Juan Pablo II era Totus tus: Todo tuyo; en referencia a Santa María. Es en este aspecto el que quería considerar. La devoción a la Virgen no consiste solamente en rezarle unas oraciones sino en imitar su vida. Por ser Madre nuestra es realmente asombrosa la eficacia que supone plantear cualquier cuestión personal desde la perspectiva mariana: todo parece simplificarse, hacerse más grato y alegre.

Meter a la Virgen en la mente y en el corazón de modo estable es, sin duda, un don de Dios. Un don que conviene pedir; y cultivar cuando nos es concedido. Los problemas personales y los de la humanidad, no me invento nada, tienen su gran solución por esta humana y divina vereda. Santa María nos lleva de la mano al Redentor, a su Hijo. Nos confronta con Él de un modo amable, asequible, animante. El consuelo es grande y la fortaleza personal se enrrecia. No se trata de consideraciones tan sólo espirituales sino de eficaces vivencias humanas comunes a millones de cristianos de todos los tiempos. Es preciso que aumente nuestra cuota de pantalla mental y de corazón en el amor a La Virgen María. Hemos de luchar por hacer nuestro el gran ejemplo de Juan Pablo II: “Todo tuyo”.

Entre los problemas graves de los hombres de nuestro tiempo está, sin duda, la falta de respeto a la vida humana y el tremendo embate contra la familia. Parece como si una gran ola de vileza estuviera arrasando los principios básicos de la humanidad: el baluarte de la familia, hogar de la vida humana. Además de las iniciativas personales que cada uno, en conciencia, estime convenientes, es importantísimo que los cristianos acudamos a la intercesión de nuestra Madre no solo clamando desde las palabras sino desde el hondón del alma. No es una petición a la desesperada sino llena de confianza y de alegría, aunque nos pesen los hechos que ensucian y embrutecen a los hombres.

Un modo de cambiar el mundo es volverse radicalmente –de raíz- hijo de María. Ella no hizo cosas aparatosas ni dificilísimas. Supo ser la Madre de la Vida. Supo confiar ilimitadamente en el Dios hecho hombre y nos enseña y desvela el misericordioso y sagrado Corazón de Cristo: el que ha salvado y salvará – si le dejamos- nuestras vidas personales y a toda la humanidad..

José Ignacio Moreno Iturralde

Thursday, April 21, 2005

La Confesión: el sacramento de la alegría

Cuando tenía 48 años Chesterton, un famoso escritor inglés, se convirtió al catolicismo. Le preguntaron que por qué lo hizo. Su respuesta era sencilla:”Porque es la única religión en la que se me perdonan los pecados”. La confesión es un sacramento instituido por Jesucristo: es el sacramento de la reconciliación con Dios, de la alegría. Nos habla de un Dios que es Padre y que nos perdona cuantas veces sea preciso, siempre que haya arrepentimiento. Jesucristo dice en el Evangelio a sus Apóstoles “a quien perdonareis los pecados les serán perdonados y a quien se los retuviereis les serán retenidos”. ¿Por qué hace esto el Señor? Ya sabemos que Dios no se ata las manos con los sacramentos pero ha querido que tengamos la seguridad y tranquilidad palpable y visible de que se nos perdonan los pecados.

Para realizar la confesión, también llamada el sacramento de la penitencia, es preciso estar bautizado. Habrá que hacer un examen de conciencia. Hay que ir formando bien la conciencia para saber distinguir lo que es pecado venial de lo que es pecado mortal. Influirán en esto circunstancias personales, pero no siempre: hay cosas que objetivamente siempre están bien: ayudar a un enfermo; y otras que siempre están mal: castigar a un inocente. La confesión ha de ser auricular y secreta. Habrá que decir al sacerdote los pecados mortales de los que uno se acuerda desde la última confesión, en número y especie o tipo de pecado; y en número. Es preciso tener dolor de los pecados y propósito de la enmienda, lo cual no significa que por debilidad uno no se encuentre con la suficiente fuerza para no volver a pecar; la gracia de Dios nos ayudará. No se trata de una retahíla interminable de cosas sino de las culpas que sinceramente recordemos en nuestra conciencia; sin omitir ninguna conscientemente; lo que añadiría otra falta moral peor. También pueden confesarse los pecados veniales que nos acordemos. Como todo sacramento la confesión tiene una eficacia por si misma que se aprovechará con más o menos intensidad según las disposiciones del penitente. Después de recibir la absolución del sacerdote, que es el ministro de la confesión, habrá que cumplir la penitencia: generalmente algunas oraciones. La materia del sacramento la constituyen los pecados del penitente y la forma la absolución del sacerdote que hace las veces de Jesucristo.

La Iglesia Católica nos pide que, al menos, comulguemos una vez al año por tiempo de Pascua y para esto debemos estar en gracia de Dios. La confesión forma nuestra conciencia y nos libera de nuestras culpas. A medida que pasa el tiempo uno se va dando más cuenta de que este entrañable sacramento nos libera de las rigideces o desvaríos de nuestra propia conciencia que se ilumina y llena de paz cuando encuentra su luz en Dios.

Thursday, April 14, 2005

La Confirmación

La Confirmación es el sacramento por el que recibimos el Espíritu Santo; así como los Apóstoles, reunidos en torno a Santa María, recibieron en Pentecostés el Espíritu Santo: en aquella ocasión con la aparición de lenguas de fuego sobre sus cabezas y con el don de hablar en diversas lenguas o idiomas que anteriormente desconocían. Podemos ver aquí una relación con el derecho y el deber de todo cristiano de difundir la Buena Nueva del Evangelio.

La Confirmación supone la plenitud de la gracia bautismal y el afianzamiento de le vocación cristiana. Este sacramento aumenta la gracia, imprime carácter: deja una huella indeleble en el alma para ser testigo de Jesucristo, fortalece la fe, nos da fuerza para vencer las tentaciones y para ser valientes a la hora de defender, con caridad, la doctrina del Señor.

El Ministro ordinario del Sacramento es el obispo; extraordinario es el sacerdote en quien el obispo ha delegado esa facultad. El sujeto es la persona bautizada que no ha recibido este sacramento. La materia es la unción en la frente con el crisma (mezcla de aceite y bálsamo consagrado por el obispo), que se hace mientras se impone la mano. La unción tiene el significado de robustecer la fe. La forma la constituyen estas palabras que pronuncia el obispo: “N, recibe por esta señal el Don del Espíritu Santo”. Se responde: “Amén”.

Conviene recordar la virtud del sacramento por si mismo. La Confirmación ha de ser recibida en gracia de Dios y conociendo las principales virtudes cristianas. Lógicamente será preciso luchar por mantener los frutos del sacramento e ir adquiriendo un mayor grado de trato con el Señor y de vida de santidad, que no es otra cosa que luchar con empeño por tenerla. Esto se conseguirá acudiendo con frecuencia a los sacramentos de la Penitencia o Confesión y Eucaristía. Los frutos de los sacramentos nos ayudan a vivir una vida virtuosa donde debe sobresalir la caridad.

La Confirmación es el Sacramento para ser testigos, con la vida y la palabra, de la vida de Jesucristo, ayudándonos a la identificación de nuestra vida con la del Señor; en esto radica la vida del cristiano.

-Estas ideas se han basado en el Curso de Catequesis de Pujol Balcells y Sancho Bielsa. Ed. EUNSA

Thursday, April 07, 2005

El Bautismo

El Bautismo es el sacramento por el que somos hechos hijos de Dios. Jesucristo, con su vida, muerte y resurrección nos redime de nuestra condición pecadora y con los sacramentos que instituye nos hace partícipes de la vida divina.

Se bautiza derramando agua sobre la cabeza del neófito y diciendo “yo te bautizo en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. El agua es la materia del sacramento y las palabras de invocación a la Santísima Trinidad son la forma. El Bautismo puede realizarse también por inmersión en el agua. Esto significa el participar de la muerte y de la resurrección de Cristo. El ministro ordinario es el sacerdote pero, en caso de grave necesidad, puede bautizar cualquier cristiano; incluso un no bautizado que tenga la intención de hacer lo mismo que la Iglesia y lo realice correctamente.

Los efectos del Bautismo son el perdón del pecado original y el perdón de los pecados personales así como la pena por ellos debida. Nos da la gracia santificante y los dones del Espíritu Santo. Además confiere gracia sacramental por la que deja una huella indeleble en el alma que nos configura con Cristo para participar de su sacerdocio continuando su misión en la tierra de acercar a las personas a Dios.

Por todo esto es tan conveniente bautizar a los niños cuanto antes. Un adulto, al bautizarse, debe voluntariamente estar dispuesto a vivir como bautizado. Dado que la gracia de Dios es un bien tan inmenso es un craso error que los padres retrasen el bautismo de sus hijos para cuando sean mayores: les privan de los efectos sobrenaturales del Bautismo que son claves en el proceso de su maduración cristiana.

Dios no se ata las manos con los sacramentos y puede enviar su gracia de maneras que sólo Él conoce. Esto no implica de la obligación que tenemos los cristianos de hacer ver la maravilla de salvación que suponen los sacramentos: canales ordinarios de la gracia de Dios que ayuda a configurar libremente una personalidad cristiana propia en cada bautizado.

Saturday, April 02, 2005

El espíritu de la Navidad
G. K. Chesterton,
Me lanzo de manera temeraria a escribir sobre el “espíritu de la Navidad”, tema que presenta una dificultad preliminar sobre la que he de ser bien franco. Hoy día la gente es muy curiosa en la manera de hablar sobre el “espíritu” de algo. Existe por ejemplo, un tipo particular de fatuo hipócrita que está siempre sermoneándonos sobre si tenemos el “espíritu la verdadera cristiandad” aparte de todos los nombres y formalidades. En la media en que lo consigo entender, quiere decir exactamente lo contrario de lo que dice. Lo que quiere decir es que hemos de seguir los nombres “cristiano” y “cristiandad”, y otros por el estilo, para referirnos a algo en lo que es precisamente el espíritu lo que no es cristiano; algo que es una especie de combinación de optimismo sin fundamento de un ateo de un ateo norteamericano con el pacifismo de un manso hindú. De la misma manera leemos mucho en el periodismo moderno y en la sociedad de consumo sobre el Espíritu de La Navidad; pero se trata en realidad del mismo tipo de transformación. Lejos de preservar la esencia sin lo extremo, se preserva lo extremo donde no puede darse lo esencia. Significa tomar dos sustancias meramente materiales, como las flores de aguinaldo y guirnaldas de Navidad, y esparcirlas sobre enormes hoteles cosmopolitas que no tienen nada de hogareños, o alrededor de las columnas dóricas de clubes fríos e impersonales llenos de viejos caballeros cínicos y desanimados; o en cualquier otro lugar en donde menos posibilidades tenga de encontrar el espíritu de Navidad. Pero hay también otra manera en la que la complejidad moderna de la sociedad de consumo devora el corazón de algo, dejando al mismo tiempo el corazón pintado. Me refiero al sistema elaborado en el exceso en la dependencia en comprar y vender, y por lo tanto en el bullebulle; y en consecuencia, el descuido de las cosas nuevas que se podría hacer según la vieja Navidad.

Normalmente, si hubiera algo todavía normal en nuestros días parecería una perogrullada decir que la Navidad ha sido una fiesta de familia. Pero ahora mismo (como he tenido) es posible ganarse la reputación de ser paradójico simplemente por seguir diciendo que las perogrulladas son verdad. En este caso, por supuesto, la razón la razonable razón, era religiosa. Se tratada de una familia feliz porque estaba consagrada a la Sagrada Familia. Pero es de todo verdadero que muchos hombres vieron el hecho sin llegar a detectar especialmente la razón. Cuando decimos que la raíz era religiosa , no queremos decir que Sam Weller se encontraba en los valores teológicos cuando le decía a Fat Boy que “pusiera un poco de Navidad” en alguna cosa, probablemente en algo comestible. No queremos decir que Fat Boy hubiera desaparecido en un arrobamiento de contemplación mística como un monje viendo una aparición . No queremos decir que Bob Cratchit defendía el ponche diciendo que solo miraba al vino cuando era amarillo; o que Tiny Tim citara a Timoteo. Sólo queremos decir que todos ellos , incluyendo a su autor, hubieran confesado con humildad y de todo corazón que había alguien, históricamente muy anterior al señor Scrooge, que podría se llamado Fundador de la Fiesta. Pero en cualquier caso, cualquiera que fuere la razón, todos hubieran estado de acuerdo con el resultado. La fiesta del señor Wardle se centraba en la familia del señor Wardle; y no menos por que las sombras romántica del señor Winkle y del señor Snodgrass amenazaran con romper a esa familia para la formación de otras familias.

La temporada de Navidad es doméstica ; por esa razón la mayoría de las gente hoy día se preparar para ella luchando en los tranvías, esperando en las filas, apresurándose en los trenes, amontonándose desesperados en las cafeterías y preguntándose cuando por fin llegará a su casa o si llegará de alguna manera. No sé si algunos desaparecen para siempre en una tienda de juguetes o sencillamente se reclinan y mueren en una cafetería; pero por la impresión que dan es muy posible que así ocurra. Justo antes de la gran festividad de la familia y del hogar la población entera parece quedarse sin familia y del hogar. Es el triunfo supremo de la sociedad industrial el que en ciudades enormes que parecen tener demasiadas casas hay una desesperada escasez de viviendas. Grandes multitudes de nuestros pobres llevan ya tiempo acabando prácticamente en nómadas. Hasta confesamos el hecho, pues hablamos de alguno de ellos como de los “árabes de calle”. Pero esta institución domésticas en la frase irónica actual, ha ido más allá de tal normal anormalidad. La fiesta de la familia transforma en vagabundeo tanto a ricos como a pobres. Se encuentran tan desparramados por el desconcertante laberinto de nuestra tráfico y de nuestro comercio que a veces ni siquiera pueden alcanzar la cafetería; no sería modesto, por supuesto, mencionar la taberna. Encuentran difícil entrar en el tumulto en los hoteles, por no decir nada de cómo volver a sus casas. Y me gustaría expresar todo lo contrario de una irreverencia cuando digo que su único punto de parecido con la familia que es arquetipo de Navidad es que no hay sitio para ellos en la posada.

La Navidad está construida sobre una paradoja hermosa e intencional: que el nacimiento del que no tuvo casa para nacer sea celebrado en todas las casa. Pero tipo de paradoja no es intencional y ciertamente no es nada hermoso. Está muy mal que no podamos desenredar de todo la tragedia de la pobreza. Está muy mal que el nacimiento del que no tuvo casa para nacer, celebrado en el hogar y en el altar, vaya a veces sincronizado con la muerte de gentes sin hogar en asilos y en barrios pobres. Pero no falta que nos regocijásemos en esta universal agitación que cae sobre ricos y pobres de igual manera; y me parece que en este asunto una reforma de la Navidad moderna.

Emitiré otro brillante destello de paradoja haciendo observar que Navidad ocurre en invierno. Es decir no es solamente una fiesta dedicada a la vida doméstica, sino que es una colocada deliberadamente bajo condiciones en la que resulta muy incómodo correr por ahí fuera y resulta muy cómo quedarse en casa. Sin embargo, bajo las complicadas de las modernas convenciones y conveniencias, surge una paradoja más práctica y mucho más agradable . La gente tiene que recorrer precipitada durante unas cuantas semanas aunque sólo sea para estar en casa una pocas horas. La antigua y saludable idea de estos festivales de invierno era la siguiente: que al estar encerrados y cercados por el frío, eran forzados a redescubrir sus propios recursos; o en otras palabras, que tenía una oportunidad de mostrar si había algo dentro de ellos . Y no es seguro que la reputación de nuestros buscadores de placeres, de esos que están más a la ultima moda, pasaría esa prueba. Si se les apartara del poder del dinero y de la maquinaria, se descubrirían una cuantas revelaciones espantosas de algunos de estos favoritos de la alta sociedad. Están acostumbrados a que se lo hagan todo; y aunque van a los más recientes bailes americanos, dan la impresión de que son sólo son los músico negros los que bailan. Pero, de cualquier forma, pensando en termino medio de la humanidad sana, creo que cortar todas estar conexiones mecánicas tendría un éxito revivificante que le despertaría por completo de su estupor. Ahora mismo, se les acusa siempre de que se divierten; pero ni siquiera hacen algo tan noble o tan apropiado a su dignidad humana. La mayoría de ellos ya no pueden ni siquiera divertirse, pues se han acostumbrado a ser divertidos.

La Navidad podría ser algo creativo. Se nos dicen aun por los que más la alaban, que su valor principal reside en mantener antiguas costumbres o juegos de tiempos pasados. Y la verdad es que vale para esos dos admirables propósitos. Pero en el sentido que ahora hablo podría ser posible una vez más dar la vuelta completa a esa verdad. No esta cosas viejas como cosas nuevas que una Navidad auténtica podría crear. Por ejemplo, podría crear juegos nuevos, si de verdad se empujara a la gente a inventar sus propios juegos: La mayoría de los juegos más viejos empezaron con el uso de utensilios o muebles ordinarios. La terminología del tenis, por ejemplo fue hallada en la misma estructura del patio de una antigua posada. Y se dice también que los postes en el juego de cricket no eran originariamente nada más que las tres patas del taburete para ordeñar vacas. Podríamos ahora inventar nuevas cosas de este tipo si recordáramos quien es la madre de la invención. Qué agradable sería un juegos en el que ganásemos puntos por acertar a dar al paragüero o en la bandeja con la comida , o incluso en la cabeza del anfitrión o de su esposa, por supuesto con algún proyectil hecho con algún material suave. Los niños que tienen la suerte de que se les deje solos en su cuarto inventan por su cuenta no sólo juegos enteros, si no también dramas y todo tipo de historias; inventan lenguajes secretos; crean familias imaginarias; y producen afanadas revista familiares. Este es el tipo de espíritu creativo que queremos en el mundo moderno; y lo deseamos pero no lo tenemos. Si la Navidad pudiera ser más y no menos doméstica, creo que habría un vasto incremento en el auténtico espíritu navideño que es el espíritu del niño. Pero mientras que nos damos a este sueño debemos una vez más una vez más invertir la convención actual en la forma de una paradoja. Es cierto que en un sentido Navidad es la época del año en que hay que dejar las puertas abiertas; pero yo cerraría las puertas en Navidad, o por lo menos justo antes de Navidad; y vería entonces el mundo de lo que somos capaces de hacer.

No puedo sino recordar con una sonrisa, que hemos mencionado en otra y controvertida página de este libro, a una señora que se estremecía al pensar las cosas perpetradas por mi correligionarios una vez cerradas sus puertas. Mi recuerdo se suaviza con la distancia y con este tema, y me siento ahora en el extremo opuesto de la controversia. Espero que esa señora, y todos los que piensan como ella, tengan también la sabiduría de cerrar sus puertas para descubrir que sólo cuando todas las puertas están cerradas encontrarán lo mejor adentro. Si son puritanos, cuya religión se basa solamente en la Biblia, que sea por una vez la Biblia familiar. Si son paganos que no pueden que no pueden aceptar otra cosa que no sea el festival de invierno, que sea al menos una fiesta de familia. La discordancia o incomodidad de que se quejan los críticos modernos en la reunión familiar no se debe a que ese fuero mítico se haya dejado medio encendido, sino a que se deje enfriar del todo. Fragmentos fríos de una cosa que antes estaba viva se encuentran ahora amontonados chapuceramente; esto no es argumento en contra de la revitalización de esa cosa. Los juguetes de Navidad se bamboleaban de forma incongruente en presencia de paganos y poderosos que anhelan en ese momento estar jugando al golf. Pero eso no altera el hecho de que de que podrían estar mucho mas alegres y hasta hacerse mucho más inteligentes si supieran jugar con esos juguetes; y son unos pelmas en lo que se refiere al golf. Su embotamiento no es más que último producto moral del progreso mecánico del deporte organizado y profesional en ese mundo rutinario fuera del hogar. Cuando eran niños, en el secreto de sus hogares, es muy probable que casi todos ellos soñaban aventuras y dramas nunca escritos que les parecían a ellos tanto como Hamlet pertenecía a Shakespeare o Pickwick a Dickens. ¿No sería más emocional si el tío Fernando, en lugar de escribir con detalle todo los golpes con que debería haber salido del hoyo de la arena en el golf , dijera con toda franqueza que estuvo en un viaje al fin del mundo y que acababa de cazar la Gran Serpiente del Océano?. La conversación del tío Javier sería mucho más intelectual, si en lugar de contarnos en que medida había disminuido su handicap en el golf, pudiera decir todavía con convicción que era el rey de las islas Kangaroo, o gran jefe de los indios Rango Dongo. Estas cosas, proyectadas desde dentro se encontraban en casi todos los espíritus humanos; y es normal que su inspiración sea tan del todo machacada por las cosas de afuera. Que ni por un momento se suponga me encuentro yo entre los tiranos de la tierra, decidido a imponer mis propios gustos o a forzar a todos los demás niños a que jueguen con mis propios juegos. No es que no aprecie el juego del golf; es un juego admirable. Lo he jugado, o mejor dicho, o he intentado jugar con él , algo que se considera como lo opuesto a jugar al golf. No faltaba más: dejemos que jueguen al golf lo que jueguen al golf, y dejemos que las organizaciones sigan organizando, si su idea de organización es algo así como un organillo. Dejémosles que jueguen al golf día tras día; dejémosles que jueguen al golf trescientos sesenta y cuatro días, con pelotas del golf embadurnadas con pintura luminosa para que las puedan seguir en la oscuridad. Pero que quede al menos alguna noche en que las cosas se hagan luminosas desde dentro: y un día en que los seres humanos busquen todo lo que está enterrado dentro e ellos mismos, y que descubran, pues es ahí en donde de verdad está escondido -detrás de portales y balcones cerrados, y detrás de puertas tres veces atrancadas y acerrojadas- el espíritu de la libertad.