Friday, December 29, 2006

El Papa y la Vida

Mensaje de Benedicto XVI para la Jornada Mundial de la Paz 2007

«La persona humana, corazón de la paz»

1. Al comienzo del nuevo año, quiero hacer llegar a los gobernantes y a los responsables de las naciones, así como a todos los hombres y mujeres de buena voluntad, mis deseos de paz. Los dirijo en particular a todos los que están probados por el dolor y el sufrimiento, a los que viven bajo la amenaza de la violencia y la fuerza de las armas o que, agraviados en su dignidad, esperan en su rescate humano y social. Los dirijo a los niños, que con su inocencia enriquecen de bondad y esperanza a la humanidad y, con su dolor, nos impulsan a todos trabajar por la justicia y la paz.
Pensando precisamente en los niños, especialmente en los que tienen su futuro comprometido por la explotación y la maldad de adultos sin escrúpulos, he querido que, con ocasión del Día Mundial de la Paz, la atención de todos se centre en el tema: La persona humana, corazón de la paz. En efecto, estoy convencido de que respetando a la persona se promueve la paz, y que construyendo la paz se ponen las bases para un auténtico humanismo integral. Así es como se prepara un futuro sereno para las nuevas generaciones.
La persona humana y la paz: don y tarea

2. La Sagrada Escritura dice: «Dios creó el hombre a su imagen; a imagen de Dios lo creó; hombre y mujer los creó» ( Gn 1,27). Por haber sido hecho a imagen de Dios, el ser humano tiene la dignidad de persona; no es solamente algo, sino alguien, capaz de conocerse, de poseerse, de entregarse libremente y de entrar en comunión con otras personas. Al mismo tiempo, por la gracia, está llamado a una alianza con su Creador, a ofrecerle una respuesta de fe y amor que nadie más puede dar en su lugar.[1] En esta perspectiva admirable, se comprende la tarea que se ha confiado al ser humano de madurar en su capacidad de amor y de hacer progresar el mundo, renovándolo en la justicia y en la paz. San Agustín enseña con una elocuente síntesis: « Dios, que nos ha creado sin nosotros, no ha querido salvarnos sin nosotros ».[2] Por tanto, es preciso que todos los seres humanos cultiven la conciencia de los dos aspectos, del don y de la tarea.

3. También la paz es al mismo tiempo un don y una tarea. Si bien es verdad que la paz entre los individuos y los pueblos, la capacidad de vivir unos con otros, estableciendo relaciones de justicia y solidaridad, supone un compromiso permanente, también es verdad, y lo es más aún, que la paz es un don de Dios. En efecto, la paz es una característica del obrar divino, que se manifiesta tanto en la creación de un universo ordenado y armonioso como en la redención de la humanidad, que necesita ser rescatada del desorden del pecado. Creación y Redención muestran, pues, la clave de lectura que introduce a la comprensión del sentido de nuestra existencia sobre la tierra. Mi venerado predecesor Juan Pablo II, dirigiéndose a la Asamblea General de las Naciones Unidas el 5 de octubre de 1995, dijo que nosotros «no vivimos en un mundo irracional o sin sentido [...], hay una lógica moral que ilumina la existencia humana y hace posible el diálogo entre los hombres y entre los pueblos ».[3] La “gramática” trascendente, es decir, el conjunto de reglas de actuación individual y de relación entre las personas en justicia y solidaridad, está inscrita en las conciencias, en las que se refleja el sabio proyecto de Dios. Como he querido reafirmar recientemente, «creemos que en el origen está el Verbo eterno, la Razón y no la Irracionalidad».[4] Por tanto, la paz es también una tarea que a cada uno exige una respuesta personal coherente con el plan divino. El criterio en el que debe inspirarse dicha respuesta no puede ser otro que el respeto de la “gramática” escrita en el corazón del hombre por su divino Creador.
En esta perspectiva, las normas del derecho natural no han de considerarse como directrices que se imponen desde fuera, como si coartaran la libertad del hombre. Por el contrario, deben ser acogidas como una llamada a llevar a cabo fielmente el proyecto divino universal inscrito en la naturaleza del ser humano. Guiados por estas normas, los pueblos —en sus respectivas culturas— pueden acercarse así al misterio más grande, que es el misterio de Dios. Por tanto, el reconocimiento y el respeto de la ley natural son también hoy la gran base para el diálogo entre los creyentes de las diversas religiones, así como entre los creyentes e incluso los no creyentes. Éste es un gran punto de encuentro y, por tanto, un presupuesto fundamental para una paz auténtica.
El derecho a la vida y a la libertad religiosa

4. El deber de respetar la dignidad de cada ser humano, en el cual se refleja la imagen del Creador, comporta como consecuencia que no se puede disponer libremente de la persona. Quien tiene mayor poder político, tecnológico o económico, no puede aprovecharlo para violar los derechos de los otros menos afortunados. En efecto, la paz se basa en el respeto de todos. Consciente de ello, la Iglesia se hace pregonera de los derechos fundamentales de cada persona. En particular, reivindica el respeto de la vida y la libertad religiosa de todos. El respeto del derecho a la vida en todas sus fases establece un punto firme de importancia decisiva: la vida es un don que el sujeto no tiene a su entera disposición. Igualmente, la afirmación del derecho a la libertad religiosa pone de manifiesto la relación del ser humano con un Principio trascendente, que lo sustrae a la arbitrariedad del hombre mismo. El derecho a la vida y a la libre expresión de la propia fe en Dios no están sometidos al poder del hombre. La paz necesita que se establezca un límite claro entre lo que es y no es disponible: así se evitarán intromisiones inaceptables en ese patrimonio de valores que es propio del hombre como tal.

5. Por lo que se refiere al derecho a la vida, es preciso denunciar el estrago que se hace de ella en nuestra sociedad: además de las víctimas de los conflictos armados, del terrorismo y de diversas formas de violencia, hay muertes silenciosas provocadas por el hambre, el aborto, la experimentación sobre los embriones y la eutanasia. ¿Cómo no ver en todo esto un atentado a la paz? El aborto y la experimentación sobre los embriones son una negación directa de la actitud de acogida del otro, indispensable para establecer relaciones de paz duraderas. Respecto a la libre expresión de la propia fe, hay un síntoma preocupante de falta de paz en el mundo, que se manifiesta en las dificultades que tanto los cristianos como los seguidores de otras religiones encuentran a menudo para profesar pública y libremente sus propias convicciones religiosas.
Hablando en particular de los cristianos, debo notar con dolor que a veces no sólo se ven impedidos, sino que en algunos Estados son incluso perseguidos, y recientemente se han debido constatar también trágicos episodios de feroz violencia. Hay regímenes que imponen a todos una única religión, mientras que otros regímenes indiferentes alimentan no tanto una persecución violenta, sino un escarnio cultural sistemático respecto a las creencias religiosas. En todo caso, no se respeta un derecho humano fundamental, con graves repercusiones para la convivencia pacífica. Esto promueve necesariamente una mentalidad y una cultura negativa para la paz.
La igualdad de naturaleza de todas las personas

6. En el origen de frecuentes tensiones que amenazan la paz se encuentran seguramente muchas desigualdades injustas que, trágicamente, hay todavía en el mundo. Entre ellas son particularmente insidiosas, por un lado, las desigualdades en el acceso a bienes esenciales como la comida, el agua, la casa o la salud; por otro, las persistentes desigualdades entre hombre y mujer en el ejercicio de los derechos humanos fundamentales.
Un elemento de importancia primordial para la construcción de la paz es el reconocimiento de la igualdad esencial entre las personas humanas, que nace de su misma dignidad trascendente. En este sentido, la igualdad es, pues, un bien de todos, inscrito en esa “gramática” natural que se desprende del proyecto divino de la creación; un bien que no se puede desatender ni despreciar sin provocar graves consecuencias que ponen en peligro la paz. Las gravísimas carencias que sufren muchas poblaciones, especialmente del Continente africano, están en el origen de reivindicaciones violentas y son por tanto una tremenda herida infligida a la paz.

7. La insuficiente consideración de la condición femenina provoca también factores de inestabilidad en el orden social. Pienso en la explotación de mujeres tratadas como objetos y en tantas formas de falta de respeto a su dignidad; pienso igualmente —en un contexto diverso— en las concepciones antropológicas persistentes en algunas culturas, que todavía asignan a la mujer un papel de gran sumisión al arbitrio del hombre, con consecuencias ofensivas a su dignidad de persona y al ejercicio de las libertades fundamentales mismas. No se puede caer en la ilusión de que la paz está asegurada mientras no se superen también estas formas de discriminación, que laceran la dignidad personal inscrita por el Creador en cada ser humano.[5]
La ecología de la paz

8. Juan Pablo II, en su Carta encíclica Centesimus annus, escribe: « No sólo la tierra ha sido dada por Dios al hombre, el cual debe usarla respetando la intención originaria de que es un bien, según la cual le ha sido dada; incluso el hombre es para sí mismo un don de Dios y, por tanto, debe respetar la estructura natural y moral de la que ha sido dotado ».[6] Respondiendo a este don que el Creador le ha confiado, el hombre, junto con sus semejantes, puede dar vida a un mundo de paz. Así, pues, además de la ecología de la naturaleza hay una ecología que podemos llamar « humana », y que a su vez requiere una « ecología social ». Esto comporta que la humanidad, si tiene verdadero interés por la paz, debe tener siempre presente la interrelación entre la ecología natural, es decir el respeto por la naturaleza, y la ecología humana. La experiencia demuestra que toda actitud irrespetuosa con el medio ambiente conlleva daños a la convivencia humana, y viceversa. Cada vez se ve más claramente un nexo inseparable entre la paz con la creación y la paz entre los hombres. Una y otra presuponen la paz con Dios. La poética oración de San Francisco conocida como el “Cántico del Hermano Sol”, es un admirable ejemplo, siempre actual, de esta multiforme ecología de la paz.

9. El problema cada día más grave del abastecimiento energético nos ayuda a comprender la fuerte relación entre una y otra ecología. En estos años, nuevas naciones han entrado con pujanza en la producción industrial, incrementando las necesidades energéticas. Eso está provocando una competitividad ante los recursos disponibles sin parangón con situaciones precedentes. Mientras tanto, en algunas regiones del planeta se viven aún condiciones de gran atraso, en las que el desarrollo está prácticamente bloqueado, motivado también por la subida de los precios de la energía. ¿Qué será de esas poblaciones? ¿Qué género de desarrollo, o de no desarrollo, les impondrá la escasez de abastecimiento energético? ¿Qué injusticias y antagonismos provocará la carrera a las fuentes de energía? Y ¿cómo reaccionarán los excluidos de esta competición? Son preguntas que evidencian cómo el respeto por la naturaleza está vinculado estrechamente con la necesidad de establecer entre los hombres y las naciones relaciones atentas a la dignidad de la persona y capaces de satisfacer sus auténticas necesidades. La destrucción del ambiente, su uso impropio o egoísta y el acaparamiento violento de los recursos de la tierra, generan fricciones, conflictos y guerras, precisamente porque son fruto de un concepto inhumano de desarrollo. En efecto, un desarrollo que se limitara al aspecto técnico y económico, descuidando la dimensión moral y religiosa, no sería un desarrollo humano integral y, al ser unilateral, terminaría fomentando la capacidad destructiva del hombre.
Concepciones restrictivas del hombre

10. Es apremiante, pues, incluso en el marco de las dificultades y tensiones internacionales actuales, el esfuerzo por abrir paso a una ecología humana que favorezca el crecimiento del « árbol de la paz ». Para acometer una empresa como ésta, es preciso dejarse guiar por una visión de la persona no viciada por prejuicios ideológicos y culturales, o intereses políticos y económicos, que inciten al odio y a la violencia. Es comprensible que la visión del hombre varíe en las diversas culturas. Lo que no es admisible es que se promuevan concepciones antropológicas que conlleven el germen de la contraposición y la violencia. Son igualmente inaceptables las concepciones de Dios que impulsen a la intolerancia ante nuestros semejantes y el recurso a la violencia contra ellos. Éste es un punto que se ha de reafirmar con claridad: nunca es aceptable una guerra en nombre de Dios. Cuando una cierta concepción de Dios da origen a hechos criminales, es señal de que dicha concepción se ha convertido ya en ideología.

11. Pero hoy la paz peligra no sólo por el conflicto entre las concepciones restrictivas del hombre, o sea, entre las ideologías. Peligra también por la indiferencia ante lo que constituye la verdadera naturaleza del hombre. En efecto, son muchos en nuestros tiempos los que niegan la existencia de una naturaleza humana específica, haciendo así posible las más extravagantes interpretaciones de las dimensiones constitutivas esenciales del ser humano. También en esto se necesita claridad: una consideración “débil” de la persona, que dé pie a cualquier concepción, incluso excéntrica, sólo en apariencia favorece la paz. En realidad, impide el diálogo auténtico y abre las puertas a la intervención de imposiciones autoritarias, terminando así por dejar indefensa a la persona misma y, en consecuencia, presa fácil de la opresión y la violencia.
Derechos humanos y Organizaciones internacionales

12. Una paz estable y verdadera presupone el respeto de los derechos del hombre. Pero si éstos se basan en una concepción débil de la persona, ¿cómo evitar que se debiliten también ellos mismos? Se pone así de manifiesto la profunda insuficiencia de una concepción relativista de la persona cuando se trata de justificar y defender sus derechos. La aporía es patente en este caso: los derechos se proponen como absolutos, pero el fundamento que se aduce para ello es sólo relativo. ¿Por qué sorprenderse cuando, ante las exigencias “incómodas” que impone uno u otro derecho, alguien se atreviera a negarlo o decidera relegarlo? Sólo si están arraigados en bases objetivas de la naturaleza que el Creador ha dado al hombre, los derechos que se le han atribuido pueden ser afirmados sin temor de ser desmentidos. Por lo demás, es patente que los derechos del hombre implican a su vez deberes. A este respecto, bien decía el mahatma Gandhi: «El Ganges de los derechos desciende del Himalaya de los deberes». Únicamente aclarando estos presupuestos de fondo, los derechos humanos, sometidos hoy a continuos ataques, pueden ser defendidos adecuadamente. Sin esta aclaración, se termina por usar la expresión misma de « derechos humanos », sobrentendiendo sujetos muy diversos entre sí: para algunos, será la persona humana caracterizada por una dignidad permanente y por derechos siempre válidos, para todos y en cualquier lugar; para otros, una persona con dignidad versátil y con derechos siempre negociables, tanto en los contenidos como en el tiempo y en el espacio.

13. Los Organismos internacionales se refieren continuamente a la tutela de los derechos humanos y, en particular, lo hace la Organización de las Naciones Unidas que, con la Declaración Universal de 1948, se ha propuesto como tarea fundamental la promoción de los derechos del hombre. Se considera dicha Declaración como una forma de compromiso moral asumido por la humanidad entera. Esto manifiesta una profunda verdad sobre todo si se entienden los derechos descritos en la Declaración no simplemente como fundados en la decisión de la asamblea que los ha aprobado, sino en la naturaleza misma del hombre y en su dignidad inalienable de persona creada por Dios. Por tanto, es importante que los Organismos internacionales no pierdan de vista el fundamento natural de los derechos del hombre. Eso los pondría a salvo del riesgo, por desgracia siempre al acecho, de ir cayendo hacia una interpretación meramente positivista de los mismos. Si esto ocurriera, los Organismos internacionales perderían la autoridad necesaria para desempeñar el papel de defensores de los derechos fundamentales de la persona y de los pueblos, que es la justificación principal de su propia existencia y actuación.
Derecho internacional humanitario y derecho interno de los Estados

14. A partir de la convicción de que existen derechos humanos inalienables vinculados a la naturaleza común de los hombres, se ha elaborado un derecho internacional humanitario, a cuya observancia se han comprometido los Estados, incluso en caso de guerra. Lamentablemente, y dejando aparte el pasado, este derecho no ha sido aplicado coherentemente en algunas situaciones bélicas recientes. Así ha ocurrido, por ejemplo, en el conflicto que hace meses ha tenido como escenario el Sur del Líbano, en el que se ha desatendido en buena parte la obligación de proteger y ayudar a las víctimas inocentes, y de no implicar a la población civil. El doloroso caso del Líbano y la nueva configuración de los conflictos, sobre todo desde que la amenaza terrorista ha actuado con formas inéditas de violencia, exigen que la comunidad internacional corrobore el derecho internacional humanitario y lo aplique en todas las situaciones actuales de conflicto armado, incluidas las que no están previstas por el derecho internacional vigente. Además, la plaga del terrorismo reclama una reflexión profunda sobre los límites éticos implicados en el uso de los instrumentos modernos de la seguridad nacional. En efecto, cada vez más frecuentemente los conflictos no son declarados, sobre todo cuando los desencadenan grupos terroristas decididos a alcanzar por cualquier medio sus objetivos. Ante los hechos sobrecogedores de estos últimos años, los Estados deben percibir la necesidad de establecer reglas más claras, capaces de contrastar eficazmente la dramática desorientación que se está dando. La guerra es siempre un fracaso para la comunidad internacional y una gran pérdida para la humanidad. Y cuando, a pesar de todo, se llega a ella, hay que salvaguardar al menos los principios esenciales de humanidad y los valores que fundamentan toda convivencia civil, estableciendo normas de comportamiento que limiten lo más posible sus daños y ayuden a aliviar el sufrimiento de los civiles y de todas las víctimas de los conflictos.[7]

15. Otro elemento que suscita gran inquietud es la voluntad, manifestada recientemente por algunos Estados, de poseer armas nucleares. Esto ha acentuado ulteriormente el clima difuso de incertidumbre y de temor ante una posible catástrofe atómica. Es algo que hace pensar de nuevo en los tiempos pasados, en las ansias abrumadoras del período de la llamada “guerra fría”. Se esperaba que, después de ella, el peligro atómico habría pasado definitivamente y que la humanidad podría por fin dar un suspiro de sosiego duradero. A este respecto, qué actual parece la exhortación del Concilio Ecuménico Vaticano II: «Toda acción bélica que tiende indiscriminadamente a la destrucción de ciudades enteras o de amplias regiones con sus habitantes es un crimen contra Dios y contra el hombre mismo que hay que condenar con firmeza y sin vacilaciones».[8] Lamentablemente, en el horizonte de la humanidad siguen formándose nubes amenazadoras. La vía para asegurar un futuro de paz para todos consiste no sólo en los acuerdos internacionales para la no proliferación de armas nucleares, sino también en el compromiso de intentar con determinación su disminución y desmantelamiento definitivo. Ninguna tentativa puede dejarse de lado para lograr estos objetivos mediante la negociación. ¡Está en juego la suerte de toda la familia humana!
La Iglesia, tutela de la trascendencia de la persona humana

16. Deseo, por fin, dirigir un llamamiento apremiante al Pueblo de Dios, para que todo cristiano se sienta comprometido a ser un trabajador incansable en favor de la paz y un valiente defensor de la dignidad de la persona humana y de sus derechos inalienables. El cristiano, dando gracias a Dios por haberlo llamado a pertenecer a su Iglesia, que es « signo y salvaguardia de la trascendencia de la persona humana » [9] en el mundo, no se cansará de implorarle el bien fundamental de la paz, tan importante en la vida de cada uno. Sentirá también la satisfacción de servir con generosa dedicación a la causa de la paz, ayudando a los hermanos, especialmente a aquéllos que, además de sufrir privaciones y pobreza, carecen también de este precioso bien. Jesús nos ha revelado que « Dios es amor» ( 1 Jn 4,8), y que la vocación más grande de cada persona es el amor. En Cristo podemos encontrar las razones supremas para hacernos firmes defensores de la dignidad humana y audaces constructores de la paz.

17. Así pues, que nunca falte la aportación de todo creyente a la promoción de un verdadero humanismo integral, según las enseñanzas de las Cartas encíclicas Populorum progressio y Sollicitudo rei socialis, de las que nos preparamos a celebrar este año precisamente el 40 y el 20 aniversario. Al comienzo del año 2007, al que nos asomamos —aun entre peligros y problemas— con el corazón lleno de esperanza, confío mi constante oración por toda la humanidad a la Reina de la Paz, Madre de Jesucristo, « nuestra paz » ( Ef 2,14). Que María nos enseñe en su Hijo el camino de la paz, e ilumine nuestros ojos para que sepan reconocer su Rostro en el rostro de cada persona humana, corazón de la paz.
Vaticano, 8 de diciembre de 2006.
BENEDICTUS PP XVI
Notas
[1] Cf. Catecismo de la Iglesia Católica, 357.
[2] Sermo 169, 11, 13: PL 38, 923.
[3] N. 3.
[4] Homilía en la explanada de Isling de Ratisbona (12 septiembre 2006).
[5] Cf. Congr. para la Doctrina de la Fe, Carta a los obispos de la Iglesia católica sobre la colaboración del hombre y de la mujer en la Iglesia y en el mundo (31 mayo 2004), 15-16.
[6] N. 38.
[7] A este respecto, el Catecismo de la Iglesia Católica ha impartido unos criterios muy severos y precisos: cf. nn. 2307-2317.
[8] Const. past. Gaudium et spes, sobre la Iglesia en el mundo actual, 80.
[9] Ibíd., 76.

Monday, December 25, 2006

Estatua de Jesús Niño

Gracias a varios diarios he podido escribir alguna carta acerca de una estatua del Niño Jesús en la plaza madrileña que lleva el mismo nombre. Tal estatua estaba en mal estado y en un lugar escondido y marginal. Tras una insistencia ciudadana se llevó a cabo su restauración. Después de meses, la estatua de escayola fue puesta en el mismo lugar y a las pocas semanas algún individuo decidió volver a destrozarla. Fue retirada. En el reciente día de Navidad la única estatua pública madrileña dedicada al Niño Jesús –que yo sepa- ha desaparecido. No pienso que haya que dramatizar la cuestión, pero tampoco me parece una nadería. Ya que cada vez se pone más difícil la expresión pública y democrática de símbolos cristianos pensé en algún lugar seguro para erigir esa estatua. Se me ocurrió uno pero de muy difícil acceso. Me dio alegría considerar que, si los cristianos nos decidiéramos a poner por obra esa idea, la presencia del chaval nazareno en el mundo aumentaría no tanto en su figura como en su Persona.

José Ignacio Moreno Iturralde

Sunday, December 24, 2006

Una cita para toda la vida

"Dios no ha puesto la perfección en la multiplicidad de los actos que hemos de realizar para agradarle, sino en el modo de realizarlos: no otro que el de hacer lo poco que hagamos según nuestra vocación, en el amor, por el amor y para el amor".

San Francisco de Sales.

Friday, December 22, 2006

¡MUY FELIZ NAVIDAD!

Red Madres con los niños pobres

Queridos amigos

¡Feliz Navidad!

Como bien sabéis llegan los Reyes Magos y hay muchos niños muy pobres que conocemos muy bien en Madrid que no tendrán ningún regalo el día 6 de enero.

Para evitar esto, y además para que sus madres y padres sepan que les queremos, en AVA hemos emprendido una campaña desde hace una semana para hacer de pajes reales para niños muy pobres cuyas madres están siendo atendidas por las 25 entidades de la Red de Madres de la Comunidad de Madrid www.redmadres.org

Son mujeres embarazadas españolas e inmigrantes y/o con varios hijos y muchas de ellas han sufrido el trauma de un aborto provocado en sus vidas coaccionadas por su entorno y víctimas de su soledad y pobreza.

Este viernes 22 tendremos una recogida oficial de cartas de hijos y padres y tendremos con nosotros en exclusiva al Rey Melchor y sus pajes en un sitio que está pendiente de concretar mañana.

Tenemos un local donde recibir los regalos todas las tardes - pueden ser usados, nuevos, etc. Dicho local está en C/ Fuencarral, 36-38 - 2º izda. Allí un grupo de voluntarios haremos los paquetes según lo que pidan en sus cartas. Dichos paquetitos con los regalso les serán entregados a las entidades de la Red el 4 y 5 de enero para que los reciban los niños en su casa como Dios manda.

Os rogamos que los regalos que querais aportar a estos 800 niños pobres nos los hagais llegar a dicha dirección avisando previamente al 620 85 86 96. También podéis participar como pajes reales y voluntarios para hacer los paquetes durante las siguientes semanas.

Tu Navidad habrá sido diferente si metes a estos 800 niños en tu corazón. Prueba que seguro que caben.

Recibe un gran abrazo

Dra. Victoria Uroz MartínezAsociación de Víctimas del Aborto - AVA www.vozvictimas.org

620 85 86 96

Libertad religiosa

Navidad 2006.

Cada año sale la noticia de más colegios en los que, por abuso de autoridad, se priva a los alumnos de la gozosa celebración de la venida de Jesús, venerado también por los musulmanes, que lo cuentan entre los grandes profetas. Se celebra con muchos actos en los centros de enseñanza, el Día de la Paz Escolar y de la no violencia ( finales de enero, recordando aGandhi); pero se impide a los cristianos festejar el Nacimiento de Cristo, el Hijo de Dios, que se hizo Hombre por nuestra salvación y es el centro de laHistoria, Príncipe de la Paz y el mayor sembrador de Amor y de Esperanza. Lo que viví hace años, hoy se extiende: una de las Jefas prohibió cantar villancicos en el aula y hasta en cualquier rincón del patio durante el recreo. Claro que algunos no admitían la injusta norma y, en mi clase, se atrevían a entonarlos por su cuenta el último día, siguiéndoles el resto. Bajo las presiones del laicismo, Noche de Paz, el Tamborilero y la Marimorena llegaban más al alma y se hacían muy sabrosos. ¿ Por qué yo habría de impedirlo, como se me pedía? Ser tajante en ese punto, además de contradecir mis sentimientos, habría sido una injusta represión de la libertad de los chicos. La Jefa en cuestión, era presa de una absurda ideología laicista; quizá pretendiera cosechar méritos o ignorara la Constitución y la Ley orgánica de libertad religiosa.Una norma que prohibe la exteriorización de laalegría de la Navidad con cánticos, escenificaciones o con el tradicional belén, además de ilegal y de ser índice de la intolerancia de los que la imponen, ¿ noes antidemocrática, totalitaria e irrespetuosa connuestra cultura y tradiciones?

Josefa Romo

Icono bizantino navideño


El icono clásico bizantino de la Natividad presenta una imagen diferente del acontecimiento de la Navidad si lo comparamos con imágenes occidentales más recientes. El objetivo de este icono es el de instruir, hacer visible la historia del nacimiento de Cristo, el milagro de la Encarnación de Dios. Esta historia se encuentra en dos pasajes de los Evangelios: Mateo 2:1-12, y Lucas 2:1-20. Elementos adicionales se han tomado de algunas tradiciones cristianas encontradas en escrituras antiguas no incluidas en la Biblia Canónica.

El tema central de la imagen es la Madre y el Niño dentro de una cueva oscura. El significado simbólico de la cueva es el mundo, oscurecido por el pecado del hombre, y ahora iluminada por la Luz de la Encarnación. La Virgen María pone con cuidado al Niño en el pesebre (...).
En la esquina inferior izquierda se encuentra sentado San José con un traje verde, con el halo de santidad y un rótulo escrito en Griego que refleja así su importancia. Él se enfrenta al diablo, disfrazado como un viejo pastor, que trata de persuadir a José de que el parto virginal de María no es posible. En la esquina inferior derecha hay dos mujeres que lavan al Niño. Estas son dos comadronas traídas por José para asistir a María como se describe en los Evangelios apócrifos.
Otros elementos de la escena forman parte de las historias de los Evangelios canónicos. Los Magos de Oriente que llevan regalos están descritos en Mateo 2:1-12. Los ángeles que traen " las buenas nuevas de gran alegría " a los pastores que cuidan sus rebaños son un pasaje conocido de Lucas 2:8-14. La Estrella de Belén (Mateo 2:9) dirige un rayo directamente hacia el Niño. La estrella es representada como un agujero en la esfera de Cielo, dejando que un rayo de luz caiga sobre Él. La inscripción griega cerca de la parte superior del icono se traduce como " el Nacimiento del Mesías ".

Este icono representa no sólo el milagro de la Encarnación, sino también el efecto de aquel milagro sobre el mundo. Toda la creación está representada en el acontecimiento: la tierra por las colinas y cueva, el cielo por la estrella; la naturaleza por los animales y plantas ; los ángeles en sus papeles de mensajeros divinos y en el de glorificadores de Dios, y la humanidad en sus distintas formas - el sabio y el sencillo, el bien y mal, el joven y los viejos, los hombres y mujeres.

DVD La primera Navidad


PACK LA PRIMERA NAVIDAD
CONTIENE: -DVD con historia de la Navidad
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Noche de Paz

Regale Zenit: Información doctrinal

Friday, December 08, 2006

María Inmaculada, Imagen de la Belleza de Dios

CIUDAD DEL VATICANO, jueves, 7 diciembre 2006 (ZENIT.org).

- La Inmaculada Concepción es «imagen de la belleza y de la caridad divina», considera el cardenal Tarcisio Bertone, en un mensaje enviado en nombre de Benedicto XVI. El purpurado salesiano saluda con la misiva pontificia a los participantes en XI Sesión Pública de las Academias Pontificias, organizada este jueves por las Pontificias Academias de la Inmaculada y Mariana Internacional, sobre el tema: «La Inmaculada, Madre de todos los hombres, imagen de la belleza y de la caridad divina». Este tema, aclara el cardenal Bertone, «quiere subrayar precisamente la participación singular de la Inmaculada Virgen María, Madre de Dios y Madre de todos los hombres, en el misterio de Dios, misterio excelso de belleza y de caridad». «Dios, Uno y Trino, que difunde su belleza y su caridad en el mundo que creó, comunica de manera particular estas cualidades suyas a las criaturas humanas por medio del perfectísimo Mediador, su Hijo Jesucristo, modelándolas y santificándolas con la potencia del Espíritu Santo, para que sean santas e inmaculadas en su presencia por la caridad». Ahora bien, añade, «María de Nazaret destaca entre todas las criaturas como espejo resplandeciente de la belleza divina pues, al haber sido “preservada” del pecado original y llena “de gracia”, está tan animada y penetrada por la caridad del Espíritu Santo que se convierte en prototipo de la persona humana, que de la manera más radical y sin reserva alguna, acoge al Hijo de Dios, en la hora trágica de su Pasión y en la de la Resurrección». «Al permanecer profundamente unida a Cristo, crucificado y resucitado, María se revela como Madre de toda la humanidad y, en particular, de los discípulos del Hijo». El cardenal Bertone cita la primera encíclica «Deus caritas est» cuando dice: «María se ha convertido efectivamente en Madre de todos los creyentes. A su bondad materna, así como a su pureza y belleza virginal, se dirigen los hombres de todos los tiempos y de todas las partes del mundo en sus necesidades y esperanzas, en sus alegrías y contratiempos, en su soledad y en su convivencia». «Y siempre experimentan el don de su bondad; experimentan el amor inagotable que derrama desde lo más profundo de su corazón. Los testimonios de gratitud, que le manifiestan en todos los continentes y en todas las culturas, son el reconocimiento de aquel amor puro que no se busca a sí mismo, sino que sencillamente quiere el bien», añade el mensaje. A través de la misiva, el Papa alienta a todos los que estudian la figura de María para que se adentren en su descubrimiento por el «camino de la verdad» y el «camino de la belleza», que quedan abarcados en el «camino de la caridad».

Inmaculada IX


“La absoluta enemistad puesta por Dios entre la mujer y el demonio exige, por tanto, en María la Inmaculada Concepción, es decir, una ausencia total de pecado, ya desde el inicio de su vida. El Hijo de María obtuvo la victoria definitiva sobre satanás e hizo beneficiaria anticipadamente a su Madre, preservándola del pecado. Como consecuencia, el Hijo le dio el poder de resistir al demonio, realizando así en el misterio de la Inmaculada Concepción el más notable efecto de su obra redentora”

Juan Pablo II. Audiencia General 29-V-1996

Inmaculada VIII

Inmaculada VII

Inmaculada VI

Inmaculada V

Inmaculada IV

Inmaculada III

Inmaculada II


María es verdaderamente Madre de Dios porque es la madre de Jesús (Jn 2, 1; 19, 25). En efecto, aquel que fue concebido por obra del Espíritu Santo y fue verdaderamente Hijo suyo, es el Hijo eterno de Dios Padre. Es Dios mismo." (Compendio Catecismo de la Iglesia Católica, 95)

Inmaculada I

Wednesday, December 06, 2006

El padre Al Rais secuestrado en Irak

Ante la desaparición de otro sacerdote, obispo iraquí denuncia la pasividad del mundoEl padre Sami Al-Rais permanece secuestrado desde el lunes BAGDAD, martes, 5, diciembre 2006 (ZENIT.org).- El rector del seminario mayor caldeo en Al Dora (Bagdad), el padre Sami Al-Rais permanece secuestrado desde el lunes, denuncia el obispo auxiliar local, monseñor Shlemon Warduni. «Se lo llevaron esta mañana hacia las 9.30 horas a pocos pasos de la iglesia de Mar Khorkhis, en Bagdad Jadida», confirmó el prelado el lunes a la agencia «Sir» del episcopado italiano. «Estamos ante un nuevo secuestro. Esperamos la petición de un recate. El mundo duerme; si no despierta no habrá futuro para Irak ni para los crsitianos iraquies», alertó. Con el del padre Al Rais, ya son cinco los secuestros de sacerdotes caldeos en Bagdad desde el pasado julio. La comunidad católica caldea es la mayor comunidad cristiana del país. Y el pasado octubre el padre Paul Iskandar -sacerdote siro-ortodoxo- fue brutalmente asesinado. El padre Sami, rector del seminario mayor caldeo en Al Dora y párroco de la anexa iglesia de San Pedro y San Pablo, debería estar presente el miércoles en la inauguración del año académico del «Babel College» -que dirige la Iglesia católica en Bagdad (única Universidad Teológica Cristiana en el país)-, de donde es profesor de Moral. Pero tal Facultad, desde Al Dora, dada la situación de inseguridad, ha sido trasladada a la iglesia de Mar Khorkis. La citada ceremonia de apertura de curso ha sido pospuesta. El Patriarcado caldeo de Irak ha lanzado desde su web un llamamiento –del que se hace eco «AsiaNews.it»- a los secuestradores: «Os rogamos que no le hagáis daño y que le tratéis bien». «Ponemos al padre Sami en manos del Señor y de la Providencia pidiéndole que nos ayude a salvar Irak de estos secuestros que aterrorizan a todos, adultos y niños», prosigue. «Invocamos a la Virgen para que le salve y le haga regresar pronto a su iglesia y al servicio de los fieles», concluye el texto. Este martes el seminario «Simón Pedro», cerrado por la creciente inseguridad, debería haber reanudado las clases «por una semana de prueba». «Ahora el seminario tendrá otros problemas, porque además de la falta de seguridad y de las amenazas, debe soportar la ausencia de su rector», comentan algunos de los pocos estudiantes que quedan allí, según recoge «AsiaNews.it».

Monday, December 04, 2006

Adviento recuerda el verdadero sentido de la Navidad

En www.zenit.org 3.XII

Investigaciones modernas sobre Jesús de Nazaret

En www.zenit.org 2.XI

El Papa espera que su viaje a Turquía contribuya al diálogo con ortodoxos y musulmanes

Da gracias a las autoridades y a los ciudadanos por «su tradicional espíritu de hospitalidad» CIUDAD DEL VATICANO, domingo, 3, diciembre 2006 (ZENIT.org).- Benedicto XVI espera que la «inolvidable experiencia» de su viaje a Turquía contribuya a profundizar en la colaboración y el diálogo con los cristianos ortodoxos y con los seguidores del islam. El pontífice confesó su deseo al dirigirse este domingo a miles de fieles congregados en la plaza de San Pedro para participar en el primer Ángelus presidido por el Papa a su regreso de Estambul. Hablando desde la ventana de su estudio, el Santo Padre dio ante todo «gracias al Señor» y a todas las personas del mundo que han rezado por el buen resultado de su peregrinación por tierras turcas, que tuvo lugar del 28 de noviembre al 1 de diciembre. El Papa espera que de este viaje «surjan frutos de bien para una cooperación cada vez más sincera entre los discípulos de Cristo y para un diálogo fecundo con los creyentes musulmanes». El obispo de Roma renovó su gratitud «a quienes han organizado el viaje y han contribuido de diferentes maneras a su desarrollo pacífico y fructuoso». En particular, mencionó a «las autoridades de Turquía y al amigo pueblo turco, que me ha ofrecido una acogida digna de su tradicional espíritu de hospitalidad». Asimismo, recordó «con afecto y reconocimiento a la querida comunidad católica que vive en tierras turcas» y que atraviesa «condiciones que con frecuencia no son fáciles».

«Verdaderamente es un pequeño rebaño, variado, rico de entusiasmo y de fe que por así decir vive constantemente y de manera intensa la experiencia del Adviento apoyado por la esperanza», reconoció. Benedicto XVI ya había recordado este viaje a Turquía el sábado por la tarde en la homilía que pronunció en la Basílica de San Pedro del Vaticano durante las vísperas del primer domingo de Adviento. «La paz es la meta a la cual aspira toda la humanidad --aseguró--. Para los creyentes paz es uno de los más bellos nombres de Dios, que quiere el entendimiento entre todos sus hijos, como he tenido ocasión de recordar en mi peregrinación de estos días pasados en Turquía». Como el Papa anunció al rezar el Ángelus, el próximo miércoles ofrecerá un balance de su visita durante la semanal audiencia general a los peregrinos. ZS06120304

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