Sunday, March 31, 2019

Un planteamiento interesante para el matrimonio



“Hay dos tipos de hombres honrados a la hora de contraer matrimonio. Uno piensa mucho en si la chica a la que quiere, maja y buena persona, es realmente la mujer de su vida o no; pero no se acaba de decidir. El otro hombre es el que, en situación similar al anterior, piensa más en la mujer que en él y se casa con ella. Pues bien: a este segundo, le sale mucho mejor la vida que al primero”. Este planteamiento de mi tía Dolores, que en paz descanse, me parece muy verdadero, realista y provechoso. Lógicamente, puede hacerse la misma afirmación desde la reflexión de la mujer que elige al hombre de su vida. Considero que esta idea es buena no solo para el matrimonio, sino también para otras decisiones importantes de la vida.


José Ignacio Moreno Iturralde

Tuesday, March 26, 2019

Aceptar la Vida



El pasado domingo 24 de marzo asistía a la Manifestación por la Vida que se celebró en Madrid. Un numeroso colectivo de personas jóvenes y adultas, en un ambiente grato y cordial, reivindicaba el valor de la vida del niño en gestación. Hubo testimonios, canciones y un minuto de silencio por los dos millones de seres humanos nonatos a los que no se les ha dejado nacer en España, desde la ley del aborto de 1985. Ante esto pensé en qué se puede hacer. Pienso que lo primero y más asequible es aceptar la propia vida. Quererla y afirmarla con valentía, a pesar de sus dificultades. De este modo se puede acoger y cuidar la vida de los demás, especialmente la de los propios hijos. Algo incómodo y comprometedor que, sin embargo, nos hace más felices y más humanos.

José Ignacio Moreno Iturralde

Monday, March 25, 2019

Los pilares del cielo: una novela que puede cambiar la vida



“Haz tú lo mismo”, al llegar a esta frase la novela cambia; pero lo que es más importante: puede cambiar la vida del lector. Con una estética dura y descarnada, el autor se introduce en el negro corazón de un joven triste e insatisfecho, pero con fuerza. Se narra una historia bien trabada, juvenil y madura, donde el dolor y el amor humano se entrelazan con una apasionante pelea entre la incredulidad y le fe, repleta de argumentos sólidos e interesantes. Viven personajes auténticos, bien esculpidos, totalmente realistas, que componen una lúcida historia, bien escrita, con el telón de fondo de la “catedral de Mejorada”. No hay filosofía sosa, aburrida; sino razones palpitantes en torno a la vida, al dolor, a la muerte, a la amistad, al noviazgo, a una madre, a Dios hecho hombre.

A pesar de mis aburridas clases de filosofía, resulta que al cabo de los años, sale un antiguo alumno que acaba de publicar una novela apabullantemente interesante. Hay algo mejor que escribir una buena novela: ver a un alumno que escribe una genial. Dios hace las cosas como quiere; Él es, como decía mi padre, el Imprevisible. ¡Qué alegría, Eduardo! Pues eso: “que no te envanezcas”. Gracias por la novela. Que, por favor haya una nueva o muchas más, al menos tan buenas como ésta y, lo más difícil y apasionante: escribir la novela buena que más importa: la de la propia vida.


José Ignacio Moreno Iturralde

Saturday, March 16, 2019

Tener esperanza



El diccionario de la RAE define la esperanza como “el estado de ánimo en el cual se nos presenta como posible lo que deseamos”. Nos damos cuenta de que tener esperanza es algo profundamente humano. Por el contrario, ser un hombre sin esperanza es algo realmente horrible. Sin embargo, algunas veces, nos hacen falta cosas que se nos presentan como bastante difíciles de conseguir: la salud de un familiar muy enfermo, una mejora en los estudios o en el trabajo, adquirir una determinada virtud, o que se arregle una difícil situación familiar. Desde luego, tener esperanza no es ser un ingenuo; pero es algo sin lo que no se puede vivir.
Conviene caer en la cuenta que lo que nosotros estimamos como bueno, no siempre es lo mejor. Cuántas veces sucede que cuando se cierra una puerta, otra se abre. No controlamos muchas cosas de la vida. Incluso cuando las cosas han salido mal, no podemos asegurar que se trata de un mal absoluto. La esperanza es también una virtud teologal, por la que esperamos que Dios nos dará los bienes que nos ha prometido. Sin esta esperanza, es imposible entender el sentido de la historia y el de tantos millones de personas que a lo largo de ella han sufrido injusticias y asesinatos. El único ser que tiene esperanza es el hombre y esto se debe a que no es un ser vivo más, a que tiene espíritu. El ser humano es coexistencia con los demás, y con Dios, porque nadie quiere desaparecer y volver a la nada. El ser humano tiene esperanza de vida eterna; esto no la demuestra, pero es una pista a favor de su existencia.
Volvamos a cosas más a ras de tierra. Es bueno aspirar a tener una situación personal mejor, sin olvidar ser agradecido por tantas cosas buenas que tenemos. Pero esperanza supone esperar. Para esto es bueno aceptar la vida que nos ha tocado vivir cada día, aunque a veces sea costoso. Suele decirse “es lo que hay”. Este dicho tiene su razón, pero es algo cutre. Lo que nos rodea puede verse con un sentido providencial. Generalmente  nadie cambiaría su vida por la de otro, sencillamente porque no es la suya. Nuestra vida nos ha tocado, y nos ha tocado por algo. Este sentido providencial de la vida es fuente de esperanza. Nadie va a vivir mi vida por mí. Y nadie es más que nadie en cuanto a su naturaleza: todos los seres humanos tenemos la misma dignidad. Si procuro mejorar cada día, consiguiendo las metas que me he propuesto, o no, actualizo la esperanza y esto es bueno. Tener esperanza no es solo conseguir cosas, sino tener una actitud que me hace superarme ante la vida y que me hace mejor persona. Puedo tener esperanza en que mi vida, a pesar de mis fallos, puede ser buena y un faro de luz para los demás. No se trata de ser muy rico o de tener suerte. Se trata de ser un hombre con esperanza en un mundo mejor, en un amor bueno, en una causa justa, en que Dios tiene esperanza en mí; porque así soy más feliz y ayudo a los demás a serlo. Por esto, tener una gran esperanza es tener la alegría.

José Ignacio Moreno Iturralde

Sunday, March 10, 2019

Masculinismo


Los conceptos pueden aclararse por sus contrarios. Esto me ha llevado a pensar qué podría significar la palabra “masculinismo”… Tal vez una especie de idea de superioridad del hombre. Quizás algunas reivindicaciones del varón respecto a la mujer…  Lo que sí me parece claro es que el “masculinismo” es poco masculino; es un término raro, forzado. Sin embargo, no sucede lo mismo con el feminismo, que está en pleno auge. Quiero aclarar que soy un admirador de las mujeres, que a quien más he querido en este mundo es a mi madre, que la violencia machista es repugnante y ha de ser castigada con contundencia, y que me parece fantástica la incorporación de la mujer al mundo laboral, en condiciones de total igualdad con el hombre. Mucho se ha conseguido al respecto, y mucho queda por conseguir. Pero otra cosa diferente es una especie de actitud convulsiva que parece enfrentarse al hombre, violentando y desnaturalizando la comunidad de amor que es la familia, y la misma realidad de la mujer.

Es necesario reivindicar soluciones ante injusticias, pero otra cosa es no aceptar la propia realidad. Esto último es algo que, en ocasiones, nos cuesta enormemente a los seres humanos. La libre aceptación de nuestro ser es clave para la felicidad propia y la de nuestros seres queridos. Me parece que para ser mujer, más que feminista lo que hay que ser es femenina;  como para ser hombre hay que ser masculino, lo cual debe incluir un máximo respeto y una esmerada consideración ante todas las facetas personales y sociales de la mujer.



José Ignacio Moreno Iturralde


Sunday, March 03, 2019

Don Rodrigo, un hombre que sabía ser feliz



“Un nuevo día, sale el sol, y rodeado de gente a la que puedo ayudar”. Esta frase de Don Rodrigo Fernández Salas, sacerdote, se me quedó grabada a lo largo de los años que viví junto a él y a otras personas, en la residencia del colegio Tajamar.

Durante más de sesenta años dedicado a este colegio, entre otras tareas pastorales, todos los que le conocimos podemos constatar la alegría contagiosa con la que vivía, su reciedumbre, su disponibilidad generosa; así como su guasa y buen humor. “Don Rodri”, así le llamamos sus amigos, ha vivido una vida de entrega a Dios y a los demás siendo un tipo divertido, haciendo felices a los demás porque él lo era. Se trataba de una persona recia, conocedora de la dureza de la vida y con un sentido común enorme y animante.

Durante el funeral, celebrado por su alma el pasado 26 de febrero en Tajamar, me conmovieron las canciones del coro del colegio. Pensé en el inmenso Amor de Dios por todos y cada uno de los chavales de Vallecas, y de todo el mundo. Cada persona lleva en sí una verdad muy valiosa, que solo se esclarece plenamente con la luz divina. Don Rodri estaba convencido de ello, lo vivía; quizás fuera este su secreto: sabía querer a los demás, desde su vida de unión con Dios. Por esto pienso que, cada día, rodeado del sol del Cielo, él sigue contemplándonos de un modo nuevo y eficaz, dispuesto siempre a ayudarnos.


José Ignacio Moreno Iturralde