El pudor es algo natural en el hombre. La naturalidad del ser humano no
es la del animal, porque la persona humana es un ser moral. Cuando se cubren partes del cuerpo
para dignificarlo se cubre algo bueno en sí, pero que podría ser deseado por
otro fuera de lugar y de tiempo. Las relaciones íntimas entre hombre y mujer
son buenas en las circunstancias adecuadas para hacerse cargo con
responsabilidad de las consecuencias que traen consigo. Si a tales relaciones
se las despoja de su carácter íntimo y personal para convertirlas en
espectáculo, objeto de mercado publicitario o cinematográfico, estamos tomando
a la persona humana como un producto de mercado; la estoy convirtiendo en un
objeto. Esto es deshumanizador.
Respecto al
modo de vestir la ropa puede considerarse a veces como cierta expresión del
espíritu. Resulta positivo intentar, si se puede, vestir bien. Caben aquí, como
es lógico, una gran variedad de gustos para manifestar la alegría de vivir y la
educación respecto a los demás.
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