Después de las guerras mundiales, la
postmodernidad se ha entendido, por muchos, como una nueva era relativista,
escéptica, de pensamiento débil. La “crisis de la verdad” ha llevado a la
crisis del compromiso, generándose una sociedad fragmentada e individualista.
Frente a esto, varias autoras destacadas ofrecen una alternativa completamente
distinta. Pensando desde el corazón, rescatan la razón y la abren a la
trascendencia, la solidaridad y la esperanza. Iván López Casanova, en su obra
“Pensadoras del siglo XX”, nos habla de cinco autoras que han llevado a cabo lo
que este autor denomina “filosofía de la esperanza”.
Simone Weil (1909-1943), a la
que el autor llama “el corazón que sufre”, ofrece una reflexión y un testimonio
de vida rotundo a favor de los más necesitados.
María Zambrano (1904-1991),
española y republicana, trazó un camino para la razón poética que quiere
superar el laberinto sin salida de una racionalidad enfermiza.
Edith Stein (1891-1942),
filósofa judía que profundizó en la noción de empatía, hizo estrechar la mano
al tomismo y a la fenomenología. Conversa, carmelita y santa, moriría en las
cámaras de gas nazis, junto a su hermana Rosa, ofreciendo la vida por su
pueblo.
Hannah Arendt (1906-1975), de
origen judío y conocedora en vivo de la Alemania hitleriana, popularizó el
término de la banalidad del mal. En sus obras, como “La condición humana”, comprendió la
cultura de su tiempo y quiso levantarla a través de valores positivos.
Elisabeth Kübler-Ross
(1926-2004), psiquiatra que dedicó su vida a la atención de enfermos
terminales, estudió las experiencias vitales en el umbral de la muerte, que
hacen de la inmortalidad del alma humana algo más que una hipótesis.
Todas ellas ofrecen una
filosofía comprensiva de la realidad. La razón es acogida por un corazón que
descubre sentido en la realidad y ofrece caminos de esperanza para los seres
humanos.
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