La película titulada
"Mejor imposible" relata el romance entre un escritor, con algunos
problemas psicológicos, y una camarera bastante más joven que su pretendiente.
En un momento determinado ella le dice: "todavía no me has dicho ningún
piropo". El escritor, que desde hacía poco se había decidido a tomar la
medicación que le prescribiera su médico, le contesta: "desde que te
conozco tomo mis pastillas". Ella no alcanza el sentido del cumplido y él
le aclara: "tú haces que yo quiera ser mejor persona". El hecho de
saberse querido es simultáneo a saberse llenó de sentido y con ganas de
mejorar. Como alguien ha escrito "el tú solo se revela al amor" ; la
estima que nos manifiestan las personas a quienes apreciamos nos proporciona
una cierta plenitud en nuestro ser, nos hace felices. El corazón, como
cualquier otra facultad humana, es activado desde fuera de nosotros mismos.
El poeta Antonio Machado escribió "nadie elige su amor".
Ciertamente hay muchas cosas que no elegimos, y en parte aquello que más nos
realiza: un amor verdadero, que es el que nos hace ser mejor personas. Toda
esta realidad que nos rodea no nos limita; nos levanta por encima de nosotros
mismos.
En algunas clases con mis alumnos, cuando se aproximaba la hora de comer, les
hacía una reflexión con una pequeña dosis de crueldad. Les proponía que miraran
por la ventana y se imaginarán que hubiera una mesa llena de hamburguesas
calientes, patatas fritas y coca colas refrescantes. Nos decidimos ir a por
ellas, pero encontramos la dificultad de alguien que nos impide degustar esos
sabrosos manjares. Al día siguiente, tras una noche lluviosa, nadie toca la
comida, que queda pasada y sin atractivo alguno para el estómago y el paladar.
La metáfora tenía la siguiente enseñanza: es propio de los bienes ser ofrecidos
para quienes puedan ser de provecho; lo contrario es un despilfarro. Los seres
humanos no somos objetos, pero al sentirnos queridos, apreciados por lo que
somos, nos sabemos buenos. Es entonces cuando libremente podemos darnos,
ofrecernos, en una actitud positiva de servicio, que es fuente de alegría.
El adagio de Shakespeare de "ser o no ser..." es insuficiente. Desde
la perspectiva estudiada, la cuestión crucial es "ser querido o no ser querido".
Josef Pieper escribió que "amar es como decir es bueno que existas".
Quizás existamos porque somos queridos.
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