Un familiar me dijo en cierta ocasión que
la memoria era como las ruedas de un coche. Puedes tener una buena dirección
(inteligencia) y un estupendo motor (voluntad); pero si los neumáticos están en
mal estado, el viaje puede ser penoso.
La memoria es solidaria del entendimiento.
Está claro que estudiar de memoria algo que no se entiende, es frustrante y
rechazable. Pero es de sentido común que si además de entender una cosa la
memorizo, el conocimiento queda bastante más seguro. Los conocimientos
memorizados nos ayudan a pensar y relacionar nuevas preguntas con más
facilidad. Los contenidos son solidarios de las capacidades y las destrezas. Cuando
un alumno aprende un contenido de modo memorístico, puede hacerlo también de un
modo personal y significativo. Un contenido en la red es muy distinto de un
contenido asumido y entendido personalmente. Este último es una fuente de
enriquecimiento personal, no una carga.
Una capacidad que influye notoriamente en
la memoria es la voluntad. Cuando alguien lee algo acerca de una afición que le
apasiona, retiene bastante bien la información recibida, sin que haya hecho un
esfuerzo memorístico notable. Sin embargo, cuando tengo que estudiar algo que
resulta fastidioso la disposición para aprender puede verse reducida, si no hay
un serio esfuerzo de la voluntad. Por tanto, si cuando estudie algo mi
disposición es intentar aprender y saber acerca de lo estudiado, mi resultado
será más satisfactorio. Si simplemente embotello unos datos que no me importan
en absoluto, con gran facilidad saldrán muy pronto de mi mente si es que llegan
a entrar bien. Quien entiende, memoriza y quiere no son las diversas facultades,
sino una persona que integra estas capacidades.
Es cierto que hay personas que tienen más
memoria que otras, pero la memoria también se puede aumentar y fortalecer
ejercitándola. Por otra parte, técnicas de asociación de ideas y de
organización de contenidos, pueden ser muy útiles para ayudar al aprendizaje.
Recuerdo un amigo que ordenaba sus conocimientos, pensando en el armario de su
habitación. Clasificaba lo memorizado según cajones y perchas… y le fue muy
útil.
Todo alumno es un ser racional, libre y
emocional. Cuando se explican los contenidos transmitiendo sabiduría, orden,
pasión, exigencia y ánimo, los resultados suelen ser muy buenos. Tendemos a
recordar con más facilidad las cosas que nos son más significativas
emocionalmente. Esto es algo que los educadores han de tener en cuenta.
José Ignacio Moreno Iturralde