Sunday, November 12, 2017

Privar del derecho a la vida es desunir


El comité de Derechos humanos de la ONU, ha excluido recientemente del derecho a la vida a los niños no nacidos (cfr Friday Fax 3 noviembre 2017), pese a múltiples manifestaciones en contra de muchos representantes de los representantes de esa asamblea.

Naciones Unidas proclama una seria desunión: la de la madre respecto a su hijo que viene de camino. Muchas son las razones que mueven a la lógica del aborto: casos de gravedad del embarazo, control de la natalidad, pobreza, o en muchas ocasiones: el simple embarazo no deseado. Sin embargo, esta lógica choca con el más profundo humanismo. Cuando se entiende el mundo desde la lógica de la creación, la gratitud, la solidaridad y el cuidado se convierten en valores vertebradores de un mundo lleno de seguridad. Las tradiciones morales más humanitarias siempre han hablado de que cada persona representa a las demás, y de que lo que hacemos con un ser humano concreto lo estamos haciendo en cierta medida con todos. Se trata de algo profundamente grabado en el corazón humano. La oportunidad más asequible y entrañable para vivir esta humanidad es la que ofrece las relaciones de maternidad, paternidad y filiación.

Muchos pueden ser los inconvenientes para traer un hijo al mundo. La solución más humana es resolverlos con medidas eficaces –que incluyen transformaciones económicas de justicia-; no en suprimir legalmente la vida de los seres humanos más necesitados. Privar de la oportunidad de vivir la vida es algo muy serio e inhumano: es desunir la vida de padres e hijos no nacidos con cobertura legal.

Los casos extremos no pueden configurar leyes generales ni, mucho menos establecer derechos fundamentales. Esto supone intentan proteger las necesidades de unos pocos, dejando sin protección jurídica a millones de seres humanos que son, ni más ni menos, que buena parte del futuro de la humanidad. Además, anular el derecho a la vida de los no nacidos es golpear seriamente la identidad de la maternidad y, por lo mismo, es un ataque velado a la propia mujer, que merece todo respeto y protección.



José Ignacio Moreno Iturralde

Sunday, November 05, 2017

Cultura de la vida con la propia vida


Desde hace décadas, vivimos en una sociedad donde el aborto voluntario es una práctica arraigada. Se trata de una dolorosa realidad, que cuenta con un marco legal y el respaldo de parte de la opinión pública. Sin embargo, los que defendemos decididamente la dignidad de toda vida humana, también la del concebido y no nacido, hemos de fijarnos más en la celebración diaria de la vida, que en la denuncia de la cultura del “mejor no nazcas porque me viene mal”; cosa que también conviene hacer.


La afirmación de la vida nace del amor a ella, con sus luces y sombras, con sus alegrías y sus penas. Sonreirle a la propia vida, también en los momentos duros y no deseados, es un modo eficaz y animante de difundir el respeto por todo ser humano. Encontrar un sentido profundo a la existencia, donde nace la alegría de vivir, es un gozoso desafío en el que nos jugamos la felicidad propia y la de muchas otras personas.