En nuestro mundo digital parece, más que nunca, que una
distinción de cualidades no es más que un cambio en la distribución de cantidades.
Un ejemplo elemental es un cambio de color; otro más complejo puede ser un
cambio en la salud. Sin embargo, las cantidades no se distribuyen a sí mismas.
El mundo está configurado siguiendo unos sistemas de orden; y el orden está en
la materia sin ser material: pesan lo mismo los componentes de una casa,
construida o sin construir. Además, quien está pensando sobre cómo es la cantidad
no es la cantidad sino mi mente: un principio racional que, contando con el
cerebro, se distingue cualitativamente de la materia. En conclusión: la cualidad
se da en la cantidad, pero es algo más que cantidad; mucho más. Todo esto no
son especulaciones en el aire. Se pueden aplicar al deporte, a la empresa y a
la familia.
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