Thursday, December 29, 2022

Dar la vuelta al corazón.

Ponerse en el lugar de la realidad es el único modo de entenderla. Sólo así, con el paso de los milenios, los seres humanos se dieron cuenta de que era la tierra la que giraba alrededor del sol; y no al revés, como parece evidente. Esta lógica inversa es la más recta, especialmente cuando se trata de relacionarnos con nuestros semejantes. Sin embargo, aunque nos damos cuenta de la importancia de razonar en función del mundo que nos rodea, nos resulta costoso admitir que, algunas veces, las cosas no son como quisiéramos.

La sensatez de dar la vuelta a la razón, para que ella misma encuentre su genuina identidad, es también aplicable al corazón. Necesitamos ser queridos, ansiamos ser felices y sentirnos bien; pero con frecuencia no sabemos hacerlo. Nuestro corazón tiene una especie de campo gravitatorio que tiende a apropiarse de lo agradable y a expulsar lo que no nos satisface. Pero esta tendencia, siendo necesaria, no es la única. El corazón humano se realiza más cuando da, que cuando recibe. Somos capaces de disfrutar de un paisaje valorando la naturaleza por sí misma, al margen de cualquier interés. También estamos en condiciones de esforzarnos, y esto es clave, en afirmar y mejorar la vida de los demás; también cuando no obtenemos ningún beneficio propio. Por este motivo, las personas generosas son mucho más felices, aunque sus vidas quizás no sean muy confortables.

Cuando queremos a quienes nos rodean, con sus puntos fuertes y sus limitaciones, bombeamos sangre limpia a la familia, a los amigos y al entorno social. Sin dejar de defender nuestros derechos y denunciar a quien lesione seriamente la justicia, la persona de corazón grande quiere activamente el bien de sus semejantes, pese al esfuerzo que esto suponga. Es así como uno se percata de la sensatez de la regla de oro de la moral: trata a los demás como quieres que te traten a ti. En este ejercicio virtuoso, que puede parecer un cierto auto vaciamiento, encontramos una identidad renovada y fortalecida. Es entonces cuando entendemos nuestra vida como una misión que nos relaciona con todos, y con una verdad personal enorme que sostiene y da plenitud a todas las relaciones interpersonales. Se comienza entonces a percatarse de que, en cualquier circunstancia, no solo soy, sino que soy incondicionalmente querido.


José Ignacio Moreno Iturralde

 

Wednesday, December 28, 2022

Lógica de dominio y cuidado de la vida.

Se ha destacado la relación entre el consumo abusivo de la naturaleza y la lógica de dominio por un capitalismo inhumano respecto a los más pobres. El mismo afán de ganancias que destroza los ecosistemas, guarda parentesco con la indiferencia práctica respecto a las poblaciones más necesitadas y vulnerables, que se encuentran descartadas de los mercados. Sin embargo, pese a tener similitud respecto a los problemas anteriores, resulta duro   observar la universal aceptación de la industria del aborto voluntario. Existe un auténtico caparazón de insensibilidad respecto a la vida de centenares de miles de seres humanos nonatos, cuya existencia es arrojada literalmente a la basura cada año. Entiendo el gran apuro que lleva consigo un embarazo no deseado y las ayudas que en justicia se le debe a toda mujer necesitada, especialmente en los países pobres. Pero lo que algunos no aceptamos es la legalización de millares de muertes de hijos en gestación, como un síntoma de progreso y avance social. Tampoco aceptamos el millonario y sangriento negocio que esto lleva consigo.

Es evidente que cada uno y, sobre todo cada una, han de tener los hijos que quieran. Pero una vez concebidas las vidas humanas, cambian las premisas del problema; esto es lo que la lógica abortista falsea. Tal lógica se basa en que no se puede obligar a una mujer a tener a un hijo en ningún caso, si va contra su voluntad. Si así fuera, pienso que también se podría justificar la negación de ayuda a cualquier familiar próximo en serio apuro, si no quiero hacerlo. La lógica del aborto hace de la voluntad propia el origen de la ley, antes de cualquier otra consideración. Esto no es cierto: No tengo derecho a todo lo que quiero, como cualquier mente sensata admite. Los que hacen de la voluntad propio la única fuente de legalidad refuerzan las posturas de los tiranos; aquellos que hacen del derecho un mero ejercicio de fuerza contra los débiles.

Respecto a la cínica negación de que los nonatos no son seres humanos … ¿Por qué horroriza al abortismo la visualización de lo que producen sus actos? ¿Por qué tachan de fascistas a quienes muestran imágenes de la tremenda realidad que ellos provocan?

Un ecologismo acertado protege la naturaleza y la biodiversidad, distinguiendo la vida vegetal, animal y humana. Un mundo justo, con afán de una real igualdad, necesita de acciones personales y sociales concretas en favor de las personas más vulnerables. Un feminismo coherente es el que protege a la mujer y la ayuda y empodera, con exigencia y generosidad, en todas las etapas de su vida; no el que elimina a multitudes de niñas en gestación. No es feminista matar una sonrisa, ni olvidar que pesa menos un niño en los brazos que encima de la conciencia. No tiene nada de solidaridad ni de sororidad ocultar los problemas físicos y psicológicos que el aborto produce en la mujer que lo lleva a cabo.

El cuidado de la vida requiere admiración y gratitud ante la belleza de la vida, especialmente de la humana. Esto comporta un serio esfuerzo, pero es el motor de alegría personal y colectiva. El auge del aborto es la realización de una sociedad triste, egoísta e insolidaria. El cuidado de la vida es el del buen jardinero, el del hombre social, el de los padres que forjan un hogar familiar incondicional, el hábitat más propio para la vida humana y su desarrollo.


José Ignacio Moreno Iturralde

Tuesday, December 27, 2022

Felicidad y compromiso matrimonial.

El 15 de agosto de 1910 tuvo lugar el naufragio del Martos, un barco español que cubría una travesía desde Cádiz hasta Málaga y otros puertos andaluces. Las crónicas dicen que el capitán, que pereció junto con otros, no dejó el barco mientras luchaba por poner a salvo al resto de los tripulantes. Tan heroica actitud en cumplimiento de su deber, nos llena de un noble orgullo. Especialmente, como es mi caso, porque un bisabuelo mío logró salvarse de aquél trágico accidente.

Hay otros “viajes” que conllevan responsabilidades más discretas, pero también importantes como la de aquél valiente capitán. Son aquellas en las que nos jugamos la felicidad de nuestros familiares más queridos. El compromiso familiar es clave porque lo que somos originariamente es hijos o hijas. Hoy, las travesías de muchos matrimonios se están viendo zarandeadas por una galerna considerable, y parece que hay bastantes cónyuges que no quieren permanecer a bordo.

Existen situaciones realmente difíciles, que pueden hacer imposible la convivencia familiar; pero otra cosa muy distinta es dejarse llevar por tormentas interiores, alimentadas por el egoísmo y la inmadurez. Para llegar a buen puerto, hacen falta criterios objetivos y ajenos a las sensaciones individuales. Si se entiende la felicidad como un estado autorreferencial medido por un afecto exclusivamente propio, dejaremos la aventura del matrimonio para ir a parar a lo que nos parecen islas de bienestar o cantos de sirena. Más pronto que tarde, se descubre que tales visones y sonidos son más falsos que un timo.

Estar y pasarlo bien es fantástico, pero no es lo nuclear del ser humano. Con ese criterio no se gana una guerra, ni siquiera un partido de fútbol.  La persona humana es, ante todo, una misión; y en este propósito hay elementos que elegimos y otros que nos tocan. Eliminar los segundos, cuando resultan adversos, no siempre es una buena opción. La fidelidad a los propios compromisos familiares puede ser épica, porque estamos hechos para lo épico. Podemos estar hartos de algún familiar como incluso de nosotros mismos; pero no hay que tirarse por la borda, ni tampoco tirar al familiar. Aunque si alguien se tira y pese a hacer todo lo posible por ayudarle, nos rechaza tajantemente, hemos de procurar quedarnos tranquilos porque la verdad da paz interior.

Hay que poner la brújula hacia el verdadero norte de la felicidad, quizás hasta olvidarse de ella, procurar la de los demás, corregir el rumbo mirando a las estrellas y, a veces, cantar la canción del marino respirando el aire libre, sin dejar el timón. Y beberemos ron, o bebidas isotónicas, o quizás quina amarga; pero así los hijos y las hijas se crían y educan como jóvenes felices. Como ha dicho algún sabio “hay que dar el corazón y la vida”. Quizás no nos sintamos muy felices y el peso de los días se nos haga dificultoso por temporadas. Pero el ejemplo personal no queda en balde, y será referencia para otros muchos. También hay y habrá muchas jornadas estupendas y entrañables. Pero lo que más fuerza da al hombre fiel, su más íntima felicidad, consiste en que atisba, cada vez con más seguridad, la llegada a muy claras riberas, y ese próximo gozo inmenso le está ya haciendo feliz sin que se dé mucha cuenta.


José Ignacio Moreno Iturralde

Monday, December 26, 2022

Elegir a los demás.


Cuando llegan las vacaciones, uno siente cierta liberación respecto a las personas que encuentra cotidianamente en el trabajo. “Good bye”, dejarme en paz, podemos decir en nuestro interior. Es verdad que el hombre es sociable por naturaleza, aunque a veces uno tiene la tentación de coger provisiones y perderse en un idílico bosque. Pero ni siquiera los necesarios momentos de soledad son solitarios, pues no podemos entendernos sin la referencia a nuestros semejantes; muchos de ellos tan pesaditos e insoportables como nosotros mismos. 

Sin embargo, la propia tendencia individualista se ve contrapesada con la imperiosa necesidad de que alguien nos quiera, o nos felicite al menos la Navidad. Y esto demuestra una vertiente más de la paradoja que somos cada ser humano: la relación con los demás es, con frecuencia, incómoda, exigente y cambia nuestra vida; pero es lo que nos hace estar bien con nosotros mismos y, por tanto, felices.

Un ridículo buenísimo social no es convincente. Las guerras y maldades nos lo recuerdan diariamente. Los demás pueden darnos, en ocasiones, morcilla, en su acepción menos sugestiva. Por esto, las relaciones con otros hay que cuidarlas, trabajarlas, forjarlas desde el respeto, la justicia, la cordialidad y el deseo de ayudarles. Es entonces, curiosamente, cuando desprendidos de un yo tiránico y absorbente, encontramos nuestra mejor versión con la familia, los amigos o el resto de los ciudadanos.

Sin dejar de velar por legítimos intereses propios, darse a los demás rejuvenece nuestro espíritu y limpia nuestra alma con recia lejía de lavandero, que abrillanta y da esplendor.  La lógica de los demás hace nuevas todas las cosas; me atrevo a decir que es la lógica que supera la muerte. La Trinidad de Dios y la Resurrección de Cristo, dogmas de fe cristianos, resultan ser, si se acogen, realidades sólidas en las que descubrimos certeza para la alegría de elegir convivir con los demás, aunque en ocasiones huyamos de ellos, para olvidarnos del mundo y tumbarnos en un sofá. 



José Ignacio Moreno Iturralde

Sunday, December 25, 2022

En busca de la integridad personal.

El obrar sigue al ser, dice la sabia sentencia clásica; sin embargo, podemos estar forjando un mundo occidental en el que parece que sucede lo contrario: somos nuestro currículum y cuenta bancaria. Estos logros profesionales y económicos tienen un gran interés; incluso hay quien dice que el dinero no da la felicidad, pero la financia. Puede que tenga parte de razón; pero, por ejemplo, son pocas las preocupaciones financieras de un niño durante la navidad, y es notorio la profunda satisfacción con vive esta época del año.

Tener cuajo, seguridad, paz interior e integridad personal, no son asignaturas de ningún prestigioso máster; aunque en estas cualidades están los tesoros escondidos que configuran personalidades recias y alegres, aptas para la felicidad. La falta de armonía interior es un dato de partida con el que hay que contar y contra el que hay que luchar. Quien no lo admite, por falta de sentido común, no hará más que aumentar este triste desorden. Sin embargo, toda persona sensata que se levanta por las mañanas y, al mirarse en el espejo, ve su notoria insuficiencia, está en condiciones de poder reírse de sí mismo y de aprender a jugar en equipo con los demás.

Vernos desde quienes nos aprecian, es una buena manera de conocerse y mejorar. Pero además hay algo más íntimo que revelan nuestros desequilibrios y contradicciones: la inestabilidad propia puede ser un síntoma de que tenemos que abrirnos a una instancia personal superior y sanadora. Los caminos del espíritu, obstaculizados con frecuencia por el exceso de ruido y de actividad, por una sensualidad embotada o una soberbia enfermiza, son los únicos que nos hacen ser más maduros y agradables. Quizás es preciso arrojar fuera cosas que sobran para ir a lo esencial: vivir una vida más humana, más comprometida con lo verdaderamente importante, más familiar, más llena de sentido.

Hay que limpiar la casa, cuidar la ropa y mejorar profesionalmente; pero lo que es más urgente es rehacerse cada día, trabajando por conseguir una mente positiva, un corazón limpio y unos hábitos cordiales. Todo esto, que no es sencillo, es la fuente de la sencillez. Solo abriéndonos a una luz más fuerte que nosotros mismos -los cristianos la identificamos como la que ilumina Belén- iremos recuperando la integridad y el buen humor tan importantes para vivir una vida buena, de alto contenido personal, que ayude a los demás.


José Ignacio Moreno Iturralde

Saturday, December 24, 2022

Alex y Diego, antiguos alumnos de Tajamar, fallecidos en accidente de tráfico.

He conocido la noticia del fallecimiento de Álex, y pocos días después, de Diego, hermanos y antiguos alumnos del colegio Tajamar. No he tenido el honor de conocerles ni de darles clase, aunque fui veinte años profesor de ese colegio. Solo con ver ahora sus fotos me parece entender algo de cómo son: Dos chicos jóvenes, libres, cristianos, que tras la muerte han pasado a una existencia llena de luz, de alegría y de victoria. Tajamar es así: educación, juventud, visión positiva, decisiones fuertes, esperanza y fe; también en los momentos más duros. Alex y Diego, campeones de la vida, que celebréis en el Cielo vuestra mejor Navidad.

 

José Ignacio Moreno Iturralde

Sunday, December 18, 2022

Cuando una ideología se hace ley.


Muchas ideologías son esencialmente autoritarias porque no creen en una realidad natural sobre la que se pueda dialogar.

Saturday, December 17, 2022

Sostenibilidad y Navidad.


Esto de la sostenibilidad es muy importante y para ella  resulta decisivo no destruir los bosques, ni contaminar en exceso. Aunque yendo más a las raíces de todo, a lo mejor el término sostenible tiene que ver más con una paradoja.

Muchas cosas insostenibles se sostienen; por ejemplo, en el polo sur uno está boca abajo pero no se cae. Por otra parte, la educación plantea situaciones de poca estabilidad académica; por ejemplo, enseñando filosofía a adolescentes, me han hablado en un examen del mito de “la taberna” en Platón. En Geografía, otro chico explicaba que el efecto invernadero es el que se produce en los osos cuando van a ibernar…

En un terreno más personal, hay muchas cosas en las que nos damos cuenta que tenemos que mejorar, al mismo tiempo que deseamos huir de ellas y perdernos en un bosque. O sea que, en ocasiones, nos sentimos personalmente poco sostenibles. Sin embargo, estamos ahora en un momento privilegiado para levantar la cabeza y ver con admiración de niño la estrella de Belén. Es entonces cuando descubrimos que todo lo que no se sostenía, una especie de sorda oscuridad, es la envoltura de un fuerte rayo de luz, que surge sereno y decidido cuando hacemos un acto pleno de confianza en quien la merece toda.


José Ignacio Moreno Iturralde

Saturday, December 10, 2022

El despido y la Navidad.

Un buen amigo me contaba la experiencia de su despido en una empresa. Había cambiado de sector y pensaba que estaba trabajando bien. Tras un cierto tiempo en su nuevo trabajo, a iniciativa propia, fue a hablar con su jefe. Le preguntó qué tal lo estaba haciendo. Contra lo que esperaba, el directivo le comentó con gran corrección y cierta frialdad que no parecía que el trabajo de mi amigo conllevara “valor añadido” a la empresa. Quedaron en que en dos meses más se iría. Tal despido se hizo con impecable educación, de acuerdo a derecho, y teniendo en cuenta que el afectado tenía opción de volver a un antiguo puesto de trabajo.

Mi amigo es un tipo maduro y sabe que estas cosas pasan. Pero lo que le dolió, me confesaba, es que no apostaran por él. Piensa que tenía condiciones para aquella oportunidad, y quizás tenga razón pues otros amigos comunes piensan lo mismo. Volvió a su antigua ocupación y está feliz. Pero no acabaron aquí sus reflexiones, y me ha gustado lo que me ha dicho respecto a la Navidad:

-¿Sabes una cosa? … He relacionado lo que me sucedió en aquél trabajo con la Navidad. Son dos temas muy diferentes, pero se me ha ocurrido algo.

-Cuéntame, le dije intrigado.

-Un Dios que se hace niño y nace de una madre Virgen, junto al grande de José. El Verbo divino que llora, ríe y duerme… entre nosotros. Más tarde se quedará realmente en el pan de la eucaristía, morirá en una cruz y resucitará… Todo por nosotros.  Lo hemos oído miles de veces; pero mucha gente pasa olímpicamente de este asombroso hecho. Otros que decimos creer, lo hacemos a medio gas y con falta de convicción y energía.

-Tienes toda la razón. Tenemos que mejorar, pero… ¿qué tiene que ver todo esto con tu despido?

-Que yo sí que voy a apostar por Jesucristo, con toda mi alma. Su propuesta no es fácil, pero tampoco es difícil con su ayuda. No pienso echarle de la empresa de mi vida. Jamás le diré que no aporta sentido a mi existencia, aunque a veces no sea nada fácil entenderle. Además, Él nunca echa a nadie que quiera estar a su lado y, buscándonos una y mil veces, encuentra un inmenso valor en cada uno de nosotros. Pero para darse cuenta de esto, hay que acogerle de modo práctico y concreto, dejándole que entre bien dentro del alma. Él apostó todo por mí; y yo quiero corresponderle.


José Ignacio Moreno Iturralde

Thursday, December 08, 2022

La paradoja de la vida cotidiana



 


















En nuestro mundo vemos notorios contrastes, contradicciones e injusticias. En ocasiones, acertamos al encontrar algún tipo de sentido a situaciones costosas. Tenemos experiencia de cómo el dolor puede hacer madurar a una persona, o una dificultad bien llevada por alguien es una   enseñanza para sus familiares y amigos. Se trata de las paradojas; algo que no es superficial sino nuclear en la existencia humana. En última instancia la vida se enfrenta al desafío de la muerte; algo que en vez de una oposición puede ser la más profunda paradoja.

Quisiera detenerme en algunas tragicomedias de la vida cotidiana: un resbalón en la calle, un exceso de trabajo, o una visita al dentista aderezada con un buen dolor de cabeza. Podemos citar también nuestros deseos de cambiar el mundo, al mismo tiempo que no nos decidimos a ordenar nuestro propio armario. Cómo no hablar del tedio ante aspectos profesionales rudimentarios y poco conformes a nuestras capacidades, según nuestra estimación cualificada. Claro que también es posible un proceso inverso; por ejemplo, una subida de autoestima cuando conseguimos hacer una la o con un canuto de un modo algo innovador.

Vivimos frecuentemente con una monotonía gris y mortecina la sólida sencillez de los días normales. Parece como si el universo, la Vía Láctea, o el planeta tierra y sus menudencias fueran de poco fuste para nuestra augusta personalidad. Ésta es una gran paradoja: el agradecimiento ante el espectáculo de un río truchero, la sorpresa ante la visión de una oropéndola o la admiración ante tanta gente estupenda, se ensombrece porque, por algún extraño motivo, padecemos de retortijones espirituales, quebraderos de cabeza autoprovocados o misteriosas insatisfacciones. No me refiero a situaciones especialmente dolorosas o apuradas, que requieren de toda la comprensión, atención y ayuda posibles. En ellas no cabe el sentido del humor; que, sin embargo, es plenamente posible al ver en perspectiva cien mil zarandajas cotidianas, con las que tontamente nos amargamos la vida. A su vez, esto manifiesta otra nueva paradoja: cierta guasa y visión simpática de las cosas podría ser nuestro modo más habitual de vivir, alterado en momentos ciertamente graves. Sin embargo, parece que la dicha y el salero están reservados para algunos fugaces instantes, que vuelven a disolverse ante lo que juzgamos como rigurosa y dura realidad.

Hay una especie de incapacidad originaria para ser feliz, cuando la felicidad es precisamente lo que más deseamos. Todo esto quizás se deba a una malformación de perspectiva: la de juzgar solo desde nosotros mismos una realidad que nos supera con mucho; incluida nuestra propia identidad. Necesitamos luces más potentes que las propias para redescubrir la belleza y la alegría de vivir, para reconocer nuestra estrella y entendernos en una aventura viviente, cargada de sentido milenario y alcance eterno. Cuando dejamos que nuestra mente y nuestro corazón se abran a una verdad superior a nuestras especulaciones y afectos, nos encontramos bien con los demás y con nosotros mismos. Es entonces, cuando se nos revela que tal cuajo de satisfacción se encuentra en lo pequeño de cada día hecho con cariño, con convicción, con afán de ayudar. Así descubrimos que nuestra vida está repleta de cosas menudas, configuradas por el grandioso misterio de la existencia. Un misterio que llena de luz muchas oscuridades y disipa la niebla gris que nos impide ver con nitidez lo hermoso que es vivir.

Darse cuenta de todo esto es percatarse, cada día, de una paradoja interior que nos atenaza, pero que tiene un enorme valor pues nos remite, si lo aceptamos, a un amor inmenso que desata eficazmente el nudo de nuestras angustias, haciendo posible la alegría.



José Ignacio Moreno Iturralde

Sunday, November 20, 2022

Compañía y plenitud.


Necesitamos tener satisfacciones materiales e inmateriales: una buena comida o una oposición ganada. Entre todas ellas destaca el saberse querido, especialmente por las personas que más nos importan. En las relaciones humanas se juega gran parte de nuestra felicidad.

La apertura a los demás, el servicio alegre y la generosidad, son fuente de alegría. Saber apreciar y valorar a las personas con quienes convivimos es frecuentemente correspondido. Una persona amable y animante sabe hacer familia y amigos. Sin embargo, los otros pueden fallar -como también nosotros- y, además, algunos seres queridos se nos van distanciando con el paso del tiempo. El corazón humano es un pozo sin fondo: está hecho para compartir la vida con nuestros semejantes, y nunca se satisface del todo por muchos que conozcamos y apreciemos. Desde luego, también es necesario tener espacios de cierta soledad en la que nos dejen en paz.

El cristianismo llena este afán de compañía al darnos a conocer que Dios es un ser personal, al que podemos hablar como a un amigo. El trato con Él está entrelazado con el trato con los demás: ayuda a renovar nuestras relaciones familiares, de amistad y de ciudadanía. Es verdad que el lenguaje divino es diferente y requiere de una peculiar disposición de fe y de escucha, especialmente humilde. También es bueno valorar que este trato no es pesado y abrumador, sino lleno de paz. Por este motivo, aunque pueda sufrir, el cristiano nunca se sabe solo, sino íntimamente acompañado por quien es el más capaz de hacer feliz nuestra existencia, ya en este mundo.


José Ignacio Moreno Iturralde

Suicidarse no. Dejarse ayudar

Saturday, November 05, 2022

Recuperar lo genuino de la enseñanza.

A lo largo de nuestra vida nos hemos comido multitud de bocadillos y nos hemos cortado el pelo con frecuencia, entre otras actividades un tanto mecánicas. Sin embargo, los momentos estelares de la existencia no suelen estar asociados a zamparnos un currusco o a hacernos la permanente. Las cosas que dan peso, valor y sentido a la vida pueden estar en la consecución de metas, pero especial y más profundamente suelen hacer referencia a relaciones personales con nuestros seres más queridos.

Pienso que algo análogo sucede en la educación. Recordamos momentos entrañables y divertidos con nuestros compañeros y compañeras de curso. Por otra parte, nos vienen a la memoria profesores que con su sabiduría y carácter han sido una referencia para nuestras vidas. Esto es posible gracias a todo un sistema administrativo y pedagógico, que hace viable la vida escolar. También son necesarias las programaciones y las evaluaciones. Además, el actual mundo tecnológico impacta de lleno en colegios e institutos, como debe ser. La innovación educativa es un hecho irrenunciable que manifiesta vitalidad en este sector crucial de la vida. Pero también puede estar sucediendo que hayamos caído en una hipertrofia metodológica a la hora de enseñar. Un formalismo asfixiante se cierne sobre el sistema educativo y puede empobrecer el deseo de aprender y de saber, sustituyéndolo por una fiebre del hacer muchas cosas con poco sentido.

La enseñanza es una tarea profundamente humana, y esto no se puede olvidar. Hay que saber de lo que se enseña, investigar en los misterios de la realidad, estudiar, apasionarse por descubrir una nueva fórmula matemática o buscar una reacción química nunca experimentada. Y todo esto, pese al peso de los días, buscando un manantial interno y profundo de alegría vital, que es lo que más convence a los chavales. Es clave recuperar lo genuinamente humano de la enseñanza para forjar sociedades libres y creativas.

 

José Ignacio Moreno Iturralde

Saturday, October 29, 2022

Lo que hace falta en el mundo: la madre cristiana.

Los límites de la existencia, en ocasiones básicos y burdos, pueden llevar a pensar que los grandes ideales y proyectos de vida son tan solo ilusiones de juventud. Sin embargo, pensándolo mejor, todos esos límites pueden llevar a divisar planteamientos superiores a los juveniles.

Vamos a ver, a continuación, algunas cuestiones que pueden construir un gran proyecto social. Razonar es algo irrenunciable. Pensar bien sobre la realidad, los demás y nosotros mismos, es algo práctico y liberador. En un mundo comunicado, el conocimiento se comparte con facilidad. Hay que dar prioridad a la comunicación personal, pero influir en la opinión pública es un ejercicio de responsabilidad. Un conocimiento de calidad requiere también de canales competentes para su transmisión. Por esto, la tecnología de la comunicación es cada vez más crucial.

Nuestro mundo occidental es también muy emotivo. Los sentimientos son profundamente humanos, y si se difunden en una cultura de la imagen adquieren mayor influencia social. La estética, por ejemplo, es una dimensión de la cultura privilegiada para llegar al corazón.

Para que la vida merezca la pena, hay que buscar una luz que ilumine todos los aspectos del vivir:  los gratos y los difíciles. La fe en Dios, hermanado con nosotros, es un don divino que se otorga a quien lo pide con humildad. Esto da una dimensión grandiosa de la existencia. La fe cristiana nos ayuda a creer más en la vida y a convivir con los demás. Además, toda persona de bien, cristiana o no, ha de tener un compromiso con aquellos que más lo necesitan. Al ver las graves dificultades que atraviesan multitud de hombres y de mujeres, nos damos cuenta de la importancia de cuidar y ayudar a quien nos sea posible, empezando por nuestros familiares más cercanos.

Razón, comunicación, sentimientos, estética, fe y ayuda a los demás. ¿Cómo conjugar y sintetizar aspectos tan distintos y generales?... Me viene a la mente la maravillosa realidad de la madre cristiana: su compromiso con la vida, su sabiduría y belleza; así como el ejemplo que transmite con su sonrisa y entrega. Solo con una idea y una realidad acertada de quién es una madre, que puede ser al mismo tiempo una prestigiosa profesional, sabremos también qué significa ser padre, hijo e hija.

Hoy está en jaque la figura de la madre: se la relativiza, desfigura, condiciona y margina. Pues bien: solo si luchamos por ayudar a las madres a poder estar en su lugar privilegiado, el centro del corazón humano, daremos al mundo lo que más le hace falta.


José Ignacio Moreno Iturralde

Sunday, October 16, 2022

Un grandioso inconformismo.


La dimensión física de la sexualidad es algo propio de nuestro cuerpo. Se trata de una estupenda realidad; gracias a la que existimos. Sin embargo, puede llevarse a cabo de un modo desordenado, provocando problemas en uno mismo y en los demás. Cuando se vive con acierto, espera, inteligencia, respeto y amor, da lugar a una fantástica aventura: la familia. Y es en la familia donde la sexualidad conyugal se trasciende y puede encontrar su dimensión más profundamente humana.

Respecto a la voluntad, tenemos nuestros objetivos y propósitos. Nos encanta, como es lógico, que todo salga como prevemos. Pero, de vez en cuando, la vida nos sorprende con imprevistos y cambios de rumbo. A veces se trata de sorpresas muy gratas, y en otras ocasiones se nos presentan acontecimientos francamente desagradables. En cualquier caso, la voluntad no puede funcionar como un GPS predeterminado. La existencia es demasiado grande para encerrarla en nuestros esquemas. Conviene tener esto en cuenta porque realizarse no es siempre cumplir la propia voluntad, sino adecuarse y abrirse a una realidad que nos supera con mucho. Es esto precisamente lo que nos puede hacer grandes. El amor también tiene que ver con esto: modificar la propia voluntad por la persona querida.

La inteligencia quiere saber: nos gusta conocer personas, lugares y cosas distintas. Poco a poco, nos vamos haciendo una idea de la vida. Pero hay acontecimientos que desafían a la mente, porque nos resultan muy difíciles de asumir. Por otra parte, necesitamos saber más de lo que vemos porque la realidad esconde el misterio de su porqué. La inteligencia está naturalmente abierta a las preguntas profundas sobre el sentido de la vida, del amor, del dolor y de la muerte. No se puede vivir una vida plena sin acometer estas cuestiones, y encontrar alguna respuesta.

Hay gente que aspira solamente a tener un buen trabajo y una posición desahogada, dentro de una satisfacción afectiva suficiente. El final de la vida sería para ellos una “lógica” aniquilación y caída en la nada, después de un conjunto de acontecimientos proporcionalmente favorables. Se trata de un conformismo chato y totalmente insuficiente, que deja en la cuneta de la historia a muchísimos desfavorecidos y en el olvido del sinsentido al conjunto de la humanidad.

La fe cristiana, sin embargo, ofrece un complemento inagotable de sabiduría, que supera la razón humana sin oponerse a ella. Su libre aceptación no es fruto de un mero mecanismo racional, sino de un don que colma toda aspiración humana. No se trata de creer en algo, sino en alguien. Supone darse cuenta de que tras la inmensidad del cosmos, hay un Corazón personal. Esta lógica de la confianza es la que catapulta la vida cotidiana, sin abandonarla, a un infinito de conocimiento y de amor a lo grande. Por este motivo, vivir según la revelación cristiana es el más grande y maravilloso de los inconformismos humanos. Algo lleno de sentido eterno que, paradójicamente, nos lleva a conformarnos con días normales y corrientes, pero que transcurren con la estrella de una vocación divina.


José Ignacio Moreno Iturralde

Sunday, October 09, 2022

Al repicar las campanas.

De niño escuchaba las campanas de la iglesia, próxima a mi casa. Pensaba entonces en el paso del tiempo. Quizás dentro de décadas volvería a escuchar aquellas campanas, después de haber vivido muchas experiencias.

Las campanas traen diversos recuerdos: solemnes, agradables, simpáticos, dolorosos. Muchas veces están simplemente de telón de fondo, en la vida de pueblos y ciudades. Nos hemos acostumbrado a ellas, aunque tienen un toque de sencillez y de misterio.

En la vida hay momentos estupendos, otros difíciles, algunos muy significativos. Entre el oleaje de las estaciones y de los estados de ánimo, esas campanas intentan también sonar en el paisaje de nuestro espíritu. Lo que antes no acertaba a entender es el mensaje que contienen: el pulso y la alegría de Dios, dando al tiempo de las personas un sentido nuevo, filial, valioso, que podemos acoger. Al repicar las campanas, la gloria de Dios se va abriendo camino en este mundo agitado, y nos invita a vivir el día cotidiano con algo de la paz y la alegría eterna.

 

José Ignacio Moreno Iturralde

Saturday, October 08, 2022

Cristianismo y dignidad humana (ensayo).


El cristianismo y su alta concepción de la dignidad humana, supone un impulso enorme a la igualdad entre mujeres y hombres de toda condición. Este breve ensayo aborda tal temática, desde diversas perspectivas de actualidad: https://www.amazon.es/dp/B0BGN66H3Z

Saturday, September 17, 2022

La sabiduría del corazón.


Nada más interno a nosotros, y nada más difícilmente controlable que el corazón. Por este término no entendemos el órgano cardíaco, sino todo el ámbito sentimental y emotivo que juega un papel importante en la vida humana. Nuestra percepción de ser queridos y nuestra capacidad de querer es clave para nuestra felicidad. 

Siendo el corazón lo más valioso que tenemos, las decisiones han de ser tomadas por la inteligencia,  pues ésta es la facultad capaz de distinguir la verdad del error. La voluntad ayudará al corazón a dirigirse a la verdad, estimada como bien. El corazón cumple así su función al hacer que la persona se una al bien que quiere. De esta manera, si el amor es verdadero nos hará ser mejor personas; y, por tanto, mucho más felices.

Sin embargo, aunque cada uno tiene su temperamento, el corazón se ve solicitado por muchos reclamos. Nuestra capacidad de querer a las cosas y a las personas es grande, pero tampoco es manca nuestra capacidad de despreciarlas. Esto nos muestra que el verdadero amor consiste en afirmar la vida de los demás, en estimarles por sí mismos y no solo por el beneficio que me aporten.

El corazón es especialmente dependiente y, a veces, inestable. Dependiente porque amar se refiere a los demás. Por otra parte, hay también un sano amor hacia uno mismo, aunque frecuentemente suele inflarse demasiado y trae no pocos problemas. El egoísmo es realmente algo vulgar, poco inteligente y triste.

El corazón es, en ocasiones, inestable porque tiene una parte puramente sensitiva. Pero a ella se une la sabiduría del corazón.  Este es un saber valioso que, orientado por la razón y asistido por la voluntad, nos guía hacia los bienes más altos. En función de estos bienes se ordenan los bienes secundarios. En ocasiones,  un bien superior puede requerir rechazar un bien inferior o desordenado. Agustín de Hipona lo dijo magistralmente: "nos hiciste Señor para ti, y nuestro corazón está inquieto hasta que descanse en ti". Esta disciplina del corazón, costosa, es la que nos hace libres para amar. Así, con esta pelea interior, se forja un corazón grande, sereno y sabio.


José Ignacio Moreno Iturralde 

Saturday, September 10, 2022

Tiempo cronológico y tiempo personal.


Cuando nos hablan de los miles de millones de años que tiene el universo, sentimos un cierto vértigo. Comparar el tiempo de nuestra vida con el del cosmos, puede hacernos sentir muy pequeños. Sin embargo, miles de galaxias nos resultan bastante más insignificantes que la vida de una persona a la que queremos.

El tiempo personal es distinto al cronológico. Cada persona asume su pasado en el presente, proyectándose hacia el futuro. El presente es el punto de encuentro entre el tiempo y la eternidad, decía C.S. Lewis. La razón tiene cierta capacidad de estar por encima del tiempo; es como si lo sobrevolara. Un ser humano es capaz de entenderse como alguien que forma parte de una historia milenaria, a la que puede aportar su vida personal.

En la vida humana los momentos de más valor son aquellos que pasamos con nuestros seres queridos. Fiestas familiares o aniversarios entrañables cobran un especial sentido en nuestras vidas. Nuestro corazón es capaz de cambiar, en cierto sentido, el tiempo. Por ejemplo, si pido perdón soy capaz de cambiar mi relación con una persona. El amor tiene jurisdicción sobre el tiempo y puede modificar sustancialmente el sentido de una vida.

Todo ser humano es capaz de dar valor personal al tiempo cronológico, y lo que da valor al tiempo humano es nuestra capacidad de querer, con un amor que nos haga ser mejores. El cristianismo nos habla de Dios como un ser personal que es Amor, y que interviene en nuestra vida. Estar atentos a las iniciativas de Dios respecto a nosotros, nos lleva a una vida llena de sentido y nos introduce en una dimensión contemplativa, que anuncia algo propiamente divino: la eternidad. La eternidad en Dios es un continuo presente; en nosotros no sabemos bien como será, pero será una vida llena del amor de Dios y del de nuestros semejantes, en la medida que nos hayamos capacitado para amar en este mundo.


José Ignacio Moreno Iturralde

Friday, September 02, 2022

La activación de la voluntad.

Tener fuerza de voluntad es algo de enorme importancia. Esta capacidad se ejercita con la repetición de actos. Una persona puede cambiar, en parte gracias a su voluntad. La vida tiene muchas ocasiones en las que hay que hacer necesidad virtud, y tirar para adelante. Es bueno tener sentimientos que nos ayuden a esto, pero pienso que no son lo decisivo. Hacer recaer la decisión de un acto sobre los sentimientos o el estado de ánimo, es una opción muy insegura y algo individualista.

Por otra parte, un estilo de vida voluntarista, donde todo se rija por el deber cumplido, tiene los días contados y puede destruir a la persona. Estamos más hechos para la felicidad que para cumplir el deber. ¿Y qué significa ser feliz? Saberse querido y querer. La vida es un descubrimiento de estos dos factores complementarios. Cuando me sé querido por alguien importante, y que me importa, me lleno de sentido. Me valoro como bueno cuando alguien que quiero me ve de esa manera. Si mi bondad es valorada exclusivamente por mí mismo, se hace un juicio poco convincente.

La voluntad quiere buscar el bien, que la inteligencia ha descubierto como verdad. El ejercicio de la voluntad requiere de las virtudes, hábitos positivos que nos hacen mejorar. Pero las virtudes son medios, no fines; del mismo modo que un cuchillo y un tenedor facilitan comer, pero no se comen.

En la voluntad tiene su cabida una facultad misteriosa y específicamente humana: la libertad. Influida por la inteligencia y por el corazón, la persona es capaz de tomar decisiones libres que comprometen la vida. Tan solo con este tipo de opciones muy personales, que no son obligatorias, la vida humana cobra pleno sentido. El amor -el acto del corazón- es el que activa la libertad de un modo más profundo. Un amor que ha de ser interpretado en su veracidad por la inteligencia, así como sostenido y madurado por la voluntad.

Siendo la voluntad una capacidad tan personal, hemos visto que en buena parte es activada desde fuera de nosotros mismos. La persona no está hecha para estar sola, sino para compartir la vida con sus seres queridos. Este es el motivo de que la familia sea uno de los motores más decisivos de la voluntad.


José Ignacio Moreno Iturralde

Wednesday, August 31, 2022

La vocación originaria de la inteligencia.


Es hermoso ver despegar un avión, desafiando la ley de la gravedad. Como muchas otras, la aviación es una manifestación estupenda de la inteligencia humana.

La razón, como una especie de luz interpretativa, es capaz de descubrir leyes generales a partir de situaciones particulares. El cerebro es la condición material que nos permite desarrollar este ingenio racional, capaz también de reflexionar sobre sí mismo y corregirse. La razón humaniza la realidad no solo haciendo técnica,  sino también arte. El arte es una representación de lo real, incluso de modo simbólico. Esto va más allá de cualquier posibilidad exclusivamente material. 

La vocación originaria de la inteligencia es la apertura a la realidad: un mundo que trasciende nuestra mente. Ciertamente entendemos según nuestro modo de ser, desde una posición limitada y concreta. Esta situación personal contrasta con la capacidad de abrirnos a la grandeza de la realidad, y de muchas de sus causas. Sin embargo, los errores de percepción y las experiencias difíciles, pueden llevarnos a un descontento por el mundo que nos rodea. Además, la razón tiene otra tendencia, opuesta a la apertura, por la que puede enroscarse sobre si misma, deformando la veracidad de la realidad. Esto puede llevar, sino se combate, a lesionar la condición originaria de la inteligencia, personal y socialmente. 

La tendencia hacia lo real es la fuente de la creatividad y del progreso. Sólo así la mente humana seguirá siendo capaz de hacer cosas originales. Quizás el logro más interesante sea dar una respuesta personal,  irrepetible,  madura y feliz a la aventura de vivir. 



José Ignacio Moreno Iturralde 


Monday, August 29, 2022

Nueva ley del aborto para menores, patria potestad y libertad ciudadana.

Una nueva ley de aborto incluye la modalidad de que las chicas menores puedan abortar, sin permiso paterno. Me pregunto en qué medida respeta esto la patria potestad, si es que este concepto sigue hoy mereciendo algún tipo de consideración. Actualmente, en nuestro país, suceden cosas singulares: los hombres pueden pasar a ser mujeres y viceversa. Eliminar al hijo de las entrañas es un derecho, mientras que defender la dignidad de la vida de todo nonato es considerado como una imposición autoritaria. El matrimonio ya no requiere ni siquiera la complementariedad de madre y padre. Se ha recortado la libertad de educación de los hijos, para los que tienen menos ingresos económicos. Hay una idea dominante de una sexualidad, descomprometida e individualista, que se enseña obligatoriamente en los institutos públicos, sin consideración a ninguna conciencia disidente. Se plantea ahora también que en las escuelas del estado se dispensen medios anticonceptivos. 

Durante el actual gobierno, la idea de familia se ha vuelto todavía más líquida, fragmentaria y maleable. Pero lo más humillante es que todo esto se hace en nombre de la libertad. Toda una ingeniería social ha decidido cambiar la antropología natural humana por una ideología al servicio del poder. Si se logra una familia frágil, los ciudadanos pasan a depender cada vez más del estado. Ni siquiera se puede disentir democráticamente de algunos de sus dogmas “progresistas”, sin entrar en una zona de peligro laboral y penitenciario. Incluso, se hacen listas de objetores de conciencia para los médicos defensores de toda vida humana, mientras el país se despeña demográficamente. Todas estas legislaciones quizás tienen una cosa clara: la familia es el último baluarte frente a los estados prepotentes y tiranos. Esto se debe a que la familia, con todas sus exigencias, es la escuela más humana de libertad.

 

José Ignacio Moreno Iturralde

Monday, August 22, 2022

Ser un caballero.

Un animal macho se comporta como tal. Un hombre no puede comportarse simplemente así. Si rebaja su dignidad personal, termina siendo un machista. Ser un bestia y dejarse llevar por instintos de macho, sin que medie el respeto y la razón, se hace patente en conductas lamentables. De modo análogo, una mujer que se comportara como una simple hembra, fomentaría una conducta penosa.

Ser masculino implica mucho más que ser macho. Añade una dimensión psicológica y de conducta, con características conocidas. Hay quienes dicen ver en esto estereotipos sexistas, y algunos existen. Pero, hoy por hoy, no se me ocurre llevarle a mi padre un ramo de flores por su cumpleaños. Lo masculino tiene sus propiedades específicas, en parte permanentes y en parte cambiantes.

Los caballeros iban en otros tiempos a caballo. Tenían una misión que requería ir más rápido y a mayor altura. Hoy también se puede ver las cosas más ágilmente y con una visión panorámica, procurando ser un hombre de bien. Lo caballeroso lleva en alto a la masculinidad.

Un caballero es un hombre que respeta, porque esta es la primera condición del amor. En primer lugar, tiene respeto por sí mismo: por esto trabaja duro, e intenta tratar a otros como le gustaría que le trataran a él. No se emborracha, porque le parece indigno de su porte el perder la conciencia de un modo tan ramplón. Fomenta las virtudes humanas, como la justicia y la templanza. Cuando se equivoca, como todo ser humano, pide perdón y se levanta para seguir avanzando. Ve a las mujeres como lo que son, personas dignas de ser admiradas. Si está casado, quiere a su esposa porque entonces ella es el camino que él tiene que recorrer en su vida. Aunque puedan existir dificultades, sabe descubrir en la sonrisa de su mujer algo inmensamente valioso.

Un caballero se esfuerza; no es un cobarde. Lucha, ante todo, contra sí mismo; para dar una respuesta positiva a la vida que le ha sido otorgada. Se sabe hijo y se entiende enraizado con sus padres y hermanos. Cuando las cosas se ponen difíciles, pide ayuda, juega en equipo, y se da cuenta que en los momentos de apuro se puede sacar mucha sabiduría. Por otra parte, eleva aún más su masculinidad, cuando ejerce la paternidad sobre sus hijos e hijas. Les educa y les da ejemplo, dándose a sí mismo con empeño, olvido de sí y alegría.


José Ignacio Moreno Iturralde

Sunday, August 21, 2022

Al niño que no dejaron nacer.


Me hablaron de una chiquilla, que se quedó embarazada.

Era una quinceañera; yo nunca supe quién era,

me dijeron que rezara, que pidiera,

porque la puerta a la vida, iba a ser pronto cerrada.

 

Los padres de la muchacha, no quisieron ser abuelos,

no hubo actitud valiente, no se abrieron a los cielos,

por el serio inconveniente, buscando no padecer,

no le dejaron nacer.

 

Toda una historia de juegos, de lágrimas y sonrisas,

de crecer y de ser joven, y de tomar decisiones,

de primaveras y brisas,

de estrechar los corazones,

le fue negada, le fue abatida,

a la más pura inocencia se le cortó la salida.

 

Niño desconocido, no me quedo en el lamento de tu memoria,

confío en ti y en tu Gloria,

y te pido que des liebre por gato,

y concedas, con un amor de arrebato,

que la luz pura de la misericordia,

se derrame sobre las sombras del mundo y de la historia.



José Ignacio Moreno Iturralde

Saturday, August 20, 2022

Del sentirse bien al vivir con sentido.


Todo el mundo desea seguridad y bienestar. Es bueno tener satisfacción familiar, profesional y de salud; pero es importante pensar si esto es lo único que de hecho nos preocupa.

Necesitamos unas buenas relaciones personales y familiares, una capacitación académica y un trabajo digno. Todo esto supone mucha dedicación y esfuerzo, y merece la pena hacerlo. Pero hay temporadas en que estas condiciones no se dan. Tener bienestar y comodidad es solo una parte de la película de nuestra vida.

Nos hace falta tener un sentido profundo de todo lo que hacemos. Aquí es donde juega un papel crucial la generosidad. Ser generoso ante las necesidades de los otros no solo es dar de lo que nos sobra, sino emplear la vida entera en una aventura de solidaridad con nuestros semejantes. Esto no significa descuidar nuestros legítimos derechos y necesidades; sino vivir por algo superior a una situación acomodada. La generosidad no siempre es correspondida, pero la mayor satisfacción que produce esta virtud es saber que he actuado con nobleza y valentía ante los problemas del mundo. Hacerlo de un modo sensato es empezar por cuidar nuestras relaciones más cercanas: familiares, laborales y sociales. Por tanto, quizás no se trata de hacer cosas muy distintas, sino las que ya hago pero desde un nuevo enfoque, que sin duda supone esfuerzo, pero que resulta liberador y portador de alegría. La grandeza de todo esto reside en que se agranda nuestra capacidad de amar, cosa que ayuda poderosamente a los demás.


José Ignacio Moreno Iturralde

Friday, August 19, 2022

La aventura de la fidelidad.

Hay algo más arriesgado que comprometerse: no comprometerse. Esto se debe a que la categoría moral de una persona está relacionada con la categoría de los compromisos que adquiere.

Existen responsabilidades divertidas, como ser hincha de un equipo de fútbol; que a veces se toman demasiado en serio. Se diagnosticaría como muy preocupante, que un aficionado de un equipo se pasara a otro equipo rival. Quizás si un padre se cambiara de chaqueta futbolística en atención a su hijo, tal problemática acción sería juzgada con atenuantes. Pero la verdad es que no pasa absolutamente nada si me paso a defender otros colores en la liga. Por lo menos se pueden admitir opiniones diversas al respecto.

Nos encontramos con otros compromisos más serios, como los profesionales. Dejar en la estacada a una empresa, sin respetar las condiciones del contrato, es una falta de profesionalidad. Por supuesto puede suceder a la inversa. Los pactos son para cumplirse, decían los romanos. Ahora bien, la índole de este compromiso es un contrato laboral, que no me obliga a una permanencia perpetua.

También se dan compromisos cruciales, para toda la vida. En estos compromisos juega un papel muy relevante la libertad, porque aun siendo los más importantes no son obligatorios. Si decido casarme, lo hago porque quiero; pero la magia del matrimonio es que es para toda la vida. Sobre el amor conyugal se puede decir, como alguien me enseñó, que el amor nunca pasa y si pasa no es amor. La naturaleza del matrimonio pide esa permanencia, de la que tan beneficiados salen los hijos. Ciertamente hay excepciones que pueden anular la viabilidad y la veracidad de una unión. Pero otra cosa es supeditar el matrimonio al personal estado de satisfacción emotiva, que suele ser variable. De las rupturas, actualmente tan habituales, surgen vidas fragmentadas, desarraigadas e inseguras.

Establecer un compromiso de por vida, requiere creer en algo más que un satisfactorio electrocardiograma de mi felicidad. Supone estar convencido de que hay algo por encima de la cabeza de los cónyuges, que les ayuda a tener un mismo corazón. Pese a todas las mareas y tormentas del mundo, quien tiene y cuida un cable que lo ata al firmamento, podrá llevar la barca de su familia al puerto de la promesa cumplida. Esto es lo que realiza a la mujer y al hombre casados. Se trata de una decisión romántica y épica porque, como se ha escrito, la fidelidad es el nombre del amor en el tiempo.

También hay personas no casadas que pueden estar comprometidas con causas que comprometen la vida entera. Pueden ser causas buenas, incluso excelentes. No están reservadas para corazones secos; en muchos casos las asumen personas de un gran corazón.

No comprometerse, ir uno a lo suyo, buscar convulsamente la propia felicidad, parece un camino auténtico. Sin embargo, es un auténtico engaño. Como decía Saint Exupéry, el ser humano es el que crea lazos. Sin lazos, la persona termina en la amargura de la soledad.

El precio de la felicidad no será siempre un montón de beneficios. Puede haber momentos difíciles y duros contratiempos. Pero siempre quedará la aventura humana y familiar de haber seguido, por los mares del mundo, una gran estrella que me ha guiado. Una estrella luminosa y comprensiva, que redirecciona nuestras desviaciones y errores, por muy serios que sean. Parece pequeña, pero es un astro enorme; capaz de orientar al más perdido, encontrando soluciones, si decide volver por la ruta llevadera, humilde y valiente de la fidelidad.


José Ignacio Moreno Iturralde