En
nuestro mundo tridimensional, es bueno buscar una cuarta dimensión que abarque
y valore las otras tres. Voy a intentar aplicar cuatro dimensiones, que
considero importantes, a la tarea educativa de un colegio o instituto.
1. Perspectiva original: entiendo por este concepto la capacidad de ponerse
en el lugar de lo que esperan los demás. En el caso de la educación, los
propios alumnos y alumnas, sus familias y la sociedad. Quisiera proponer, con mucho
margen de matizaciones, cuatro cuestiones al respecto:
a)
Aprendizaje provechoso: hay que ayudar a los alumnos preguntarle a que se
pregunten con frecuencia si realmente han aprendido. Es significativo procurar
establecer conexiones entre lo que aprende y su vida diaria. También conviene comprobar
si sabe estudiar con provecho. Pueden ser útiles algunas clases de técnicas de
estudio como asignatura complementaria.
b)
Adquisición de virtudes: enseñar a los alumnos a saber estar y a participar en
la vida escolar con respeto, puntualidad y clima de trabajo. Las virtudes,
entre las que destacaría la capacidad de concentración y el hábito de estudio,
son imprescindibles para aprender. Una cosa muy buena es saber fomentar el
hábito de lectura. Los buenos libros ayudan a vivir con más intensidad.
c)
Felicidad: es necesario establecer una comunicación personal, cordial, sabiendo corregir y procurando ser animantes
con los alumnos. Hay que darles ciertas
responsabilidades para que sientan el colegio como suyo.
d)
Capacitación: que adquieran los conocimientos y hábitos de trabajo que se
esperan, procurando fomentar su personal perspectiva de lo estudiado.
2. Relaciones personales: Voy a centrarme en la participación del alumno en su
escuela. Podemos dividir este apartado en varios aspectos:
a)
Conocer bien la realidad de cada alumno, como antes dijimos. Se hace precisa la
fluida comunicación con el interesado y con su familia. Esto puede lograrse
mediante las tutorías personales periódicas con los alumnos, y con sus
familiares. Esto requiere un horario realista, donde se ofrezca un tiempo real en
los horarios de los profesores, para que puedan desempeñar esta provechosa
actividad.
Otro
instrumento de gran interés será el conocimiento de lo que informe el
Departamento de Orientación respecto a cada chico o chica, con la discreción
que ello conlleva.
b)
Las excursiones y actividades extraescolares son una buena manera de fomentar
el conocimiento entre alumnos y profesores. Puede ser muy interesante que
participen en ellas algunos padres que estén dispuestos.
c)
Basándonos en los apartados anteriores, podemos fomentar los puntos fuertes de
cada alumno, para poder ayudarles mejor en sus necesidades.
d)
Dar espacio a que cada alumno aporte su conocimiento, creatividad y personal
visión de diversas cuestiones, tanto académicas como de otros ámbitos de la
vida escolar. Esto puede lograrse mediante trabajos personales y en equipo, por
escrito o mediante exposiciones en clase. Los Consejos de Curso, como
representantes de los alumnos de una clase, pueden ser un buen vehículo para
transmitir las opiniones de todos los alumnos respecto a la marcha del curso
escolar.
3. Conocimiento de la realidad: Educar a ser realistas puede entenderse en el ámbito
escolar en dos sentidos:
a)
Una enseñanza competente de los contenidos de cada asignatura: el profesor debe
saber de la asignatura que imparte. Un profesor tiene que estudiar y ampliar
sus conocimientos.
Por
otra parte, quisiera insistir en un aspecto relativo a la diversidad. Entre 12
y 18 años, que es la franja de edad que mejor conozco, existen grandes
diferencias entre los alumnos. Sería muy recomendable establecer currículums
académicos que se adecúen a esta notoria realidad. Concretamente, me parece
fundamental establecer un recorrido de Formación Profesional anterior a los 16
años. La Formación Profesional es un modo de atención y capacitación académica
para alumnos que tienen más aptitudes para este tipo de estudios. Esta
Formación Profesional, cuidada como se merece, puede ser un camino próspero
hacia la profesión y hacia carreras universitarias acordes a estos tipos de
estudios de índole práctica.
b)
Una explicación y exigencia, oral y por escrito, de unas normas de
comportamiento escolares: Hay que procurar hacer amable la convivencia
exigiendo con cordialidad y firmeza las normas fundamentales de la escolaridad:
sobre todo el respeto y el clima de trabajo y de ayuda a los demás.
4. Símbolos y metodología: expongo ahora unas breves ideas sobre el aspecto
formal del aprendizaje.
a)
Símbolos: Los entiendo aquí como modos significativos de aprender. Por ejemplo,
es importante contar historias o ejemplos llenos de sentido humano. También es
adecuado fomentar la transversalidad de los conocimientos, haciendo ver su
valor global en la vida. De este modo se refuerza el factor significativo de lo
aprendido.
Pienso
que es muy importante sembrar referencias de alto valor: transmitir la
seguridad de que la vida y la familia merecen la pena. También es clave enseñar,
con el ejemplo, que el servicio a los demás es fuente de alegría.
b)
Metodología: hay que establecer unos modos de conocimiento atractivos. Es
adecuada una utilización responsable y controlada de la tecnología y de e
internet. Son valiosas las técnicas como trabajo cooperativo o enseñanza por retos
de aprendizaje, entre otras. Pienso que conviene recordar que lo que a un grupo
le va bien, a otro puede ser que no le convenga tanto. Por ejemplo: antes de establecer
el trabajo cooperativo, es deseable que los alumnos de la clase tengan un nivel
de disciplina y de autocontrol aceptable. No hay que perder de vista que los
métodos son medios y no fines de la educación. Me parece saludable que cada
profesor tenga libertad para establecer la metodología que considere oportuna,
de acuerdo con las directrices generales de su escuela.
Conclusión: Los cuatro apartados anteriores se relacionan entre
sí. Hay una más neta relación entre el punto 1 y el 2; y entre el 3 y el 4.
Buscando un punto de conexión, o centro de las cuatro dimensiones analizadas,
podemos llegar a una meta que puede ser el significado mismo de la educación: ayudar a desarrollar la personalidad de
cada alumno para que sea capaz de actuar, de modo libre y positivo, en su vida familiar,
profesional y social.
José Ignacio Moreno Iturralde