Tuesday, April 25, 2023

Una breve panorámica del mundo.

Europa ha sido capaz de construir la Unión Europea. Sus países miembros tienen entre sí una moneda única y unas políticas solidarias, en las que queda mucho por avanzar. Actualmente existe una grave crisis de natalidad y un notorio relativismo respecto a cuestiones morales. Por otra parte, la guerra de Ucrania ha puesto en tensión económica y social a todo el territorio europeo. La extensión de la guerra a otros países es una posibilidad. Ante esto, Europa sigue defendiendo la idea de la dignidad y libertad de toda persona humana.

Estados Unidos continúa siendo la primera potencia económica mundial y es una defensora declarada de la libertad y de la iniciativa. Por otra parte, en 2022 está promoviendo unas ideologías sociales que están fomentando la disolución de la identidad de la familia. En política exterior está ayudando a Ucrania, al mismo tiempo que intenta no desencadenar una nueva guerra mundial.

Oceanía es un continente forjado por Occidente, especialmente por Reino Unido. Su situación socioeconómica es relativamente buena. Los valores que sostienen son similares a los de Estados Unidos.

África ha sufrido en los años 90 la llamada “primavera árabe”. En una serie de países del norte del continente, como Egipto y Túnez entre otros, se dieron movimientos populares para derrocar a dictadores. Dichos movimientos fueron alentados por países occidentales. Por ejemplo, EEUU apoya a los que pretendieron un cambio de régimen en Siria, país gravemente castigado por la guerra. También sufre el flagelo del terrorismo, del que antes hablamos.

África experimenta desarrollo en alguno de sus países, como Kenia y Suráfrica. Otros muchos están atados con cadenas de pobreza, corrupción, incluso de violencia, como sucede en Congo. África necesita mecanismos de estabilidad social y de capacitación profesional.

En América del Sur y Central hay un déficit de clase media. Las desigualdades sociales son acusadas. Los regímenes de izquierda social, como Cuba y Venezuela, pretenden la justicia, pero ahogando la libertad y la iniciativa. Su situación actual es de pobreza. Hay países en mejores condiciones como Chile y Costa Rica.

En Asia está la mayor parte de la población mundial. Solo entre India y China hay casi 2600 millones de personas, de un total mundial que está casi en 8000 millones. China ha crecido mucho económicamente. Sigue teniendo un sistema político comunista con una economía de mercado. En política exterior pueden hacer un papel de mediadores de la paz mundial.

El conflicto de Oriente próximo no está resuelto. Israel no permite la creación de un estado palestino. Ambos pueblos van entendiendo que tienen que convivir juntos.

Ante todo este panorama, la solución más asequible y profunda el fomento de la dignidad de cada persona. El lugar privilegiado para esto es la familia. Esta institución, actualmente muy atacada, es el mejor sitio para caerse muerto y, por tanto, para levantarse vivo. Puede ser monótona y sacrificada; aunque, por supuesto, no es tolerable cuando las condiciones son de violencia y degradación. Sin embargo, la mayoría de las veces es el lugar donde se quiere a cada uno por sí mismo. El lugar donde está el corazón de los seres humanos. Los sistemas políticos que defiendan y promuevan la familia son los únicos que harán un mundo más humano y justo.


José Ignacio Moreno Iturralde

La fraternidad y su andadura histórica en la edad contemporánea.

 

El tercer lema de la revolución francesa es muy anterior a ella. Comenzó con la misma humanidad. El ser humano es esencialmente familiar y social. Necesita de la amistad y cooperación de sus semejantes.

Tras las guerras mundiales, han seguido dándose iniciativas de solidaridad y cooperación. Han proliferado múltiples ONG que hacen un gran bien. Pero queda mucho por hacer. La mentalidad de ganar yo para que ganen los demás, sigue siendo una novedad. Sin embargo, todos sabemos que tan solo una existencia de sincero servicio a los demás es lo que lleva a tener una vida lograda.

Los Organismos mundiales como la ONU han planteado una serie de objetivos de desarrollo sostenible muy loables para el año 2030: mejora en la ecología, disminución de la pobreza, igualdad de la mujer, entre otros. Pero resulta inquietante que no haya ningún objetivo para ayudar y fortalecer la institución familiar. Por otra parte, se planea extender como un derecho el aborto, sin la más mínima consideración y respeto a la vida del no nacido. Además, se pretende un control de la natalidad mundial, organizado por grupos de poderosos, que parecen dominar buena parte del mundo. No hay un auténtico afán de desarrollar la dignidad de cada persona, para que sea ella la que esté en condiciones socioeconómicas suficientes para tener los hijos que estime oportuno. Los casi 8.000 millones de personas actuales, crecen lentamente a nivel mundial y decrecen alarmantemente en Europa y muy especialmente en España. Hay espacio para muchos más miles de millones de personas en este mundo. Pero esto supone ayuda, sacrifico, compartir riqueza y promoción social y política. Se trata de algo que molesta profundamente a algunos.

La Historia es con frecuencia un recuento de conflictos y luchas de poder. Por tanto, se estudia de un modo bastante superficial. Miles de millones de actos de servicio, ayuda y afecto entre los hombres no son narrados. Todos los desvelos de los padres por sus hijos, así como infinitos actos de heroísmo y nobleza, son mencionados muy de vez en cuando. Algo similar sucede en los actuales medios de comunicación, con frecuencia alarmistas y morbosos.

Los estudios de Historia son importantes: nos dan conocimiento de nuestro pasado y, por tanto, nos ayudan a entender nuestra vida. Pero la Historia más auténtica y real es la que vive cada persona. Todo ser humano asume la historia y da una respuesta personal con su vida. La historia no es otra cosa que el campo de juego de las personas. Hay una primacía de la persona sobre la historia, porque ésta pasa, pero la persona permanece. Los mejores clásicos y las religiones más importantes, siempre han defendido la existencia de la inmortalidad de la vida humana, de la existencia de una vida eterna que empieza ya aquí. El cristianismo explica que la caridad actual es una semilla de la gloria futura. Chesterton decía que el mundo es una novela donde los personajes pueden encontrarse con su autor. El cristianismo es Cristo: Dios hecho hombre. En Él todas las personas de buena voluntad están unidas por lazos fuertes. Esta unión perfecciona la libertad personal y lleva al espíritu humano a un grado de felicidad, del que todavía conocemos bastante poco.

Los horrores y las maldades del mundo no son sino consecuencia de una libertad mal ejercida. Pero el cristianismo ha hecho del dolor una sola cosa con el amor: una llave donde el ser humano es capaz de encontrar el sentido de su vida y de la de los demás. El Papa Francisco habla constante y audazmente de la necesidad de comportarnos como humanos.


José Ignacio Moreno Iturralde

La igualdad y su andadura histórica en la edad contemporánea.


La igualdad fue otro de los valores exaltados por la Revolución francesa, que paradójicamente asesinó a miles de personas que disentían de las ideas revolucionarias. El avance en los sistemas democráticos supuso un desarrollo de la igualdad. El movimiento obrero, como el marxista, lucho por una justicia radical. No dudó para ello en utilizar métodos violentos, haciendo de la lucha de clases su clave de la historia. La Revolución Rusa de 1917 provocó el inicio del comunismo como realidad social; algo que se extendió por otros países del mundo. Con un deseo de justicia y de ayuda a los más pobres, el comunismo también ha provocado el exterminio de decenas de millones de personas en sus campos de concentración. Además, ha conculcado derechos humanos elementales como la libertad de religión o de educación. Actualmente sigue teniendo importancia en China, dentro de una adaptación al libre mercado, en Rusia, donde la dictadura y la extensión de la guerra en otros países está amenazando la paz mundial, y en otros países como Corea del Norte. 

El fenómeno terrorista no es nuevo y cuenta con una larga tradición, pero los atentados del 11 de septiembre de 2001, en Estados Unidos, demostraron su capacidad para extender el terror a escala planetaria. Ha sido la organización terrorista Al Qaeda la que ha dado al terrorismo un carácter global. En Afganistán, el grupo terrorista está asociado al movimiento talibán cuyas actuaciones provocaron la invasión del país por la coalición internacional liderada por Estados Unidos en 2001, con el objetivo de acabar con sus bases terroristas. Tras veinte años de presencia militar, EEUU abandonó Afganistán en 2021, recuperando el poder los talibanes en pocos días. Al Qaeda ha aprovechado las guerras y los conflictos civiles, como los de Irak y Siria, para hacerse presente en esas zonas, en las que ha surgido un grupo aún más radical, el Estado Islámico (IS), caracterizado por sus brutales métodos de actuación.

Los índices de pobreza mundial siguen siendo escandalosos. La ONU se ha propuesto disminuir la pobreza. Se han dado avances en la última década, aunque los niveles de desigualdad siguen siendo muy acusados.

En el siglo XIX el Papa León XIII abordó la promoción del desarrollo de los más pobres en su encíclica Rerum Novarum de 1891. Con ella se inaugura como disciplina la Doctrina Social de la Iglesia. Se trata de enseñanzas sobre la dignidad humana a la luz del Evangelio, sin que se trate de una opción política concreta. Todos los papas que han venido a continuación, como lo hicieron los anteriores, insisten en este deseo de hacer una justicia y una igualdad más reales.

Otra derivada de la igualdad es la que se está librando por las mujeres. Hay logros importantes: el derecho a voto de las mujeres en muchos países del mundo. También su incorporación al mercado laboral y a la vida pública. Quedan, sin embargo, muchas cosas por conquistar para la igualdad real de oportunidades entre mujeres y hombres. Pero otra cosa muy distinta es plantear un feminismo agresivo que ve al hombre como a un enemigo y a la familia como una carga. Sin familia, sin hijos, sin amor matrimonial, la civilización se destruye porque, como decía Chesterton “quien se rebela contra la familia, se rebela contra la humanidad”. También afirmaba este autor que la familia nos es tan necesaria como el corazón y los pulmones. El ser humano, hombre y mujer, es nuclearmente familiar, porque la familia es el lugar privilegiado para querer y sabernos queridos, que es lo único que nos hace vivir con plenitud.


José Ignacio Moreno Iturralde

La libertad y su andadura histórica en la edad contemporánea.


La revolución francesa de 1789 supuso una erupción violenta del deseo de libertad. Fue   un proceso de convulsión civil, ataque al cristianismo, numerosos asesinatos de ciudadanos franceses, así como de guerras con otros países europeos. Los éxitos de Napoleón fueron definitivamente frenados en el Congreso de Viena de 1815, por la Europa de la Restauración. Sin embargo, la radiación de libertad política y democracia fue repitiéndose en 1820, 1830, 1848 y 1870. En esta última fecha, se produjo la unificación de Alemania e Italia. El parlamentarismo ya había triunfado en varios países.

Un proceso posterior, de acusado nacionalismo y de militarización, terminó con el desastre de la Primera Guerra Mundial (1914-1918). Alemania fue vencida y humillada. Estados Unidos experimentó un bienestar económico, hasta llegar al crak de 1929. Se originó una crisis económica mundial, que influyó duramente sobre Alemania.

Los movimientos fascistas avanzaron. El nazismo se hizo con el poder en Alemania, hasta llegar a provocar la espantosa Segunda Guerra Mundial (1939-1945), donde los alemanes volvieron a ser derrotados. Se crearon dos bloques en el mundo: el liderado por EEUU y el que seguía los dictados de la URSS, que extendió un dominio indirecto sobre varios países europeos próximos a sus fronteras.

En la Europa libre se fue gestando la Unión Europea, con el noble empeño de que los antiguos enemigos, como Francia y Alemania, colaboraran en un proyecto común. Actualmente se trata de una realidad, pese a que Reino Unido se separara en 2016 por motivos económicos.

La revolución estudiantil francesa de 1968 tuvo una gran influencia social. Su lema era “prohibido prohibir”. La libertad no debía ser frenada por antiguas imposiciones morales y culturales. Un proceso paralelo se dio en EEUU, con el movimiento hippy y su lema “haz el amor y no la guerra”. Estos movimientos más la invención de la píldora abortiva llevaron a la llamada revolución sexual, donde se desvinculó la sexualidad de la paternidad. Este proceso ha ido extendiéndose. Algunas de sus manifestaciones son: millones de abortos voluntarios anuales, multiplicación de divorcios y separaciones matrimoniales. Desde hace relativamente pocos años existe una propaganda mundial acerca de que la sexualidad propia es moldeable o cambiable, según el interés del individuo. Este no es un modelo de vida seguido por la mayoría de las personas, pero ha calado de un modo profundo en la sociedad, por la complicidad de grupos de presión y organizaciones internacionales. Por ejemplo, España, donde existen una amplia mayoría de familias naturales (madre, padre, hijos), se ha convertido en una sociedad abortista, divorcista, y con leyes de ideología de género o LGTB, que partidos en el poder están imponiendo incluso en la escuela pública de un modo obligatorio.

El acceso a internet y los dispositivos móviles ha supuesto una revolución de la comunicación. Sus ventajas son notorias, pero también lo son sus inconvenientes. La conexión no se puede confundir con la compañía personal. También hay que tener en cuenta que, a más técnica, hace falta más ética. Muchos jóvenes y no tan jóvenes, si no se les educa en el uso de las pantallas, pueden sufrir un proceso de degradación ética y personal.

El mundo occidental sigue defendiendo especialmente el valor de la libertad, pero se nota un desarraigo de esta noción respecto a su origen, la naturaleza humana, y a su fin, el bien moral. De todos modos, la idea de la dignidad humana, de origen cristiano y refirmada por la Declaración de los Derechos Humanos de 1948, sigue siendo un valor importante en la cultura de Europa, como se está viendo respecto al apoyo que los países occidentales están dando a Ucrania, desde que fue violentamente invadida por Rusia en febrero de 2022.


José Ignacio Moreno Iturralde

Saturday, April 22, 2023

Gente que hace hermosa la vida.


Al comenzar una semana, algunos reflexionamos sesudamente sobre los problemas del mundo, quizás aderezados con alguna pajolera molestia en la cabeza o con algún tirón muscular. La presión del tráfico en hora punta y otras zarandajas cotidianas laborales, nos hacen pensar sobre la precariedad de nuestra existencia, tan maquinalmente repetitiva en una sociedad tecnológica, que busca algunos escapes de diversión pero que es poco divertida.

Sin embargo, muy de vez en cuando, uno se topa con personas distintas: diríase que están entonadas; van por la vida con paz, con señorío y sentido común. Tienen un cuajo, un saber estar, afincado en no se sabe dónde, que les proporciona un discreto magnetismo. Para colmo, sonríen con cierta facilidad, de modo natural y sobrio. No se dejan arrebatar fácilmente por las circunstancias y son capaces de integrar lo agradable y lo desagradable con una respuesta personal positiva, incluso decorada con buen humor. Se parecen a los árboles, que crecen gracias tanto al agua limpia de la lluvia como a otros componentes muy poco atractivos.

Son ese tipo de hombres y mujeres con los que te sientes valorado, estimado, incluso importante. Por supuesto que tienen temperamentos distintos; pero se nota que han adquirido caracteres propios trabajados virtuosamente. Su atractivo modo de ser no les sale gratis. Uno puede imaginar que tales personas originales, realmente interesadas en ayudar a los demás, han tenido que superar errores y derramar lágrimas. No son impecables: a veces se desaniman, o se enfadan, o tienen ocurrencias burdas; pero saben pedir perdón y perdonar cuando es preciso; incluso llegan a reírse algo de sí mismos en los casos más notables. En definitiva: han aprendido a querer, porque se saben profundamente queridos. Y sospecho que esto se debe, en gran parte, a que tienen raíces muy hondas. Han detectado que solo labrando bien el propio campo interior, y dejándose ayudar, es posible dar buenos frutos. Han hecho vida lo que dijo un poeta: baja y subirás volando al cielo de tu consuelo, porque para subir al cielo, se sube siempre bajando.


José Ignacio Moreno Iturralde

Sunday, April 16, 2023

La causa profunda de una falsa igualdad.


Es admirable observar la preocupación que muchos sectores de la política y de la opinión pública manifiestan sobre la igualdad de derechos entre las personas. Aquí se incluye la sensibilidad hacia los migrantes y los pobres. Se revela en estas declaraciones, sobre todo si traducen en hechos y no solo se quedan en palabras, la sociabilidad humana.

Sin embargo, cuando de lo que se habla es de fortalecer la unidad familiar entre el hombre y la mujer, así como de defender la vida del ser humano en el seno materno, el discurso de muchos cambia radicalmente. La unión familiar, cuna de la vida, es totalmente relativizada, siendo absolutamente aceptado que se pueda romper cuantas veces haga falta. La vida del concebido y no nacido -ese que todos fuimos- se considera sin ningún valor por sí misma, salvo el que sus progenitores le quieran dar.

Cuando la persona humana es un individuo de su especie, entendido en la práctica, como un ser puramente material se pueden tener en cuenta algunas de sus aspiraciones, pero no se llega al núcleo de la persona. Un ser humano no es solamente un conjunto de necesidades y de estados de ánimo. Una persona es ante todo alguien que puede dar un sentido libre a lo que le sucede. Las decisiones personales no se reducen a partículas elementales; no solo son materiales, sino también espirituales. Los hombres y las mujeres creamos lazos, tenemos compromisos y responsabilidades, buscamos nuestra vocación en la vida: todo esto son manifestaciones de un espíritu que trasciende la materia. Y ese espíritu, por ser distinto a la materia, no depende exclusivamente de las condiciones materiales en las que se alberga. Por esto sabemos que un enfermo grave o un discapacitado son seres humanos dignos, como cualquier otro.

Cuando nos sacudimos el yugo de nuestra más asequible y comprometedora sociabilidad, la de nuestros familiares más cercanos, terminamos por no entender nuestra propia vida. Claro está que hay situaciones concretas muy complejas que requieren un trato específico, pero hemos de ayudar todo lo posible a quienes tenemos más cerca: así es como somos verdaderamente humanos y sociales. Por esto la sabiduría de muchas civilizaciones no ha hablado tanto de respeto al género humano, sino de respeto al prójimo: el que de hecho representa a la humanidad.


José Ignacio Moreno Iturralde

Monday, April 03, 2023

El misterio grandioso y cercano.


Ninguna cosa de la realidad se ha diseñado a sí misma. Aunque tenemos libertad para desarrollarla, tampoco los seres humanos hemos ideado nuestra propia naturaleza. Por tanto, el sentido de cada ser que vemos, también el nuestro, está antes fuera que dentro de sí mismo.

Los seres humanos necesitamos unos de otros. Cuando estamos en un ambiente familiar o de amistad, nuestra propia identidad se refuerza en relación con los que nos rodean. Además, la persona que piensa habitualmente en los demás y hace que su vida sea una ayuda para los otros, vive más feliz y bastante liberada de un desordenado amor propio.

Las cosas del mundo, por lo que vimos al principio, se relacionan con un primer origen que las trasciende. Este origen está en el mundo y más allá del mundo, como los rayos del sol que iluminan la tierra. La realidad esconde el misterio -μυστήριον (mystérion) en griego, sacramentum en latín- de su sentido. Se trata de un misterio grandioso, que nos es muy cercano: merece la pena encontrarlo.

 

José Ignacio Moreno Iturralde

Sunday, April 02, 2023

Leyes que desfiguran nuestra naturaleza.


Un buen paseo por el campo es algo fantástico. Los árboles, el recorte de las montañas, el cielo, y algún simpático animal esquivo, nos dan descanso y serenidad. Todo este entorno natural y su equilibrio, está poblado de leyes biológicas y ecológicas. Desfigurarlas de un modo agresivo, supondría un suceso lamentable y peligroso.

La naturaleza no es perfecta, puede tener episodios de espantosa furia como un terremoto o un tsunami. Por esto las personas, a lo largo de la historia, hemos ido humanizando nuestro entorno, haciéndolo más habitable. La clave de este progreso está en mejorar la naturaleza, respetándola y no arrasándola como sucede algunas veces.

Entre las leyes naturales destacan las que se refieren a nosotros mismos. Tenemos un corazón y dos pulmones y queremos ser felices, porque albergamos un modo de ser previo a nuestras decisiones, sin el que no podríamos emprender la aventura de vivir. Sin embargo, actualmente en España se están multiplicando leyes que intentan autodefinir radicalmente la identidad humana. La tremenda realidad del aborto masivo e industrial se ha banalizado, arrancando toda dignidad objetiva de la vida del nonato. Las rupturas matrimoniales asolan las vidas de muchísimos jóvenes, que ya no crecen al calor del amor de sus padres. El matrimonio civil ni siquiera contempla ya la natural complementariedad de la mujer y el hombre. La eutanasia olvida el cuidado incondicional que se debe a toda vida humana. Ser hombre o mujer se ha convertido en una decisión que se otorga con un papeleo automático. La nueva ley de educación impuesta, que no ha contado con la opinión de instituciones educativas plurales, presenta rasgos antropológicamente sectarios y una competencia docente muy dudosa. Lo más llamativo es que quien exprese su desacuerdo respecto de algunas de estas leyes, pese a hacerlo con respeto, puede tener problemas laborales y penales.

La realidad es que no se puede forzar indefinidamente la naturaleza. No aceptarla, especialmente la propia, es un error humano y social grave. Por supuesto que también hay muchísimas cosas buenas en nuestra convivencia, que son motivo de esperanza. Por esto hay que tener el valor de llamar a las cosas por su nombre, al menos hay que alcanzar la voluntad de un diálogo sincero, para no caer en auténticas dictaduras que pretenden suprimir hasta la serena opinión de los que disienten de una deriva ideológica, que ha perdido la sensatez de los campos, el cielo y las montañas.

 

José Ignacio Moreno Iturralde