Sunday, March 27, 2022

La lección del pajarillo

Era un lunes muy lunes. La jornada de trabajo prometía estar bien cargada, el aire de la calle era frío y el tiempo plomizo. De pronto me fijé en un pajarillo posado en la rama de un árbol. Se balanceaba feliz, contento de ser pájaro, dispuesto a estrenar un nuevo día. Y enseguida se fue volando. Me quedé pegado a la tierra, pensativo, aunque sin tiempo para aminorar el paso. Aquél mirlo daba algo de envidia. ¿Cómo estrenar alegremente cada día como ser humano? Un buen sueño y un buen desayuno ayudan, ciertamente. Un trabajo atractivo y bien pagado también es importante. Pero hace falta algo interior, un motivo propio de personas que pueden trascender las circunstancias exteriores, una saeta de cariño y alegría. Pensé en la vida de cada uno, en el camino que recorremos con el paso de los días y en la llamada que nos llega desde las alturas, esclareciendo los nubarrones e iluminando la mente y el corazón. Se trata de un motivo capaz de hacernos volar mucho más alto que los pájaros. Es esta sencillez grandiosa la que nos descomplica, entona, y hace germinar el buen humor al ver el contraste entre los límites de lo cotidiano y el maravilloso misterio que lo envuelve.  


José Ignacio Moreno Iturralde

 

Saturday, March 26, 2022

Guerra exterior, paz interior.


Estamos viendo con espanto el sufrimiento del pueblo ucraniano. Desde nuestras acomodadas casas, se nos hace dolorosa la angustia de los que sufren las bombas encerrados en los sótanos de Mariupol. Las madres y sus hijos deambulando por interminables colas de supervivencia, dejando en la guerra a sus esposos y padres, suponen una bofetada al sentido de la vida y a la dignidad humana.

Al mismo tiempo, hay múltiples reacciones de solidaridad. Mucha gente generosa da tiempo, alimento y donaciones a los que sufren. También hay políticos valientes y sensatos, que están haciendo bastante por su parte. Es curioso, pero tanto sufrimiento nos hermana y puede sacar afuera lo mejor de nosotros mismos. Cada uno verá qué puede hacer por las personas especialmente desamparadas. Las iniciativas personales son importantes porque cada persona representa a la humanidad.

De todos modos, podemos quedarnos llenos de inquietud al ver que nuestros pequeños detalles solucionan bastante poco dentro de un enorme problema. Pero sería una derrota dejarse llevar por el desengaño y el miedo. Toda persona puede buscar un ancla de esperanza y una fuente de paz interior. Hay realidades supremas que hacen brotar alegrías inesperadas. En momentos muy difíciles surgen promesas renovadas; algunas nacieron incluso al ver las campanas derruidas de una iglesia en Nagasaki. Hay guerra en el exterior, pero el mejor punto de apoyo para combatirla es la paz interior. Una paz más grande que nosotros mismos, de la que surgirán actos de generosidad y de esperanza.


José Ignacio Moreno Iturralde

Tuesday, March 15, 2022

La raíz de los buenos modales


Una seria deformidad física en una persona, nos parece algo penoso. Por otra parte, una cara atractiva y una buena forma física resultan, lógicamente, agradables. Sin embargo, a veces, nos fijamos menos en las fealdades de la conducta personal; pero no son menos importantes que los defectos corporales.

Algo parecido a lo anterior sucede con los buenos modales. Nos gustan las formas correctas en el trato; así como la moda y el protocolo. Pero tardamos, quizás demasiado, en detectar la raíz interior de esas manifestaciones externas en las relaciones sociales. Las formalidades tienen su interés, pero solo reflejan la autenticidad de la persona cuando nacen de dentro de ella; si son una sincera manifestación del respeto y la estima por los demás.

También es cierto que mucha gente joven, y no tan joven, desprecia las formas en el modo de hablar, de vestir y de actuar. Ejemplos de esto son, por ejemplo, el empleo convulsivo de los tacos y del teléfono móvil, el olvido del pudor, la manifestación de expresiones afectivas inmoderadas y el empleo ocasional de la violencia. Todo esto resulta poco inteligente y lamentable. Pero puede suceder también que todas las apariencias del correcto trato social sean vistas, con cierto motivo, como algo postizo, falso.

La pedagogía de los buenos modales, tan necesarios para combatir una ola actual de zafiedad y chabacanería, tienen que nacer de una inteligencia bien amueblada y de un corazón limpio. Hay que atreverse a entrar personalmente en la propia habitación interior, para limpiarla a fondo y poner orden. Algo que es importante hacer todos los días. Entonces sabremos enseñar unas formas de conducta humanas, convincentes y atractivas.


José Ignacio Moreno Iturralde

Friday, March 11, 2022

El milagro de la vida


Si estando en la nada, bastante aburridos, nos hubieran hablado del universo en el que ahora vivimos, habríamos pensado que se trataba de una realidad demasiado asombrosa. Pero en la nada no existíamos, no podíamos creer en nada. Sin embargo, de repente, se escuchó una voz personal, potente, afirmativa, creadora; y surgió sorprendentemente el mundo, lleno de seres llamados a la existencia. Comenzó la historia del cosmos y sus múltiples sucesos: el furor de un estadio en el que gana un partido nuestro equipo favorito, un atardecer en el mar, una fiesta con amigos o, en el colmo de la perfección, un reírse de nuestras propias limitaciones. Todas estos acontecimientos son excesivamente fantásticos y, sin embargo, reales.

De todas las cosas bonitas del mundo, destaca el amor comprometido entre el hombre y la mujer, y el nacimiento de los hijos: esos seres radicalmente nuevos, que detonan las mejores energías humanas. Ciertamente también son fuente de agotamiento; un esfuerzo paradójico porque renueva la vida de madres y padres. Por esto, es clave custodiar el maravilloso surgimiento de la vida humana, y el suelo que la hace estable y fecunda: la familia.

También se dan dolores y tragedias tremendas. Sería excesivamente atractivo que todo un Dios se hubiera hecho hombre para cargar con nuestros errores, dar un sentido al dolor y convertir la muerte en victoria. Pero resulta que, contra todo pronóstico, esto ha sucedido realmente. Cualquier persona que se acerque con humildad, veneración y confianza a la conducta que fomenta la Buena noticia del Evangelio, puede verificar en su vida que esto es verdad.

De sorpresa en sorpresa, se nos anuncia otro prodigioso milagro: que existe el Cielo. La plenitud de la felicidad; la eterna victoria donde nuestra vida, purificada, entrará en el seno de Dios. De nuevo parece algo desorbitadamente optimista, pero comienza ya a palparse su consistencia en la paz y la alegría de una vida edificada sobre la caridad. Cantos de victoria se escuchan, de vez en cuando, entre los afanes cotidianos; y también en situaciones difíciles. Un ímpetu de vida que, atravesando los dolores y arideces de la existencia, se va abriendo paso de un modo discreto, eficaz; incluso con buen humor. Es de nuevo la Palabra creadora, redentora y portadora de gloria, ajustada a nuestra libre y personal capacidad de recepción, la que nos anima con un cariño que nos admira y asombra cada vez más.

 

 

José Ignacio Moreno Iturralde

Saturday, March 05, 2022

Matrimonio y celibato: dos dimensiones de la entrega.


La ética del placer por el placer y la del deber por el deber son opuestas, pero tienen un punto en común: están centradas en uno mismo. Frente a estas opciones, está la de abrirse a la realidad exterior y descubrir la verdad y el bien que en ella existe. De esta manera, la persona aprende a aceptar la vida como viene, se hace realista y madura. Claro que es estupendo tener sueños y cumplirlos, pero no podemos pensar que todo se ha de adecuar a nuestros deseos. Ser realista ayuda al optimismo, a pesar de las dificultades. El mundo, pese a sus males, es una grandiosa arquitectura trazada por un profundo sentido en relación con los demás, que toca a cada uno descubrir.

Aceptar la realidad, al mismo tiempo que intentamos mejorarla, nos lleva a aceptarnos a nosotros mismos. Muchas de nuestras cartas no las hemos elegido, nos han sido dadas; pero lo que si podemos hacer es jugarlas de un modo libre y personal. Al entendernos en una realidad enorme, cuajada de significado, estamos en condiciones de aceptar nuestra propia vida. Esto es un requisito necesario para poder hacer de nuestra existencia algo que realmente merezca la pena.

Entre las relaciones con nuestros semejantes, es primordial la realidad del amor. En el amor entre hombre y mujer, la primera atracción, el diálogo, el noviazgo y el matrimonio, forman parte de la milenaria historia de la humanidad. Tras una fase de conocimiento, el matrimonio se basa en un compromiso de fidelidad abierto a la vida de los hijos. Este amor renueva la condición paterna, materna y filial, que es el núcleo de la identidad humana. Algo de especial interés es entender el matrimonio como entrega al cónyuge. La entrega es el cimiento del amor conyugal. Vivir para hacer feliz al otro cuesta esfuerzo, pero garantiza el amor. Siempre puede haber dificultades, pero el amor es capaz de abrirse camino entre ellas, fortaleciéndose. La novedad cristiana consiste en engrandecer y purificar el amor humano con el amor de Dios. Esta garantía hace firme el matrimonio: “Lo que Dios ha unido, que no lo separe el hombre” (Mateo 19,6).

El celibato es una vocación que excluye el matrimonio. Sin embargo, matrimonio y celibato son dos dimensiones de la entrega a Dios. En la religión católica, no se puede entender uno si no se entiende el otro. La vocación al celibato por el Reino de los cielos, desde la condición de sacerdote o de laico, es un don divino por el que la persona quiere ser luz y referencia para muchas otras, fermento de familias, amigo incondicional y, ante todo, tener una especial entrega e intimidad con Jesucristo con un amor inconformista y apasionado. Ser célibe, pese a las debilidades personales, refleja también la dimensión escatológica de mostrar una vida de compromiso y amor donde, a semejanza de la vida eterna, el matrimonio ya no es necesario. En cualquier caso, la santidad personal, tanto en el matrimonio como en el celibato, solo se mide por el amor a Dios y a los demás que se alcanza.

Esta dinámica de amor entregado, de confianza filial en Dios, que entiende el dolor como manifestación de amor, y los límites personales como referencias de humildad, es una escuela de alegría, de optimismo, de felicidad en este mundo y en la victoria definitiva del Cielo.

 

José Ignacio Moreno Iturralde

Wednesday, March 02, 2022

La plenitud del ser humano


Dios es el Principio. Sin embargo, Dios no tiene un principio temporal. Esto significa que Dios es eterno. Un matiz complementario puede ser entender el término Principio como fuente de sentido o significado.

El universo no ha sido hecho por nosotros. Abrirse a descubrir el sentido y la verdad de las cosas, es la óptica adecuada. Pretender dar un sentido a los seres de la realidad exclusivamente con nuestra razón, olvidando por completo su modo de ser intrínseco, es un grave error de cálculo. Si se opta por esta visión antropocéntrica, las cosas y las personas dejan de tener un valor por sí mismas. El respeto a la realidad, especialmente a nuestros semejantes, brota de un sentido y un valor anterior a nuestra medición racional. Una convivencia social adecuada tiene que partir de unos principios estables, anteriores a nosotros, que son precisamente el ámbito propicio para el diálogo democrático, y no para la lucha violenta de intereses diversos. Descubrir que Dios es el Principio de la realidad, supone establecer las bases para que la persona humana y la sociedad pueda desarrollarse en plenitud.


José Ignacio Moreno Iturralde