Monday, January 24, 2022

Educación valiosa. Descubrir el potencial personal.

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Este breve libro pretende hacer un estudio de qué es el conocimiento y cuál es el sentido de la educación; especialmente en edades escolares. Se trata también el papel de las relaciones humanas, en el ámbito familiar y académico, respecto al proceso educativo. Junto a aspectos teóricos, se presentan cuestiones prácticas vividas en las clases. Se entiende por educación valiosa la que está centrada en cada alumno y alumna, para ayudarles a descubrir y desarrollar su potencial personal.

 

José Ignacio Moreno Iturralde

Sunday, January 23, 2022

La navegación de la vida


Los veranos de la infancia, junto a la orilla del mar, son recuerdos de felicidad. Entonces no había reloj, ni tareas, sino tan solo un día en el que jugar y disfrutar, sabiéndonos acompañados por nuestros padres. Aunque también aparecían algunos miedos; la mayoría de las veces se trataba de fantasmas de que la propia imaginación sugería cuando uno se sentía solo. 

La adolescencia enjuicia y critica la sencillez y seguridad de aquellas playas. El jovencillo se quiere despegar de la costa y, al no saber navegar bien, da muchas veces vueltas sobre sí mismo en una actitud tan mareante como divertida para el observador. Es ahí cuando aparecen el deseo de aventuras, apuntaladas por las buenas referencias; o, por el contrario, los tristes pasos para iniciarse en derroteros peligrosos, solitarios, o mal acompañados. Algunos se extravían, otros muchos vuelven a la seguridad de la orilla. Poco después, hay quienes se aventuran a meterse mar adentro con la compañía de guías expertos. Surgen luminosas jornadas de mar, con velocidad en la nave, abundancia de pesca, y alegres canciones de marinos. 

Pasado el tiempo, pueden surgir problemas: una conducción imprudente, una galerna, incluso un vuelco de la embarcación. En esos momentos de zozobra, el barco y los marineros se salvarán, si sabiamente se dejan ayudar por naves de aventureros amigos. Tras largas jornadas de reparación, parece que se ha perdido fuerza y tiempo; pero no es así. Se ha aprendido que la aventura se vive en equipo, y que la fuerza del mar requiere mucha ayuda y orientación. 

También se escucharán cantos de sirenas, en islas llenas de atractivo y falsedad. Algunas embarcaciones se pierden buscando encantos mentirosos. Los que quieren seguir el rumbo correcto, más que atarse al mástil como Ulises, trazan una trayectoria inteligente y huyen con valentía de la atracción que descamina. 

Componen la vida de los navegantes maduras jornadas de sol y de estar contentos, largos días de niebla y frío, noches huérfanas de luna, junto con otras llenas de encanto y estrellas. A veces acontecen dramas difíciles de entender. Otros momentos son de enorme satisfacción, al descubrir nuevos veleros que se suman a la aventura. En ocasiones cuesta descubrir el gran valor de una navegación sencilla, llena de trabajo, pero segura y en la dirección precisa. Los días son muy parecidos; pero si se entona la canción del marino con frecuencia, y se comparte el alimento que da vida, permanece en el alma el aroma de la dirección acertada y la alegría de forjar rutas buenas para los que vendrán después. 

El marino veterano ve tormentas, intuye nuevos peligros y siente deseos de amarrarse en algún puerto apacible y cercano, que no es el rumbo a seguir. Pero continúa. Junto a sus compañeros, divisa luces de gloria y nuevas tierras unidas al cielo del horizonte. Se da cuenta entonces de la necesidad de subir más el ancla, de aligerar el peso, de revivir la juventud de la decisión. Por el día mira al Sol y por la noche a la Estrella mayor, tan maternalmente amable. Sabe que buenos amigos ya han llegado a un nuevo mundo, atisba sus señales de triunfo, pero no se siente totalmente seguro de poder llegar. Es la hora de poner esfuerzo, sí; pero dándose cuenta de que la maravilla de la misión humana requiere de dejarse llevar por vientos adecuados, y por marinos más expertos. Qué estupenda satisfacción se experimenta entonces.

Cuando el barco, ya gastado por la travesía, experto en humanidad y limitaciones, se dirige a nuevas angosturas y reveses, lo hace con la seguridad de que al final del mar, donde está la nueva tierra, solo se puede llegar mirando al Cielo. Y en alguna curva del camino logrará ver, llena de luz blanca y de certera alegría, la meta: un mundo glorioso donde aparecen renovados la playa de la infancia, y la alegría de padres, hermanos y amigos. Todo aparece bajo la mirada divina, comprensiva, paciente y amantísima, de la aventura de la navegación propia y la de tantísimos más. Llegar al puerto de la victoria requiere saber navegar; dejándose querer, guiar y aconsejar por aquél que camina sobre las aguas y hace enmudecer la tempestad.

 

 

José Ignacio Moreno Iturralde

Saturday, January 15, 2022

Cosas cotidianas y relaciones familiares


Es bonito ver volar una bandada de pájaros, contemplar una chopera junto a un río, o admirarse ante la mole sencilla y rotunda de una montaña. Esos colores y contornos naturales, sirven de marco para establecer las figuras de un mundo de relaciones humanas francas, sinceras, alegres y familiares.

Algunas aves pueden destrozar sembrados. Un rayo puede partir el tronco de un árbol, y alguna montaña puede estallar en un torrente de fuego. Esos raptos rabiosos del medio ambiente, parecen un reflejo de lo que en ocasiones sucede en la mente y el corazón de los seres humanos: envidias, violencia y egoísmos. Pero del mismo modo que no despreciamos la naturaleza, no dejamos de admirarnos ante el enorme valor de ciertas realidades que llenan de sentido nuestras vidas: amistad, fraternidad, amor, filiación, paternidad, maternidad. Las cosas del mundo se someten a leyes muy precisas. Nosotros somos libres; pero en la medida en que utilizamos nuestra libertad para forjar lazos humanos y familiares, estamos dando a nuestra biografía un cabal cumplimiento. 

Con frecuencia podemos tener en la cabeza tareas, ocupaciones, proyectos. Muchos, sin duda, interesantes e incluso necesarios. Pero hemos de procurar aprender de la sencillez del campo y de la ternura del amanecer, para cuidar lo que verdaderamente merece la pena: los seres a quienes más queremos, quienes son también frecuentemente motivo de esfuerzos y renuncias por nuestra parte. El espectáculo de un nuevo día refleja con nitidez el enorme valor de las cosas menudas y cotidianas: esas que pueden hacer amable la vida a los demás. Hay que sacudirse la miopía del desencanto y la atonía del egoísmo, para descubrir el enorme valor de un saludo cordial, de un acto de servicio, o de una petición de perdón. Esos límites cotidianos nos llevan a asomarnos a una verticalidad de sentido, a una trascendencia blanca, amable y grandiosa, que se esconde detrás de una sonrisa o de un acto de humildad. Y cuando veamos que estamos lejos de tener una actitud acorde con la gratitud y el servicio que debíamos ofrecer a manos llenas, podemos lanzar una mirada limpia y contrita al cielo y sabernos queridos, cuidados, encauzados por la energía que hizo los límites del mundo y el corazón de los hogares. De esta manera, podemos volver a darnos cuenta de que solo la audacia y la simpatía de la generosidad en lo cotidiano es lo único que supera todos los límites, porque llega hasta el infinito actual de Dios.

 

 

José Ignacio Moreno Iturralde

 

Sunday, January 09, 2022

Tiempo y eternidad


Consideramos que el sucederse del tiempo y de las diversas circunstancias personales es lo nuestro. Hacer cosas, conseguir objetivos, ver las mañanas y las noches, es lo que nos resulta evidente. Cuando oímos hablar de eternidad, parece que nos situamos en una dimensión algo extraña e incierta… 

El tiempo pasa rápido. Soy profesor, con muchos años en esta tarea, y las promociones de alumnos y alumnas pasan a gran velocidad. Da alegría ver a antiguos alumnos; compartir recuerdos con ellos y escucharles acerca de sus proyectos de futuro. También aparece algo de nostalgia, al no poder retener tiempos gratos compartidos con ellos. Con mucho mayor motivo esto sucede en el ámbito familiar, con nuestros seres más queridos. 

Sin embargo, hay momentos en los que uno consigue serenarse y contemplar con paz la propia vida. Cada persona, si lo busca sinceramente, es capaz de encontrar el valor de la historia y de su propia vida, pese a las dificultades. Es posible hallar un sentido bueno, satisfactorio, permanente, a todo lo vivido. Cada ser humano puede recapitular la historia, asumiéndola y dando con su vida una aportación personal. Cuando el cristianismo nos revela la existencia de un Dios que es comunión de Personas, nos habla de una eternidad compartida, llena de sentido; de la que nosotros estamos llamados a participar. Toda esta grandeza empieza ya, ahora, cuando buscamos en medio de las actividades diarias, todo aquello que da peso, valor, sentido temporal y eterno a lo que hacemos. Practicar la justicia y la caridad, nos hace darnos cuenta de que la eternidad es la que da valor a nuestro tiempo.

 

José Ignacio Moreno Iturralde