Saturday, March 19, 2005

San José: un hombre de palpitante actualidad

Nuestro mundo está surcado por pantallas de televisión, ondas de radio y cables telefónicos. Se le hace más caso a quien tiene capacidad de levantar su voz por encima de los demás. Es un mundo en el que hay que darse a conocer:”si no estás en los medios no existes”. José de Nazaret siguió una lógica distinta. No hay una sola palabra suya recogida en el Evangelio; pero si una profunda actitud de escucha, de confianza y de obediencia a Dios.

San José fue un hombre simpático, maduro, profundamente enamorado de Jesús y de María. En José se descubre algo muy profundo: una genuina referencia para toda persona. Su sencillez, su sobriedad, su encantadora actitud de pasar modesta y olímpicamente del qué dirán por ir a derecho a cumplir su vocación hacen de su silencio una llamada atronadora: un eximio y asequible ejemplo de vida. José fue artesano, trabajó mucho y duro, en ocasiones tuvo que sortear graves dificultades, fue fiel. Aceptó los planes de Dios y no quiso ser protagonista: no le importó no tener un hijo según la carne y se le confío hacer de padre del Verbo encarnado.

Su vida está llena de normalidad, de cordialidad. San José nos da una gran enseñanza: la grandeza de una vida consiste en vivir lo cotidiano junto a Dios y a María: algo que está al alcance de todos. Tan sólo hay que hacer lo que Él hizo: callar, escuchar, obedecer, con la seguridad de que “Dios añádira”(esto significa en hebreo José). Hoy también conviene gritarlo con la propia vida y con los medios de comunicación porque el ejemplo de José, si se tiene confianza en Dios, llena plenamente de realismo y satisfacción el corazón humano.

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