Thursday, April 14, 2005

La Confirmación

La Confirmación es el sacramento por el que recibimos el Espíritu Santo; así como los Apóstoles, reunidos en torno a Santa María, recibieron en Pentecostés el Espíritu Santo: en aquella ocasión con la aparición de lenguas de fuego sobre sus cabezas y con el don de hablar en diversas lenguas o idiomas que anteriormente desconocían. Podemos ver aquí una relación con el derecho y el deber de todo cristiano de difundir la Buena Nueva del Evangelio.

La Confirmación supone la plenitud de la gracia bautismal y el afianzamiento de le vocación cristiana. Este sacramento aumenta la gracia, imprime carácter: deja una huella indeleble en el alma para ser testigo de Jesucristo, fortalece la fe, nos da fuerza para vencer las tentaciones y para ser valientes a la hora de defender, con caridad, la doctrina del Señor.

El Ministro ordinario del Sacramento es el obispo; extraordinario es el sacerdote en quien el obispo ha delegado esa facultad. El sujeto es la persona bautizada que no ha recibido este sacramento. La materia es la unción en la frente con el crisma (mezcla de aceite y bálsamo consagrado por el obispo), que se hace mientras se impone la mano. La unción tiene el significado de robustecer la fe. La forma la constituyen estas palabras que pronuncia el obispo: “N, recibe por esta señal el Don del Espíritu Santo”. Se responde: “Amén”.

Conviene recordar la virtud del sacramento por si mismo. La Confirmación ha de ser recibida en gracia de Dios y conociendo las principales virtudes cristianas. Lógicamente será preciso luchar por mantener los frutos del sacramento e ir adquiriendo un mayor grado de trato con el Señor y de vida de santidad, que no es otra cosa que luchar con empeño por tenerla. Esto se conseguirá acudiendo con frecuencia a los sacramentos de la Penitencia o Confesión y Eucaristía. Los frutos de los sacramentos nos ayudan a vivir una vida virtuosa donde debe sobresalir la caridad.

La Confirmación es el Sacramento para ser testigos, con la vida y la palabra, de la vida de Jesucristo, ayudándonos a la identificación de nuestra vida con la del Señor; en esto radica la vida del cristiano.

-Estas ideas se han basado en el Curso de Catequesis de Pujol Balcells y Sancho Bielsa. Ed. EUNSA

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