Wednesday, June 25, 2025

El derecho a la vida la hace bella

Si saco una buena cantidad de dinero, ganado con trabajo personal, y me lo roban al doblar la esquina, uno exclama con toda razón: “¡ no hay derecho!”. Si lo que nos robaran fuera la misma vida, se padecería un crimen. Pero lo que sería peor es que la actitud criminal se considerara un derecho de la voluntad del agresor. Las páginas más tristes de la historia son las que han supuesto el exterminio de inocentes, que no han tenido ninguna defensa, ni siquiera legal.

La importancia de la vida humana tiene relación con la importancia que le damos a la muerte. Si el morir se banaliza, la vida sufre una enorme devaluación en su dignidad. Este proceso se acentúa cuando se trata de una muerte voluntariamente provocada. Los diversos argumentos sentimentales a favor de la muerte del indefenso encubren algo importante: el sentimiento por sí mismo no conoce, y tomado como única guía de conducta provoca errores graves.

El ser humano, por tener razón y libertad, es una historia personal. Todos sus momentos son importantes: los de salud y los de enfermedad, los buenos y los malos, los conscientes y los inconscientes. Por esto, considerar que solo son humanos los momentos de autoconciencia, autonomía y bienestar, supone precisamente deshumanizarnos. Embrión, bebé, niño, joven, adulto, anciano, son fases de una única vida, que si no fuera humana desde el principio no llegaría a serlo nunca: hay múltiples argumentos genéticos y médicos que lo confirman. Un embrión humano no es un objeto, ni un producto; es la primera etapa de vida de alguien con una misión única en el mundo. Esto no es una exageración tendenciosa; sino una verdad. Ningunear la dignidad de los concebidos aún no nacidos, y hacer de la posibilidad de eliminarlos un derecho legal es echar una sal letal a las raíces de la humanidad. Para cambiar esta decadencia en cultura de la vida, también es imprescindible un apoyo social y económico a la mujer gestante y a la familia.

Los días más bonitos del mundo son los de la solidaridad con nuestros semejantes, que se encuentran en situaciones de mayor apuro e indefensión. Por este motivo, es urgente recuperar el sentido del valor de todas las fases de nuestra existencia. Esto hará que seamos una civilización más digna, justa, inclusiva, solidaria, fraterna y bella. 


 José Ignacio Moreno Iturralde

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