Tuesday, September 26, 2017

Conocimiento propio




Uno puede pensar que es un buen corredor. Entrena con sus amigos, se aficiona al atletismo, y empieza a batir records personales. Hasta el día en que llega a una competición oficial… Entonces puede darse cuenta de que hay mucha gente que corre igual o mejor que él.

En cierta ocasión, se celebró una carrera por el campo en el municipio de Soto del Real, cerca de Madrid. Participé en ella. Se presentaron muchos atletas bien preparados y con modelos de zapatillas de gran calidad. También fue a correr el hijo de la lechera del pueblo: usaba un pantalón bermudas medio roto, una camiseta y unas alpargatas. Nada más empezar la carrera, aquél chaval corrió a tal velocidad que ninguno de los competidores volvimos a verle el pelo hasta llegar a la meta. Sacó al resto muchísima ventaja. Nadie se lo esperaba, pero era mucho mejor corredor que todos los demás.

La realidad nos pone frecuentemente en nuestro sitio. Si se grabara en video un día cualquiera de nuestra vida, sería muy interesante poder ver cómo hemos actuado: seguramente nos llevaríamos algunas sorpresas. No nos conocemos bien y necesitamos que nos ayuden desde fuera de nosotros mismos. Casi nadie dice de sí que es poco inteligente, pero no hay más que asomarse a las noticias de cada día para ver cuántos disparates se cometen en el mundo.

Hay un conocimiento muy importante y muy difícil: el de uno mismo. Para esto es eficaz preguntar a gente que nos conoce y nos quiere bien, en un momento adecuado: ¿Me ves capaz de hacer estos estudios? ¿Me estoy portando bien? ¿Cuáles son mis principales defectos?... No se trata de depender de la opinión de los demás, pero sí de dejarse ayudar para aprender a ser mejor persona. El conocimiento propio es una asignatura que se aprende a lo largo de la vida, si procuramos actuar con realismo y honradez.

Otra cuestión importante es saber si estoy haciendo lo que debo o no. Es más fácil hacer lo que a uno le venga en gana; pero obrando así, a lo largo de los años, se pierde mucho tiempo y muchas oportunidades. Es lógico que muchas veces nos despistemos, o hagamos las cosas regular o mal. No hay que desanimarse, pero sí conviene reaccionar. Se trata de recomenzar poco a poco y coger hábitos de persona eficaz, realista, con la que los demás pueden contar para lo fácil y para lo difícil. Es muy bueno que un joven tenga sueños y aspiraciones; siempre que no le lleve a “estar en la luna” y a desatender sus obligaciones cotidianas y los compromisos que tiene ahora  con los demás.


Otra cuestión de interés es acudir a alguien que nos merezca confianza y tenga prestigio moral ante nosotros, para pedir ayuda si nos encontramos sin fuerzas para sacar adelante nuestros compromisos.

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