Tuesday, July 19, 2022

Cuando el origen está al final.


Para dar buenos frutos tendré que conocer mis raíces, ya que el árbol de mi vida es un desarrollo de su semilla. Nos interesa, por ejemplo, conocer cosas de nuestra historia familiar. Necesitamos tener ejemplos de vida para decidir la nuestra.

También es bueno saber algo de historia, que es la memoria colectiva de un pueblo. El pasado es una escuela de aprendizaje para el futuro. El tiempo es una realidad cotidiana en que el presente enlaza el pasado con el futuro. Decía C.S. Lewis que el presente es el punto de encuentro entre el tiempo y la eternidad.

Buscar el origen último de todo lo existente es una pretensión ambiciosa y humana. A los valiosos datos de la ciencia experimental, se pueden añadir ideas de Tomás de Aquino: Que existe una primera causa de todo lo demás, parece razonable si nos percatamos que sin una causa inicial no habría causas ni efectos posteriores. Que esta primera causa o motor de la realidad sea inmaterial es una afirmación coherente. Veámoslo: todas las realidades materiales que vemos alguna vez no existieron. Si la primera causa no existió, hubo un tiempo en que no existía nada. Pero de la nada no sale nada, y ahora no habría nada, cosa rotundamente falsa. Por tanto, tiene que haber un ser inmaterial y necesario, del que dependen los demás.

Otra noción importante es la de la causa final: la primera en la intención y la última en la ejecución. Sería, por ejemplo, la que pondría en marcha un proyecto hasta que se termina. Las finalidades son reales: los oídos oyen y los ojos ven, aunque haya excepciones. Todo esto es de sentido común, pero hay quienes no lo aceptan. Sin embargo, los que niegan las causas y las finalidades lo hacen con una finalidad.

Las finalidades de los seres se despliegan en el tiempo afrontando muchas variables. Pero la evolución no es el desarrollo de una materia sinsentido, sino el desenvolverse, con unos fines, de una realidad que no se explica suficientemente por sí misma, porque remite a algo que va más allá de ella. Si veo unas pisadas en la nieve puedo pensar que se deben a algún extraño fenómeno químico, pero es bastante más sensato concluir que alguien ha pasado antes por allí. El mundo está lleno de pisadas y de señales.

El ser originario, por ser la raíz de todo, lo es del ser de los seres vivos e inertes. Nuestra dependencia atañe al núcleo de nuestra propia realidad. En los seres humanos se trata de una realidad libre, que puede percatarse de esta dependencia. Así, cada instante de mi existencia puede ser entendido como una comunicación con el ser pleno de realidad. Esto ayuda a intentar vivir cada momento con plenitud de sentido. Por esto, el principio absoluto de nuestro ser nos acompaña en todo momento. Al final de nuestra vida en este mundo, si la hemos vivido con un sentido verdadero, podremos encontrar plenamente al ser que es nuestro origen.


José Ignacio Moreno Iturralde

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