Wednesday, April 19, 2006

Resurrección: cierre de la Semana Santa

No hay medio escrito ni audiovisual que no incluya, en su programa, la Semana Santa en lo relativo a la Pasión y Muerte del Salvador. No obstante, veo que falta una cosa, la más importante: salvo en algún medio, apenas se habla de la Resurrección de Cristo, que da sentido a toda esa Semana. Como decía San Pablo a los Corintios, “si Cristo no hubiera resucitado, vana sería nuestra fe y nosotros-los creyentes-los más desgraciados de los hombre...; pero no, Cristo ha resucitado de entre los muertos, como primicia de los que duermen”. La Resurrección de Cristo resalta el triunfo de Jesús sobre la muerte, preludio de nuestra resurrección gloriosa si morimos en Cristo: “Yo soy la Resurrección y la Vida. El que cree en Mí, aunque haya muerto vivirá”. Es ese el secreto de los mártires y de las personas que lo dejan todo para consagrarse a Dios. Es la razón de la acción continuada y generosa hasta el olvido de sí, de la Madre Teresa de Calcuta, de Juan Pablo II y de todos los santos. Esa certeza de la Resurrección de Cristo y de la nuestra, es lo que nos hace sentirnos los más dichosos de los hombres, y nos permite encontrar sentido al sufrimiento y a la vida.
Cristo resucitó y lo vieron los Apóstoles (hasta comió con ellos después de resucitado y Tomás lo tocó), María Magdalena y más de quinientos discípulos el día de su Ascensión gloriosa a los Cielos. No sólo eso: nos ha dejado un icono como prueba tangible de su resurrección: la Sábana Santa de Turín.
El Nacimiento de Cristo se reproduce de modo plástico en los belenes. La Resurrección sólo la he visto así, en la iglesia de los jesuitas de Ruiz Hernández, de Valladolid. Uno de los religiosos, que ha estado muchos años en Tierra Santa, se ha atrevido a plastificarlo con maestría y arte admirables. Vaya desde aquí mi felicitación.

Josefa Romo