Saturday, March 16, 2019

Tener esperanza



El diccionario de la RAE define la esperanza como “el estado de ánimo en el cual se nos presenta como posible lo que deseamos”. Nos damos cuenta de que tener esperanza es algo profundamente humano. Por el contrario, ser un hombre sin esperanza es algo realmente horrible. Sin embargo, algunas veces, nos hacen falta cosas que se nos presentan como bastante difíciles de conseguir: la salud de un familiar muy enfermo, una mejora en los estudios o en el trabajo, adquirir una determinada virtud, o que se arregle una difícil situación familiar. Desde luego, tener esperanza no es ser un ingenuo; pero es algo sin lo que no se puede vivir.
Conviene caer en la cuenta que lo que nosotros estimamos como bueno, no siempre es lo mejor. Cuántas veces sucede que cuando se cierra una puerta, otra se abre. No controlamos muchas cosas de la vida. Incluso cuando las cosas han salido mal, no podemos asegurar que se trata de un mal absoluto. La esperanza es también una virtud teologal, por la que esperamos que Dios nos dará los bienes que nos ha prometido. Sin esta esperanza, es imposible entender el sentido de la historia y el de tantos millones de personas que a lo largo de ella han sufrido injusticias y asesinatos. El único ser que tiene esperanza es el hombre y esto se debe a que no es un ser vivo más, a que tiene espíritu. El ser humano es coexistencia con los demás, y con Dios, porque nadie quiere desaparecer y volver a la nada. El ser humano tiene esperanza de vida eterna; esto no la demuestra, pero es una pista a favor de su existencia.
Volvamos a cosas más a ras de tierra. Es bueno aspirar a tener una situación personal mejor, sin olvidar ser agradecido por tantas cosas buenas que tenemos. Pero esperanza supone esperar. Para esto es bueno aceptar la vida que nos ha tocado vivir cada día, aunque a veces sea costoso. Suele decirse “es lo que hay”. Este dicho tiene su razón, pero es algo cutre. Lo que nos rodea puede verse con un sentido providencial. Generalmente  nadie cambiaría su vida por la de otro, sencillamente porque no es la suya. Nuestra vida nos ha tocado, y nos ha tocado por algo. Este sentido providencial de la vida es fuente de esperanza. Nadie va a vivir mi vida por mí. Y nadie es más que nadie en cuanto a su naturaleza: todos los seres humanos tenemos la misma dignidad. Si procuro mejorar cada día, consiguiendo las metas que me he propuesto, o no, actualizo la esperanza y esto es bueno. Tener esperanza no es solo conseguir cosas, sino tener una actitud que me hace superarme ante la vida y que me hace mejor persona. Puedo tener esperanza en que mi vida, a pesar de mis fallos, puede ser buena y un faro de luz para los demás. No se trata de ser muy rico o de tener suerte. Se trata de ser un hombre con esperanza en un mundo mejor, en un amor bueno, en una causa justa, en que Dios tiene esperanza en mí; porque así soy más feliz y ayudo a los demás a serlo. Por esto, tener una gran esperanza es tener la alegría.

José Ignacio Moreno Iturralde

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