Una nueva historia de Mao Zedong escrita por Jung Chang y Jon Halliday muestra que ese señor, que quería implantar un mundo sin Dios y materialista, provocó, en tiempos de paz, más de setenta millones de muertes de chinos. Esa verdad hay que completarla con las que Estalim y Lénin provocaron en Occidente, y las de otros regímenes comunistas en el mundo... y concluir a donde nos conduce el ateismo.La incongruencia socialista, del señor Peces, está en defender que... para evitar los conflictos y muertes de las guerras de religión, que no existen en Occidente, eliminemos a Dios de la mente de los hombres... porque Estalim, Mao y compañeros debían ser unos fanáticos religiosos (aunque nosostros no lo sepamos). Tenemos un ejemplo más cercano: las checas de Barcelona, las que hicieron que Orwel despotricara del Orden Comunista y fuese estigmatizado por la progresía. Tenemos que pedirles que "purifiquen su memoria" y que Peces incluya en su Educación para la Ciudadanía que Dios no, por supuesto, pero Ateo tampoco, que es peor... ¿y así, a donde vamos? A un callejón sin salida ni esperanza. Y si probásemos a decir la verdad: Dios sólo trae orden y paz social. El hombre, creyente o no, trae el mal en su elección. Y, desde el ateismo, surge el desprecio a los demás seres humanos, el afan de poder y el potencial genocida... que eso nos enseña la Historia.
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