Trascribo telegráficamente algunas ideas que saqué de un coloquio sobre matrimonio canónico y nulidades matrimoniales con un sacerdote católico experto en este tema:
La conyugalidad es la capacidad de darse, de entregarse al otro y de ser responsable. Hay personas que no tienen, de hecho, esta capacidad. Puede ser por un egoísmo patológico, o por un egoísmo adquirido. Otro cuestión que puede afectar a la conyugalidad es una excesiva dependencia de uno de los cónyuges respecto a sus padres. La inmadurez severa es otro factor que puede hacer que un matrimonio sea nulo.
Por otra parte la Iglesia recomienda que, cuando se conoce a “la persona de mi vida”, con la que uno se quiere casar, el noviazgo no sea muy largo. La cohabitación marital durante años, sin haberse casado, supone quemar etapas; se llega al matrimonio con cierto cansancio que afecta a la fuerza de la conyugalidad. Además, se puede ver el matrimonio como un mero formalismo.
Personalmente la idea que saqué es que el matrimonio es una maravillosa realidad humana que la Iglesia enaltece a sacramento. El matrimonio no es, por tanto, el apaño de una situación inmadura e irregular.
José Ignacio Moreno Iturralde
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