Saturday, February 03, 2007

El bien común y la injusticia

El bien común y la injusticia

Autor: Francisco DomingoSubdirector del Instituto Superior de Ciencias ReligiosasUniversidad de Navarra

Fecha: 30 de enero de 2007

Publicado en: Diario de Navarra

En una situación normal sorprendería que sea precisa una acción popular para animar a un gobierno a no dañar gravemente a los ciudadanos.
En Navarra más del 80% de las familias quiere que se dé formación religiosa a sus hijos… y en este momento no piden nada: desean simplemente conservar el horario de la asignatura que ahora se tiene en el plan de estudios y que, al decir de muchos, es uno de los motivos por los que los resultados escolares son mejores que en las comunidades autónomas que recortaron la formación religiosa. Posiblemente es también una de las razones de que los problemas escolares no tengan aquí la gravedad que alcanzan en otros lugares.

Se han hecho públicos en este mes estudios recientes en los Estados Unidos que muestran que el ambiente religioso en la familia y la escuela tiene efectos muy positivos en relación con las drogas, la violencia y el rendimiento escolar… Así que, con la impresión que todos tenemos de por dónde van las cosas en España, lo lógico sería pensar en reforzar la presencia benefactora de la religión en la escuela.

Motivos para eliminar la Religión escolar: ninguno. Además Navarra tiene en Educación una autonomía que le permite satisfacer lo que la sociedad demanda, aunque en otros lugares de España se legisle contra los ciudadanos.

La propuesta que baraja el gobierno es de reducir a la mitad el horario de la Religión en tres de los cuatro cursos de Secundaria: “no se trata de eliminar la Religión, es reducir el horario para atender otras necesidades escolares”. Eso “no cuela”. Cualquier persona que tenga un poco de experiencia escolar o de conocimientos pedagógicos podrá decir que una asignatura que queda con una hora semanal es inoperante, y más si se trata de una materia que debe entrar en diálogo con las demás y aportar a los alumnos una visión de la persona, del mundo y de la vida.
Si quieren hacerlo, que lo hagan… pero que esté claro que “matan” la Religión escolar de modo arbitrario, mientras mienten hablando de otras necesidades. Nada resuelve una hora más de Inglés o de Matemáticas o de Música si no mejoran el orden y el silencio en el aula, la capacidad de esfuerzo, el respeto al profesorado, el sentido del deber… una serie de verdaderas necesidades escolares que no soluciona tampoco la “ciudadanía” zapatera.

Y que no vengan con que lo religioso está presente de modo “transversal” en diversos momentos de los programas: el aporte de sentido de la vida que da la Enseñanza Religiosa Escolar no se puede obtener sin una asignatura específica y bien estructurada. Los niños adquieren algunos conocimientos sobre cuestiones de detalle cuando aparecen desperdigadas por diversas asignaturas, pero plantear así las cosas en este caso es un engaño innegable y es no saber o no querer ver lo que la religión supone para una persona.

Es una grave amenaza para la familia que el Estado se reserve la decisión sobre el tipo de visión de la vida en que se eduquen su hijos. Y es tan claro que las familias tienen derecho a que la educación de sus hijos responda a sus perspectivas culturales y religiosas que, si un gobernante no lo tiene en cuenta, conculca, hoy por hoy, el artículo 27.3 de la Constitución Española.
Resulta muy lamentable que sea preciso repetir estas verdades tan sencillas una y otra vez. Pero, siempre nos queda la esperanza de que, aunque el Gobierno Central prefiera la injusticia y el desprecio de derechos patentes de la familia, los gobernantes que nos son más próximos escuchen a los ciudadanos de Navarra y procuren al menos no hacernos perjuicios graves.

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