Saturday, December 14, 2024

La vida de calidad es la caridad


En Alcalá de Henares, desde hace meses, es frecuente ver a grupos de africanos jóvenes, que van de un lado para otro. Hablan en su idioma y usan dispositivos móviles, que parecen tenerles encandilados. Espero muy sinceramente que esta estancia en tierras españolas les sea de mucho provecho.

Hace pocos días, avanzada ya la tarde, pasé por un discreto parque alcalaíno, mientras iba pensando en algunos agobios laborales. En un banco estaba sentado un hombre de color. Mi primera reacción fue la de no prestarle atención, no fuera a ser que me pidiera dinero o alguna otra cosa. Sin embargo, finalmente le saludé, aunque no le conocía de nada. Él me miró y sonrió, se llevó la mano al pecho, e inclinó muy levemente la cabeza, respondiéndome de un modo simpático. No tuve el salero o el corazón, o ambas cosas, para pararme e intentar una conversación con él. Seguí caminando y se me olvidaron mis anteriores problemillas. Me pareció que aquél hombre negro me había enseñado algo de su blanca y luminosa alma africana. Por un segundo, se había establecido un camino de fraternidad entre dos personas de países y culturas muy distintas. Me di cuenta que, tras un ajetreado día de actividades, aquella pequeña situación suponía algo de gran valor, de notable calidad.

En nuestras jornadas hacemos muchas cosas, tenemos una amplia gama de sentimientos, y pensamos en bastantes asuntos, donde en ocasiones –pocas o muchas- puede que no haya un telón de fondo de alegría. Pero si vivimos un auténtico encuentro humano, especialmente un acto libre de ayuda a un semejante, surge en nuestro interior algún decidido brote de felicidad. Cuando queremos verdaderamente; es decir: cuando afirmamos la verdad de otra persona, al margen de nuestros intereses o afectos, entramos en un nivel de vida más alto, más cualificado. Experimentamos una apertura del corazón, donde puede enlazarse lo humano con lo divino. Muchas de nuestras tareas diarias son necesarias, pero cuando adquieren plena categoría, señorío y   calidad es cuando se enfocan hacia el servicio y promoción de los demás, especialmente de nuestros familiares y semejantes más cercanos.

Pienso que la Navidad tiene mucho que ver con todo esto. Que Dios se haya hecho un niño necesitado, es un modo divino de conquistar y elevar el amor humano. En ocasiones las navidades pueden ser nostálgicas, al recordar personas que ya no están con nosotros. Pero las personas buenas que fallecieron están con Dios, en una plenitud de vida muy superior a la que nosotros tenemos ahora; y esto, que requiere de fe y de lógica, puede resultar muy consolador.

Aquél hombre africano, de pocos recursos, me enseñó a redescubrir que la caridad es la auténtica vida de calidad. Esta entrañable reflexión se ve rodeada por tantas limitaciones y precariedades personales y del ambiente que nos rodea. También la gruta de Belén era un sitio muy modesto; pero a la luz de una gran estrella, en el seno de una pobre y maravillosa familia, había nacido la auténtica vida, la misma Caridad que cambió el mundo.

 

José Ignacio Moreno Iturralde


No comments: