Monday, January 09, 2017

Ir sobrado por la vida

A un buen amigo sacerdote le ocurrió, hace años, la siguiente historia. Estaba celebrando misa en un pueblo, con asistencia de bastante gente. En medio de la celebración se acercó al altar un tipo rarísimo, vestido con unas calabazas, y con un bastón en la mano gritó: “¡Soy el profeta Jeremías!”. El ambiente se puso tenso. Mi amigo el sacerdote le dijo lo siguiente: “Vamos a ver, Jeremías, yo he llegado primero; cuando termine, vienes tú”. Ante tal muestra de sentido común, el extraño individuo dijo: “Pues es verdad”, y se fue. Asunto solucionado y  la misa pudo continuar con normalidad.

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