Saturday, May 01, 2010

A un padre tan querido


“Cuando una persona muere,
Dios acaba de amasar su existencia
para la eternidad.

Y en las manos de Dios, que nos amasa
una carne y un alma,
no se pierde ni una lágrima, ni un esfuerzo,
ni una ilusión, ni un sufrimiento,
ni un instante de la vida.

Con nosotros entra en la eternidad
la primera nevada,
el primer atardecer que nos ennobleció,
la primera música que nos hizo vibrar,
el primer amor de juventud,
nuestro padre que tanto nos quería,
los recuerdos mejores de esta vida”.

Eugueni Evtushenko, poeta ortodoxo ruso.