En el día de todos los santos supongo que bastantes personas echarán un vistazo a sus álbumes, llenos de recuerdos. Otra costumbre bien arraigada es la visita a las tumbas de los seres queridos. Allí, al considerar la alegría radiante de los bienaventurados, parece que algo de esa luz entra en nuestra vida haciéndola más grata, más amable. No digo que todo el mundo lo experimente así, pero pienso que detrás de todas esas manifestaciones, junto al cariño a los familiares difuntos, existe una nostalgia de Dios.
José Ignacio Moreno Iturralde
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