Saturday, November 15, 2025

Inquietudes y paz del corazón

Como el mar, el corazón puede pasar por momentos alborotados, inquietos. En ocasiones se pretende saciar ese deseo de querer, afectiva y corporalmente, de un modo pasional, algo alocado. Uno se fija en personas atractivas, que parece que podrían satisfacer esas tendencias. Pero si se tienen dos dedos de frente, y virtudes que educan el corazón, nos podemos dar cuenta de que estos sentimientos necesitan ser reconducidos a buen puerto.

Estamos hechos para querer, y es lógico que sintamos deseos que pretendan ser satisfechos. Pero para saber querer es imprescindible saberse queridos, reflexionar en quién nos quiere verdaderamente. Cuando uno es querido por alguien que considera importante, se sabe valioso y encuentra descanso y satisfacción. Además, es entonces cuando la inteligencia puede guiar mejor al corazón para que sepa amar a las personas como deben ser queridas y, por lo tanto, respetadas. La luz de la fe cristiana aporta orientación precisa a la mente y fortaleza de espíritu para saber amar sabiamente. Desde esta seguridad interior, donde se experimenta gratitud al caer en la cuenta del profundo aprecio que se nos tiene pese a nuestros defectos, se aprende a querer apasionadamente al mundo y a las personas, también cuando éstas presentan aspectos poco atractivos y con multitud de limitaciones. “Dame, hijo mío tu corazón, y miren tus ojos por mis caminos” (Proverbios 23:26).


José Ignacio Moreno Iturralde