Pronto comenzará el nuevo curso
escolar y las ideas sobre la enseñanza concertada son diversas. Se escucha, en
ocasiones, la idea de que el concierto a algunos colegios privados supone una
injusticia respecto al pueblo; pero considero que sucede justo lo contrario. Un
estado extiende tiene una estructura administrativa con una serie de servicios
y obligaciones respecto a los ciudadanos
de su territorio. Pero el estado regula también otros aspectos de la vida
social. Uno de estos es la ayuda a particulares para promover el bien común.
Una determinada iniciativa privada –los partidos políticos, por ejemplo- pueden
beneficiarse de prestaciones estatales. Es propio del estado ayudar a iniciativas
de los ciudadanos que cumplan con los estándares suficientes de calidad y de
servicio a la sociedad. Si el estado ayuda a financiarse a un colegio privado,
concertándolo, no está usurpando nada al pueblo, sino que está promoviendo la
iniciativa de un sector del mismo, cuyos miembros también pagan sus impuestos. Cuando el estado promueve iniciativas surgidas
del pueblo mismo, está ayudando a profundizar en la participación social
democrática. Pensar que el estado solo ha de preocuparse de la administración
estatal, desatendiendo a toda iniciativa popular, supone una visión estatalista
que puede llegar a ahogar la libertad de enseñanza, como sucede en las
dictaduras.
José Ignacio Moreno Iturralde
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