A los españoles nos gusta
pasarlo bien. No tenemos más que ver la cantidad de bares y de fiestas que
circundan nuestros espacios y calendarios. Pero otra cosa distinta es ser
buenos, porque esto es algo que requiere un cambio interior, y no solo
exterior. Hacer el bien significa respetar un orden distinto de cosas a la mera
apetencia, interés o conveniencia. Si por cuestiones ideológicas se va
perdiendo el respeto a la naturaleza de las cosas, llegamos incluso a no
respetar a los propios hijos. En España, durante 2023, han nacido 322.075
niños, lo que es una gran alegría. Pero en este mismo año se ha eliminado la
vida de 103.097 nonatos mediante la práctica del aborto, lo que resulta
desolador.
Amar la vida supone en
primer lugar respetarla, y darse cuenta de que es en la familia donde se debe
acoger la vida humana y cuidarla incondicionalmente. Como dijo San Juan Pablo
II, para creyentes y no creyentes, “la cultura de la vida se hace pensando en
los demás”. Ser felices requiere saberse verdaderamente queridos. Esto ocurría
y sigue ocurriendo en un gran número de familias. Pero ese amor familiar que
sustenta nuestros días, requiere de entrega personal a los nuestros. Merece la
pena considerarlo y vivirlo, para construir un mundo con esperanza y con amor a
la vida.
José Ignacio Moreno
Iturralde
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