Thursday, January 19, 2023

La sacralidad de toda vida humana.


Respecto a la vida humana del nonato, se ha ido imponiendo la mentalidad y la legislación que dan prioridad al pretendido derecho de la mujer a decidir respecto al desarrollo del feto. Hasta tal punto que quien contradiga esto es visto por amplios sectores como un retrógrado o un enemigo de la mujer, como sucede actualmente en España. Sabemos que esta mentalidad ha sido recientemente cuestionada por el Tribunal Supremo de EEUU, quien ha considerado que el aborto no es un derecho constitucional en su país.

Lo que quisiera destacar ahora es que se ha eliminado de este debate la noción de la sacralidad de toda vida humana. Elevar la dignidad humana a la categoría de sagrada puede ser rechazado por entender que es un término confesional. Pienso que no es así, aunque tenga un matiz religioso. La sacralidad de la vida humana y su consiguiente respeto incondicional, es patrimonio de muchas religiones, y de escuelas éticas que no profesan una religión concreta. Esta noción supone un profundo sentido de respeto y gratitud ante la vida de cada uno de los seres humanos, sea cual fuere su estadio de desarrollo. Eliminar una noción tan clave para la comprensión de nuestra identidad es un error grave. Además de lo dicho antes, solo se acepta una no sacralidad de la vida humana como una confesión democrática inapelable; y esto es un tremendo abuso. Hasta tal punto, que hace olvidar un principio elemental de la ética humana y del milenario decálogo judeocristiano: “no matarás”. El rechazo ante esta argumentación se viste de una sectárea laicidad donde se unen una autonomía individualista, un materialismo ideológico y un multimillonario negocio inhumano.

Cuando se considera el valor sagrado de la vida de todo ser humano ya no hay confrontación, sino cooperación, ayuda solidaria a la mujer, al varón, y a su hijo. Este es el exigente cimiento de una sociedad mucho más humana y justa; esa que a millones de nonatos no se ha permitido ver. Por ellos, por todos y todas, podemos cambiar hacia un mundo que valora y cuida toda vida humana.


José Ignacio Moreno Iturralde

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