Imaginemos una patera llena de inmigrantes en medio del mar. A cien metros, un naúfrago les pide auxilio. Sin embargo, los embarcados deciden no ayudar al que está apunto de ahogarse; piensan que bastante llenos van ya. Cuando arriben a costa y pasen su primera noche en una litera...¿Cómo se quedarán pensando en el semejante al que dejaron morir?...Pienso que una situación parecida, en parte, se da en un aborto voluntario. Pueden buscarse muchos motivos de inoportunidad o de riesgo, pero...¿Cómo queda la mujer que aborta? Por muchas razones que le amparen, ella sabe que no ha sacado adelante a su hijo, y esto pasa una dura factura psicológica, a veces de por vida. Por esto considero que la legitimación y propaganda del aborto es profundamente antifeminista y uno de los mayores ataques a la dignidad de la mujer. Es más fácil justificar, a veces lucrándose económicamente, el apuro de una mujer que proponer una ayuda integral a la maternidad.
José Ignacio Moreno Iturralde
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