Saturday, November 01, 2014

El derecho a la vida no es una cuestión de consenso sino de protección


Los derechos humano fundamentales como el derecho a vivir, aún siendo una criatura en el seno de la madre, son algo impreso en nuestra naturaleza. Respecto al citado derecho, el estado no tiene más actitud adecuada que protegerlo. Legitimar la muerte de un ser humano nonato, porque sea un incordio para sus progenitores, supone en pocos años la muerte de millones de criaturas y una grave lesión a la dignidad humana. Desgraciadamente el aborto se ha convertido en una práctica común y legalizada en nuestra sociedades occidentales, y en otras. Puede parecer entonces que hay que llegar a un consenso político al respecto. Pienso que no es así: la política es el arte de lo posible en la convivencia social, y requiere múltiples ejercicios de tolerancia e inteligencia. Pero un político tiene que tener unos mínimos principios fundamentales innegociables: uno de ellos es el derecho a la vida y, por tanto, la prohibición del aborto porque supone la muerte de seres humanos inocentes. Sin esos principios mínimos, que pueden ser ganados democráticamente por mayoría parlamentaria, un político termina por no tener más referencia que aferrase al poder. El derecho a la vida no es una cuestión de consenso sino de protección. La esclavitud y la persecución de judíos han sido prácticas comunes en ciertos momentos de la historia; pero quienes cambiaron esa situación lo hicieron desde los principios elementales de humanidad, no desde el consenso sobre temas que son un abuso respecto al ser humano más débil  e indefenso.

José Ignacio Moreno Iturralde

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