Thursday, February 12, 2009

Dios, Alguien sugerente, no una sugestión

Existen sólidas pruebas racionales para creer en la existencia de Dios. También ocurren cosas trágicas en el mundo, que llevan a pensar a algunos que creer en Dios es una sugestión. Quisiera ahora distinguir entre una sugestión y algo sugerente. Una sugestión es algo falso que considera verdadero aquél que la padece; pero una sugestión –como las que padece un enfermo mental- es algo patológico que evade de la realidad del mundo, no aporta armonía y no produce felicidad ni vida lograda. Es justo lo que ocurre cuando se afirma la inexistencia de Dios en un mundo donde existe una porción notable de males e injusticias: la realidad aparece como una trágica tómbola absurda, falsa, donde el dolor arbitrario de unos no tiene conexión con la felicidad fortuita de otros.

Algo sugerente es algo interesante, bello y atractivo. Puede haber cosas sugerentes que sean falsas, pero su atractivo tiene fecha de caducidad y provoca frustración final. Sin embargo lo sugerente atrae especialmente si es noble, sublime, verdadero y bueno. Creer en un Dios, creador y remunerador, que nos deja libertad pero que pone las cosas en su sitio después de la muerte es algo esperanzador. Si además se considera, como ocurre en el cristianismo –con una enorme cantidad de pruebas históricas y de experiencia, que requieren también la fe o la confianza en las verdades reveladas- que Dios es entendido como Padre misericordioso y amantísimo de sus hijos, el asunto es más que sugerente: es maravilloso. La vida, a pesar de sus pesares, cobra atractivo en todos sus momentos, pues siempre están dotados de sentido -pase lo que pase-. Creer en Dios supone también creer en el hombre y en que la aventura de existir merece la pena. Dios, Alguien muy sugerente, lleva a plenitud de sentido la vida y la felicidad de la persona humana. Es, por tanto, lo contrario a una sugestión.


José Ignacio Moreno Iturralde

1 comment:

eligelavida said...

“Creer en Dios supone también creer en el hombre…” Cierto, y Aristóteles afirmaba también lo contrario y decía que la existencia del hombre implica necesariamente la existencia de Dios.