Sunday, August 14, 2022

Lo masculino y lo femenino: dos miradas que se iluminan.


Cien billones de células XY o cien billones de células XX es una diferencia genética, originaria, entroncada en lo que antes se llamaba linaje; es decir, en el género que genera la mayor de las solidaridades conocidas: las relaciones paterno filiales, que entroncan con un árbol milenario de familiares.

Por la calle se ven personas, mujeres y hombres, cada uno con su historia, con sus aspiraciones, tendencias, penas e ilusiones. Seres hechos para ser libres como las águilas; unas aves que tienen unas alas muy pesadas. Personas que, en sus quehaceres, buscan forjar su identidad a través de sus experiencias en el mundo. De todas las diferencias posibles, la distinción entre lo femenino y lo masculino es una de las más admirables. Se trata de una diferencia que se descubre desde una mirada intercambiada desde un plano de radical igualdad.

El hombre puede descubrir en la mujer el encanto, el significado y el descanso de su vida. La mujer se ve más dotada de sentido al verse valorada, cuidada y respetada por un hombre que la quiere y al que quiere. Si se casan -esa fantástica osadía humana- y tienen hijos, la masculinidad se perfecciona en la paternidad y la feminidad en la maternidad. La mirada conyugal entre mujer y hombre gira en un círculo virtuoso, en el que se reflejan los ojos de hijas e hijos. También es posible esa mutua admiración si los hijos no vinieran.

La lamentable sucesión de abusos pasados y presentes son una historia de lo brutal, cobarde y machista; características diametralmente opuestas a la masculinidad de un hombre cabal. Por otra parte, las separaciones y divorcios, que tanto proliferan hoy en día, no han de olvidar el atractivo de la ecología familiar; del mismo modo que los incendios no pueden negar la belleza de los paisajes naturales.

La mirada cordial de la mujer, ayuda al hombre a encontrarse a sí mismo; y viceversa. Los proyectos personales, de hombres y mujeres, son importantes; y se ha avanzado en el respeto a la igualdad en el mundo académico y profesional. Todavía queda mucho por mejorar. Pero lo vida no es solo una sucesión de tareas y logros, sino un misterio y un regalo. La antropología más profunda habla del ser humano como alguien que tiene una misión que cumplir. Tal nervio de la vida es en parte concedido y en parte personalmente desarrollado. Si nos olvidamos de la prioridad de lo que somos respecto a lo que queremos, nunca podremos encontrarnos a nosotros mismos. No se trata de defender una resignación depresiva, sino de aceptar libremente un modo de ser personal que tiende a la excelencia. Los problemas y nudos en la propia existencia no son un expediente para querer ser lo que no somos, sino precisamente la fragua de fuego para sacar adelante lo mejor de nosotros mismos. La lógica de la creación tiene límites, como los tiene un bosque, las montañas, o una buena historia. Pero es desde esos límites, a veces incomprensibles y dolorosos, desde los que se puede mirar el mar, el cielo, las estrellas, y un camino personal que se dirige a mucho más allá que uno mismo.

Siempre se ha dicho que detrás de un gran hombre hay una gran mujer; pero quizás convenga hoy recordar que detrás de una gran mujer hay un gran hombre. Esto no implica necesariamente una vocación conyugal, puede tratarse de otro tipo de relación familiar o de amistad. Pero la distinción entre lo masculino y lo femenino constituye nuestras raíces y nuestra condición para vivir un amor maduro, que da fruto.


José Ignacio Moreno Iturralde

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