Ella era como una mañana
clara. Si tuviera que definirla por una característica, elegiría la simpatía.
Hija de familia numerosa, se había quedado huérfana de padre siendo muy niña;
después pasó por una guerra civil, y por otras severas circunstancias. Nada de
aquello había disminuido su arte de vivir y de trabajar. Nunca la recuerdo
ociosa, y jamás melancólica. Como un pájaro que canta en un árbol, contento de
ser lo que es, ella vivía la vida con un realismo y sentido práctico pasmosos.
Quería a la gente, se daba a sus familiares y amigos, y era muy querida por
todos los que la conocían.
Siendo su formación
académica muy escasa, por circunstancias de los tiempos que le tocaron vivir,
trataba con igual naturalidad a potentados y a modestos, y se diría que estaba
a gusto con todos. Esto era compatible con tener un carácter acusado y un genio
que podía estallar ante alguna falta de respeto, aunque esto ocurría muy de
tarde en tarde.
Y así pasaron sus días,
animando a los demás, tirando hacia arriba de todos. Muchas veces he pensado en
su aceptación de la vida de ama de casa, esposa y madre. Pienso que ella ni se
lo planteaba, y si le hablara de aceptación probablemente se echaría a reír.
Tal era su salud mental.
Era profundamente
cristiana y fiel a sus compromisos. Había logrado identificar en su vida una
profunda fe católica con un fantástico sentido de la libertad personal.
Transmitía que la vida es bonita, que la familia merece la pena y que Dios
existe.
Siempre estuvo disponible
para afrontar los retos de la vida, y supo hacerlo con valentía y decisión. Los
rigores de una larga enfermedad no minaron su alegría de vivir y su continuo
pensar en los demás. Afrontó su muerte con una fe inquebrantable, con la paz que
dan los sacramentos y, para colmo, con un sentido del humor desarmante.
¿Cuál era el misterio de
esta mujer maravillosa? … Pienso que tiene que ver con algo que iba más allá de
sí misma. Por su parte, ella supo recibir la vida con gratitud y demostrarlo
con obras de un modo sencillo, profundamente humano y muy atractivo.
José Ignacio Moreno
Iturralde
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