Tuesday, April 25, 2023

La fraternidad y su andadura histórica en la edad contemporánea.

 

El tercer lema de la revolución francesa es muy anterior a ella. Comenzó con la misma humanidad. El ser humano es esencialmente familiar y social. Necesita de la amistad y cooperación de sus semejantes.

Tras las guerras mundiales, han seguido dándose iniciativas de solidaridad y cooperación. Han proliferado múltiples ONG que hacen un gran bien. Pero queda mucho por hacer. La mentalidad de ganar yo para que ganen los demás, sigue siendo una novedad. Sin embargo, todos sabemos que tan solo una existencia de sincero servicio a los demás es lo que lleva a tener una vida lograda.

Los Organismos mundiales como la ONU han planteado una serie de objetivos de desarrollo sostenible muy loables para el año 2030: mejora en la ecología, disminución de la pobreza, igualdad de la mujer, entre otros. Pero resulta inquietante que no haya ningún objetivo para ayudar y fortalecer la institución familiar. Por otra parte, se planea extender como un derecho el aborto, sin la más mínima consideración y respeto a la vida del no nacido. Además, se pretende un control de la natalidad mundial, organizado por grupos de poderosos, que parecen dominar buena parte del mundo. No hay un auténtico afán de desarrollar la dignidad de cada persona, para que sea ella la que esté en condiciones socioeconómicas suficientes para tener los hijos que estime oportuno. Los casi 8.000 millones de personas actuales, crecen lentamente a nivel mundial y decrecen alarmantemente en Europa y muy especialmente en España. Hay espacio para muchos más miles de millones de personas en este mundo. Pero esto supone ayuda, sacrifico, compartir riqueza y promoción social y política. Se trata de algo que molesta profundamente a algunos.

La Historia es con frecuencia un recuento de conflictos y luchas de poder. Por tanto, se estudia de un modo bastante superficial. Miles de millones de actos de servicio, ayuda y afecto entre los hombres no son narrados. Todos los desvelos de los padres por sus hijos, así como infinitos actos de heroísmo y nobleza, son mencionados muy de vez en cuando. Algo similar sucede en los actuales medios de comunicación, con frecuencia alarmistas y morbosos.

Los estudios de Historia son importantes: nos dan conocimiento de nuestro pasado y, por tanto, nos ayudan a entender nuestra vida. Pero la Historia más auténtica y real es la que vive cada persona. Todo ser humano asume la historia y da una respuesta personal con su vida. La historia no es otra cosa que el campo de juego de las personas. Hay una primacía de la persona sobre la historia, porque ésta pasa, pero la persona permanece. Los mejores clásicos y las religiones más importantes, siempre han defendido la existencia de la inmortalidad de la vida humana, de la existencia de una vida eterna que empieza ya aquí. El cristianismo explica que la caridad actual es una semilla de la gloria futura. Chesterton decía que el mundo es una novela donde los personajes pueden encontrarse con su autor. El cristianismo es Cristo: Dios hecho hombre. En Él todas las personas de buena voluntad están unidas por lazos fuertes. Esta unión perfecciona la libertad personal y lleva al espíritu humano a un grado de felicidad, del que todavía conocemos bastante poco.

Los horrores y las maldades del mundo no son sino consecuencia de una libertad mal ejercida. Pero el cristianismo ha hecho del dolor una sola cosa con el amor: una llave donde el ser humano es capaz de encontrar el sentido de su vida y de la de los demás. El Papa Francisco habla constante y audazmente de la necesidad de comportarnos como humanos.


José Ignacio Moreno Iturralde

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