Para dar buenos frutos tendré que conocer
mis raíces, ya que el árbol de mi vida es un desarrollo de su semilla. Nos
interesa, por ejemplo, conocer cosas de nuestra historia familiar. Necesitamos
tener ejemplos de vida para decidir la nuestra.
También es bueno saber algo de historia,
que es la memoria colectiva de un pueblo. El pasado es una escuela de
aprendizaje para el futuro. El tiempo es una realidad cotidiana en que el
presente enlaza el pasado con el futuro. Decía C.S. Lewis que el presente es el
punto de encuentro entre el tiempo y la eternidad.
Buscar el origen último de todo lo
existente es una pretensión ambiciosa y humana. A los valiosos datos de la
ciencia experimental, se pueden añadir ideas de Tomás de Aquino: Que existe una
primera causa de todo lo demás, parece razonable si nos percatamos que sin una
causa inicial no habría causas ni efectos posteriores. Que esta primera causa o
motor de la realidad sea inmaterial es una afirmación coherente. Veámoslo:
todas las realidades materiales que vemos alguna vez no existieron. Si la
primera causa no existió, hubo un tiempo en que no existía nada. Pero de la
nada no sale nada, y ahora no habría nada, cosa rotundamente falsa. Por tanto,
tiene que haber un ser inmaterial y necesario, del que dependen los demás.
Otra noción importante es la de la causa
final: la primera en la intención y la última en la ejecución. Sería, por
ejemplo, la que pondría en marcha un proyecto hasta que se termina. Las
finalidades son reales: los oídos oyen y los ojos ven, aunque haya excepciones.
Todo esto es de sentido común, pero hay quienes no lo aceptan. Sin embargo, los
que niegan las causas y las finalidades lo hacen con una finalidad.
Las finalidades de los seres se despliegan
en el tiempo afrontando muchas variables. Pero la evolución no es el desarrollo
de una materia sinsentido, sino el desenvolverse, con unos fines, de una
realidad que no se explica suficientemente por sí misma, porque remite a algo
que va más allá de ella. Si veo unas pisadas en la nieve puedo pensar que se
deben a algún extraño fenómeno químico, pero es bastante más sensato concluir
que alguien ha pasado antes por allí. El mundo está lleno de pisadas y de señales.
El ser originario, por ser la raíz de
todo, lo es del ser de los seres vivos e inertes. Nuestra dependencia atañe al
núcleo de nuestra propia realidad. En los seres humanos se trata de una
realidad libre, que puede percatarse de esta dependencia. Así, cada instante de
mi existencia puede ser entendido como una comunicación con el ser pleno de
realidad. Esto ayuda a intentar vivir cada momento con plenitud de sentido. Por
esto, el principio absoluto de nuestro ser nos acompaña en todo momento. Al
final de nuestra vida en este mundo, si la hemos vivido con un sentido
verdadero, podremos encontrar plenamente al ser que es nuestro origen.
José Ignacio Moreno Iturralde
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