Saturday, September 25, 2021

Cantidad y cualidad: la distinción que hace posible la vida


Algunos identifican lo cualitativo con lo cuantitativo: a fin de cuentas, cambiar de color o de sonido puede ser cuestión de apretar más o menos un botón. Pero lo que no acaban de entender estos materialistas es a la propia materia. Los griegos cásicos, con su buena dosis de sentido común, se dieron cuenta de algo elemental: el orden de la materia es inmaterial. Las piedras pesan lo mismo arrinconadas, que ensambladas con maestría en un acueducto. Pero qué diferente es su resultado cualitativo. Otro ejemplo: los componentes bioquímicos separados se comportan de un modo muy diverso a los conjuntados prodigiosamente por un programa de vida, que ni siquiera google puede llevar a cabo.

La distinción es clave para acertar en la vida, incluso para que la vida pueda existir. No es lo mismo el norte que el sur, el este que el oeste, el verdadero amor bueno que el falso amor malo, la conducta ejemplar y la depravada. Es diferente ser abuelo que nieto, padre que hijo, hombre que mujer. Si todo se identificara por una pretendida igualdad, donde el materialismo se identifica con el relativismo, desaparece la pluralidad de la vida. 

La libertad humana es algo que nos hace ser más que materia. Pero la libertad de algunos pretende destruir el orden de la materia, como si ésta fuera algo construido y dominado enteramente por ellos. Sin embargo, la libertad está afiliada a la realidad, como una hoja a su árbol. Si la hoja se arranca del árbol tiene una libertad que la conduce a la muerte.

La igualdad está precisamente en el orden de los distintos y cualitativos modos de ser o naturalezas (vegetales, animales, etc), de los que cada individuo participa de un modo diverso. Todos los seres humanos tenemos una igualdad de dignidad y derechos; precisamente porque tenemos una misma naturaleza. Si se deconstruye la naturaleza humana, el abuso y la desigualdad están servidos.

Algunas ideologías pretenden exaltar unos valores, desgajándolos de su realidad natural. Lo más patético del igualitarismo materialista es su vehemencia para atacar cualquier disenso a sus creencias. Su libertad exaltada busca una igualdad sin fronteras, negando otras libertades que solo piden respeto al orden de la vida. Al no entender la materia, el igualitarismo extremo cae en la cultura de la muerte, algunas de cuyas manifestaciones son el aborto y la eutanasia. Precisamente por no saber distinguir entre la cantidad y la cualidad, cuya combinación hace posible toda vida, entre las que destaca la humana.

 

José Ignacio Moreno Iturralde 

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