Causa estupefación el ver la capacidad que tiene algún periodista y su medio, casi siempre proclive a la crítica contra la Iglesia Católica, a tergiversar, torcer y coger el rábano por las hojas, cada vez que la jerarquía habla sobre un tema religioso que no es de su agrado. Es el caso de J. M. Vidal, responsable de Religión Digital, que con ocasión de la presentación del nuevo catecismo por Monseñor Salinas, presidente de la Subcomisión de Catequesis de la CEE, le atribuye conceptos e ideas que no salieron de su boca.
Se presta a confusión titular así: "La iglesia 'rediseña' el infierno", para luego decir que "los novísimos ya no son lo que eran" o "que los obispos adaptan la doctrina al aquí y ahora de nuestro tiempo". Es información sesgada, no conforme a la realidad. No hay oposición, como quiere ver Vidal, en el contenido de la enseñanza de la Iglesia sobre el infierno, con cambios que no afectan a lo sustancial de su formulación (si es un lugar, una situación, o un sufrimiento). Aclaremos. Es esencial e invariable en la enseñanza de la Iglesia basada en Jesús, el Evangelio, la tradición y el Magisterio de 20 siglos, estas afirmaciones nucleares: existe el infierno con sufrimientos de hombres, separados de Dios al morir, y para siempre. Esto es de fe. Lo demás, que no es nuclear sino accidental, no constituye materia de fe. Ni se han dado contradicciones en la enseñanza de los Papas, ni en la formulación de unos catecismos con otros. Es pretender buscarle tres pies al gato.
Miguel Rivilla
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