Con trescientos setenta y siete pies de largo y un peso de 5,680 toneladas, el Dorshester fue puesto al mar como un lujoso barco de pasajeros en 1926 por la Compañía de Transportes de Baltimore ?Merchant y Miners.? Anunciado igual a un hotel fino, tenía capacidad para 300 pasajeros con lo mejor de las comodidades y entretenimientos, incluyendo un casino, como un crucero de la parte este de Estados Unidos desde Florida a Nueva York.
En marzo de 1942, los submarinos alemanes de guerra estaban destruyendo los barcos Aliados en el norte del mar Atlántico, y el gobierno no estuvo preparado. El Dorchester, junto a un incontable regimiento de buques de diferentes diseños, propósitos, condiciones y edades fue llamado al servicio. Como un portador apretado de tropas, el USAT Dorchester llevó a soldados, marineros mercantes y a trabajadores civiles a sus deberes en el ártico inhóspito - y estratégico - de Groenlandia.
Su preciosa carga humana era una blanco deseado para los cautelosos submarinos alemanes, por lo que siempre estuvo protegido por un convoy. La tarde del 2 de febrero de 1943, el USAT Dorchester con destino a Groenlandia, con 902 tripulantes dejó Newfounland junto a dos barcos escoltados por tres Buques de la Guardia Costera. A las 12:55 a.m. de la siguiente mañana, a unas 100 millas de su destino, el USAT Dorchester fue alcanzado por un torpedo disparado desde un submarino alemán U-233. Veintisiete minutos después, el Dorchester hundió en las aguas del Atlántico, llevándose a muchos de sus pasajeros con él.
Fueron 231 los sobrevivientes rescatados de las frías aguas, su sobrevivencia parecía ser un milagro después de un milagro. De estos milagros recontados a través de los años, son conocidos por ser el resultado del ejemplo heroico de cuatro clérigos que ahora son llamados ?Los Cuatro Capellanes.?
Por providencia de Dios, los cuatro fueron asignados al USAT Dorchester en su última travesía: Teniente George L. Fox, ministro metodista; Teniente Alexander D. Goode, rabino; Teniente Juan P. Washington, sacerdote católico; y teniente Clark V. Poling, ministro reformado holandés. Los cuatro habían sido formados en una escuela rápida de Capellanes en Harvard y estuvieron contentos de haber sido asignados al Dorchester. Con carisma y talento poco común, hicieron un equipo dinámico que dio confort y coraje a jóvenes asustados por los inadvertidos peligros que estaban al acecho en el Atlántico a principios de 1943.
Cuando el torpedo chocó contra el barco en la madrugada del 3 de febrero, entraron en acción, dirigiendo a los hombres a través de la oscuridad a la cubierta y a los botes salvavidas, animándolos y siguiendo la orden de abandonar el barco. En cubierta distribuyeron los chalecos salvavidas a los hombres que no tenían y cuando estos se acabaron, los capellanes dieron los suyos. ?Fue la más fina cosa que yo he visto y espero ver en este lado del cielo,? dijo Juan Ladd sobreviviente de los sucesos. El testimonio de otros cuenta que cuando la nave se hundió, los capellanes estaban brazo a brazo, apoyados sobre la cubierta; a través de la oscuridad, se les podía escuchar orando, cada uno en su propia tradición.
A los cuatro capellanes se les concedió póstumamente la condecoración de la Cruz del Servicio y el Corazón Púrpura en 1944. Un sello postal conmemorativo de tres centavos salió el 28 de mayo de 1948 y el primer día de su emisión sobres de Washington D.C. fueron marcados con el sello. La condecoración por heroísmo fue autorizada por el congreso y las condecoraciones póstumas por el Presidente en 1961 ?la única vez que se ha entregado. En 1998 una resolución pasó unánime a través de la Casa y del Senado para designar el 3 de febrero como el Día de los Cuatro Capellanes. De los cuatro capellanes tres eran Boy Scouts.
Los Cuatro Capellanes son conmemorados a través USA en numerosas formas, incluyendo vitrales en el Pentágono, la Catedral Nacional de Washington, y la Iglesia de San Esteban en Kearny, Nueva Jersey, donde el Padre Juan Washington sirvió como asistente de pastor. El lobby de la escuela pública llamado Rabbi Goode en York, Pennsylvania, tiene un mural con los rostros de los capellanes y una inscripción del profeta Malaquías 2, 10 en hebreo, latín e inglés:
¿No tenemos todos un mismo Padre?
¿No nos ha creado a todos un mismo Dios?
¿Por qué, entonces, cada uno se aprovecha de su hermano,
profanando la alianza de nuestros padres?
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