En mi opinión los obispos españoles, junto a las multitudes cristianas que se congregaron en el acto de Colón, ejercían, en primer lugar, un derecho de todo ciudadano –un obispo también lo es-: la libertad religiosa y la libertad de expresión. El encuentro tenía un sentido religioso, no político. Los obispos y laicos, representantes de movimientos religiosos, defendieron una ética universal de la que participan otras comunidades religiosas y muchas personas no creyentes: el matrimonio como la unión entre un hombre y una mujer con la posibilidad de tener hijos y con carácter estable. Por este motivo dijeron que las leyes sobre el matrimonio homosexual y el divorcio rápido son un error respecto a toda persona y a la sociedad. Entiendo que el gobierno no esté de acuerdo con estas declaraciones, que discrepe y ofrezca otras alternativas. Pero el tipo de la respuesta de nuestras máximas autoridades civiles revela una ausencia de aprecio a las voces discrepantes, algo esencial en democracia. No encuentro precedentes, siendo historiador, en ningún gobierno democrático occidental, ni en miembros del gobierno de países islámicos, de un ataque semejante a la misma persona del Papa, en quien los católicos y muchos cristianos vemos el rostro esperanzado y, en ocasiones lloroso, del Padre. Ante estos acontecimentos , además de lo que esté en mi mano como ciudadano laico –seglar- y libre, procuraré –como cristiano- intensificar mi oración y mi sincero respeto por las personas del actual gobierno.
José Ignacio Moreno Iturralde
No comments:
Post a Comment