Desde hace pocos años están aumentando las burlas y vejaciones públicas contra la fe católica en España. Quisiera decirles algo a las personas que se dedican a hacer estas blasfemias. El insulto que se lanza contra el cielo le cae a uno en la cara. No me refiero ahora al castigo divino sino a otra cuestión que quizás no se ve venir. Este tipo de ofensas van degenerando la conciencia y en momentos de apuro, como puede ser una grave enfermedad o la proximidad de la muerte, la misma conciencia puede vengarse de su mal uso en forma de desesperación. Sepan estos individuos ofensivos que en esos duros momentos no será su enemigo el Dios justo y misericordioso al que tanto insultan, sino ellos mismos.
José Ignacio Moreno Iturralde
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